A 55 años, homenaje a víctimas y protesta de pacifistas

 

El fallido atentado contra Hitler

Dpa, Berlín, 20 de julio * En el 55 aniversario del fallido atentado militar contra Adolf Hitler, Alemania rindió homenaje hoy a las víctimas de la brutal represión desencadenada por la bomba que estalló en el cuartel general secreto del genocida nazi, instalado cerca del frente ruso en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

Las conmemoraciones comenzaron con un sencillo servicio religioso ecuménico, con asistencia del presidente federal Johannes Rau, en el memorial de Berlín-Ploetzensee, donde los nazis ejecutaron en la horca o en la guillotina a unos 2 mil 500 opositores entre 1933 y abril de 1945.

GERMANY El coronel Claus Schenk von Stauffenberg, que colocó la bomba el 20 de julio de 1944 en el puesto de mando secreto de Hitler, fue fusilado sumariamente, junto con otros tres importantes oficiales, aquella misma noche, en el cuartel de la Bendlerstrasse berlinesa, escenario de las reuniones donde los conjurados habían concebido el atentado con el propósito de eliminar al dictador y negociar con las potencias aliadas el fin de la guerra.

En el contexto de los actos conmemorativos, 430 reclutas del ejército alemán juraron bandera solemnemente esta tarde, en una ceremonia pública en la que tomó la palabra el canciller federal Gerhard Schroeder.

Contra ese acto público de jura de bandera hubo una protesta de alrededor de un millar de pacifistas, algunos semidesnudos. La policía de Berlín montó un severo dispositivo de seguridad para prevenir los desórdenes.

En el monumento a Stauffenberg y sus compañeros ejecutados por los nazis, el presidente Rau colocó hoy una corona de flores, acompañado del ministro de Defensa, Rudolf Scharping, y destacados exponentes de la vida pública alemana. En el acto religioso celebrado por la mañana en Ploetzensee, el primer magistrado destacó que el recuerdo del atentado del 20 de julio de 1944 es parte importante de la tradición de las fuerzas armadas alemanas.

El frustrado atentado contra Hitler, llevado a cabo en un sofisticado puesto de mando militar camuflado en un bosque de la antigua Prusia Oriental alemana ųque hoy es territorio polacoų, desencadenó una feroz represión.

El coronel Stauffenberg, que tras colocar la bomba salió con un pretexto de la sala donde la cúpula hitleriana estudiaba los mapas de las operaciones militares y voló inmediatamente de regreso a Berlín, convencido de que Hitler había muerto, fue fusilado sumariamente aquella misma noche, junto con otros tres oficiales, y una oleada de detenciones en todo el país llevó a diversas prisiones a más de 5 mil personas.

Según estimaciones de los historiadores, alrededor de 200 hombres y mujeres fueron fusilados o ahorcados. Las ejecuciones duraron hasta un mes antes de la capitulación final de la Alemania nazi ante las potencias aliadas.

Entre las víctimas más prominentes estaban el almirante Canaris, jefe del espionaje, ejecutado en abril de 1945, y el mariscal Rommel, El Zorro del Desierto, quien había luchado en el norte de Africa contra las tropas inglesas del mariscal Montgomery.

Rommel fue obligado a suicidarse. Los nazis propalaron la versión de que había muerto en un ataque aéreo y lo inhumaron con los máximos honores, para ocultar al país que el prestigioso militar estaba entre los conjurados que ha-bían intentado dar muerte a Adolf Hitler.