La Jornada martes 20 de julio de 1999

ASTILLERO Ť Julio Hernández López

Aun cuando fuese escrito en inglés, el reporte del auditor canadiense de las cuentas del Fobaproa no aportó nada que los mexicanos no supiesen: que la impunidad sigue siendo el pegamento con el que se mantiene en pie el sistema; que los dineros públicos han servido para enriquecer a banqueros, empresarios y funcionarios avispados; y que los asuntos electorales del PRI, y de sus campañas presidenciales, se mantienen ajenos al escrutinio.

Nada nuevo, aunque se hubiesen gastado 20 millones de dólares para pagar los estudios del equipo de análisis encabezado por Michael Mackey. Nada nuevo, por lo cual el propio vocero de la Secretaría de Hacienda, Marco Provencio, había adelantado que el resultado de las auditorías al Fobaproa iba a desilusionar a varios, pues de esa indagación no se desprenderían elementos para fincar responsabilidades a piezas importantes de la trama.

Nada nuevo, por lo cual José Antonio González Fernández le ha dicho a Elena Gallegos, en entrevista para La Jornada, que respecto a los dineros recibidos en 1994 para las campañas, "lo que pasó, pasó..." Nada nuevo, por lo cual el líder nacional del PRI considera que la gente ya está harta de ese tema.

Y sin embargo, se mueve

Pero hoy, aunque a veces parezca que los cambios habidos en el país son insuficientes, hay nuevas dinámicas, nuevos movimientos, de resultados imprevisibles.

Carlos Cabal Peniche, por ejemplo, anuncia desde Australia, por medio de sus abogados, que dará a conocer más documentos bancarios con los que demostrará el tamaño de sus aportaciones a la campaña presidencial de Ernesto Zedillo. Cabal Peniche, el banquero estrella del salinismo, da una vuelta de tuerca más así al zedillismo acosado desde Dublín: se busca que se reduzca aún más la sentencia de Raúl, que pronto esté libre, que Carlos pueda volver de nuevo a ocupar lugares estelares de la vida pública, que Roberto tenga garantías de equidad en la competencia contra Francisco...

Ya lo pasado, pasado...

Y para confirmar la gravedad de las presiones salinistas, allí está Pepe Toño, el dirigente nacional del PRI, diciendo no sólo que lo que pasó, pasó, sino también que los esfuerzos del tricolor para retener el poder no implican un acuerdo con Salinas de Gortari. Como es sabido, las declaraciones de muchos políticos hay que leerlas y entenderlas... justamente al revés.

Y por ello Jesús Aranda, el reportero de La Jornada especializado en asuntos de índole judicial y militar, ha escuchado a informantes de privilegio que advierten que Raúl Salinas de Gortari tiene las puertas abiertas para que su sentencia sea reducida hasta a once años, con lo cual estaría listo para salir de prisión el año venidero. Luego de la decisión del magistrado Tomás Hernández Franco, de dejar en sólo 27 años y medio la sanción a Raúl, ahora se podría retirar la agravante de la ventaja y dejar el homicidio en simple intencional y no en calificado. ƑQué tal que Raúl pudiese salir libre apenas después de las elecciones del 2000?

Reconciliarse con el buen Carlos...

Mientras tanto, continúa la lucha de los precandidatos priístas. Roberto Madrazo Pintado, el candidato del señor de Dublín, el hombre que con gusto abriría personalmente las puertas de Almoloyita para que saliera Raúl, mostró ayer su dominio de las tradicionales técnicas priístas del acarreo y la matraca. Más de 50 autobuses trasladaron a quienes acompañaron al tabasqueño del Monumento a la Revolución a la sede nacional del PRI, donde se apuntó oficialmente como aspirante presidencial.

Y en ese marco, del viejo priísmo redivivo, con mapaches danzantes, con los Aguilar Talamantes de nuevos aliados, con el apoyo de un conjunto musical guapachoso, Madrazo Pintado lanzó su propuesta de un nuevo pacto político mexicano, con el que se logre "la reconciliación en México".

Una reconciliación que, en el caso propuesto por Madrazo llevaría por principio de cuentas a no pelear más entre mexicanos, a vernos como hermanos, a perdonarnos agravios ciertos o falsos, a recibir con los brazos abiertos, por ejemplo, a Carlos Salinas de Gortari, acaso a darle alguna responsabilidad pública, como a otros ex presidentes.

"Y si el voto popular me da el triunfo..."

Francisco Labastida Ochoa, el candidato de Los Pinos, mientras tanto, se deja llevar por la inercia, se mueve porque el libreto así se lo exije. Ayer visitó Acapulco, y se paseó por el mercado Renacimiento, donde meses atrás se aparecieron grupos pertenecientes al Ejército Popular Revolucionario, los que, en aquella insólita ocasión, durante largos minutos hablaron con la gente, le entregaron propaganda, y se dejaron tomar fotos con sus ropas de campaña.

Labastida Ochoa dijo allí que los movimientos guerrilleros tienen como sustrato la pobreza, y prometió que de llegar a la Presidencia destinaría recursos especiales para Oaxaca, Chiapas y Guerrero. También dijo que si triunfa en el 2000, de inmediato buscará los contactos adecuados para reiniciar las negociaciones con los zapatistas. Ya antes ha fijado el sinaloense su postura de que lo mejor será retomar el caso chiapaneco hasta después del 2000.

Pero al ex secretario de Gobernación le truenan los cohetes hasta en su propia casa. El secretario de acción indígena del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Enrique Ku Herrera, considera, por ejemplo, que sería "muy triste" que las negocaciones de paz con el EZLN se reanudaran hasta después del año 2000, y que una decisión de este tipo entrañaría "un alto riesgo".

La receta de los 15 minutos

Pero Marcos y el zapatismo no son piedra de tropiezo sólo para el priísmo. Vicente Fox asegura (con ese desparpajo del que nadie deberá quejarse si mañana llega a ser el presidente de México, pues lo ha mostrado con amplitud e insistencia, reiterando que sus juicios con frecuencia son superficiales, frívolos e irresponsables): en 15 minutos arreglaría el problema de Chiapas, "siempre y cuando el subcomandante Marcos esté dispuesto a proteger a los indígenas".

Quince minutos para resolver Chiapas, pide Fox, pero su partido, el PAN, no puede en meses resolver el asunto de la alianza electoral opositora y del castigo a los culpables de los quebrantos financieros pagaderos con cargo al Fobaproa y al IPAB.

Porque, en el fondo, Acción Nacional sigue aferrado a la idea de que debe concurrir en solitario a las elecciones del año 2000, para preservar su identidad y su plataforma electoral. La mayoría de las encuestas muestran que Vicente Fox tiene en estos momentos más popularidad que Cuauhtémoc Cárdenas, y hay estudios que manifiestan resultados difícilmente remontables, pero aun así, con esas tendencias demoscópicas favorables a sus intereses, a su abanderado, en el PAN hay una reticencia de origen, casi de clase, a unirse con el PRD y a contaminarse con el sentido social del cardenismo.

Por otra parte, en el caso del Fobaproa y el IPAB, los panistas insisten en que no desean tomar el poder (en la fecha que esto suceda, en el 2000 o en el 2006) sobre las ruinas nacionales. Por ello es que no presionan de verdad, no exigen castigos de fondo, no tocan la estructura presidencial, ni sus campañas ni sus vinculaciones con el poder económico.

Lo único bueno de todo esto es que, a fin de cuentas, no es importante saber inglés para desentrañar los estudios sobre la vida política y económica de México.

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