Fabricar la verdad

 

Pablo Espinosa

Los libros los escriben los mentirosos, increpa Mary, cuarta y última esposa de Ernest: ''ƑCómo puedes competir contra un hombre que describe cómo disparó contra un león y lo mató y luego se lo llevaron al campamento en un camión y de repente el león resucitó?"

Responde Hemingway: ''Yo soy un escritor de ficción, de manera que yo también soy un mentiroso e invento cosas a partir de lo que sé y de lo que he oído. Soy un embustero. Mi excusa es que yo fabrico la verdad al inventarla más verídica de lo que hubiera sido. Eso es lo que hace a los escritores buenos o malos. Si escribo en primera persona, aun haciendo constar que es ficción, los críticos seguirán tratando de demostrar que esas cosas nunca me sucedieron a mí. Eso es tan de bobos como tratar de demostrar que Defoe no era Robinson Crusoe y que, por lo tanto, el libro es malo".

Tal diálogo acontece en pleno clímax del libro póstumo que Editorial Planeta puso a circular en España y que en México aparece (esa versión española, empastada a todo lujo) restringidamente en espera (la próxima semana) de la edición mexicana de Al romper el alba, presentada como ''novela" cuando en realidad se trata de un texto privado, dado a luz por su hijo Patrick, quien a su avanzada edad continúa, con sus hermanos John y Gregory, ese jugoso negocio llamado Hemingway Ltd., empresa que maneja el legado hemingüeyano de la misma manera que los productores de Star Wars (traducción: La Guerra de las Ganancias) diseñan ''mercancía colateral".

Aun antes de ser leído en México, Al romper el alba es saludado como ''polémico" e incluso como "malo". Luego de leerlo, uno no puede sino agradecer la publicación de documento de tan singular valía. Entre otros asertos, el balance indica: no se trata de una novela. No es un texto ''malo". Es un documento imprescindible para todo interesado en la obra de Hemingway. Al fin y al cabo, Ƒquién puede denostar la publicación de un inédito de Stendhal, Proust, Capote? ƑUn texto inacabado de ellos termina con sus respectivos mitos/genios/leyenda?

Lo que se vende en español como Al romper el alba y en inglés como True at first light (La verdad a primera luz) estuvo guardado tres décadas en la biblioteca John F. Kennedy de Boston. Es un manuscrito que elaboró su autor en Kenia, a finales de 1953 y principios del siguiente año (a los 54 años) mientras pasaba con su esposa, Mary, una temporada en el invierno africano, practicando sus pasiones: la caza, la bebida, el amor, la lectura, la escritura. La vida. Entre otras revelaciones, la fama del icono, macho por antonomasia, se tambalea frente a la cruda visión que de él tiene su esposa: un hombre gigantesco de físico y de espíritu que es capaz ųdice ellaų de dormir en un catre dejando todo el espacio para que su mujer se sienta cómoda, amada, protegida. ''Eramos muy felices", resumen ambos.

ƑLa verdad de la luz primera?

Al romper el alba no tiene estructura narrativa. Ausente, también, la tensión dramática. Aventurar la siguiente hipótesis no obedece más que a la lógica: trátase de un material de trabajo, uno de esos muchos textos que un escritor elabora y guarda en el cajón a la espera de todo o de nada. Más que calistenia, este relato en primera persona documenta jornadas de felicidad introspectiva. Los esposos que se saben amigos que se saben amantes que se saben solos. El choro que se avienta en la Introducción Patrick Hemingway tiene un tufillo de inecesaria justificación. No hace falta pretextar nada para tomar del cajón, a hurtadillas del padre, ya muerto además, un texto para ponerle nombre y ponerle precio y venderlo como novela. Bienvenido el texto, vade retro el tufillo. Ya cumplió cien años el difunto y esto es que todavía un fantasma recorre el mundo: el fantasma de los juicios morales, las imprecaciones a priori.

Aun tratándose de un borrador, un material de trabajo, un documento privado, este que se anuncia (como los boxeadores que se van y se van y no se han ido) como ''ahora sí, el último póstumo de Hemingway" contiene las virtudes y defectos de todo texto en ciernes, no terminado, no autorizado por su autor, sobre todo de uno que tallaba sus textos cual diamantes de la misma manera que el león que se le escapaba de la mira lamía todas sus heridas. ƑCuánto habla de Hemingway Al romper el alba? ƑCuál es la verdad en la luz primera?

Este texto inclasificable (no es diario novelado ni novela) rebosa y rebasa lo confesional, se solaza en la descripción cronicada de los días en Africa, retoza vida, intensidades, pasión. Aun sin pulimientos, es el texto de un maestro. El momento más conmovedor es cuando, solos como se saben toda la vida, los esposos Hemingway se recluyen todavía más, durante noches y días y noches de lluvia, frente a sus lecturas, sus respectivas escrituras (ella, como él, era periodista), frente a ellos dos y a ellos mismos y sus maneras de observar el mundo. Su manera de observarse.

Las 338 páginas de Al romper el alba no tienen, ciertamente, la altura alucinante de las grandes opus hemingüeyanas. Hay maneras de recibir los bonus tracks, los adendi, las postdatas. Cuál mejor que la alegría.