* Estreno y reposición en el Palacio de Bellas Artes
Nureyev y Rivas Mercado amaron el arte para acceder a la libertad
* Coreodrama de Gladiola Orozco y coreografía de Descombey
Merry Mac Masters * Rudolf Nureyev y Antonieta Rivas Mercado son dos personajes que hicieron de su vida una pasión. El primero, probablemente el más grande bailarín de este siglo y, la segunda, una mecenas y promotora cultural del México moderno. Lo que une a ambos es su desbordado amor por el arte que, a su vez, los encamina hacia la libertad.
La tesis de la pasión da forma a la temporada de Ballet Teatro del Espacio (BTE) que hoy ofrece la primera de tres funciones en el escenario del Teatro de Bellas Artes.
Con el nombre de La vida hecha pasión, se estrena el coreodrama Antonieta Rivas Mercado. La antorcha hija del ángel, de Gladiola Orozco, y se repone la coreografía A Rudolf Nureyev, de Michel Descombey. Aunque ambas obras giran en torno de dos figuras del arte, son muy distintas entre sí.
Mientras que la bailarina Jessica Sandoval personifica a la hija del arquitecto Antonio Rivas Mercado, autor de la Columna de la Independencia, Nureyev no ''baila"; el hilo conductor es la relación profesional y amistosa sostenida por la estrella rusa y Michel Descombey durante su carrera artística. Ante la imposibilidad de interpretar a Nureyev, se escenifica su manera de trabajar, así como sus gustos musicales.
Para A Rudolf Nureyev, el coreógrafo francés emplea música de Bach, Lully, Scriabin, Stravinski y Chaikovsky. En cuanto al ruso Scriabin, el último romántico, de quien Nureyev era ''fanático", Descombey lo utilizó para su primera coreografía. Luego, el llamado Dios de la danza escuchaba Bach en su camerino antes de salir a escena.
Otra gran diferencia entre las dos obras estriba en la manera como están elaboradas. Si para A Rudolf... el coreógrafo llegó con sus ''pasitos" ya hechos para que los aprendiera el cuerpo de baile, Orozco trabajó Antonieta... a manera de laboratorio. A la co-directora de Ballet Teatro del Espacio le gusta manejar el drama coreográficamente a fin de darle ''danza y alma" a sus creaciones. Con la ''heroína trágica" había mucha tela de donde cortar. Nacida en el seno de una familia aristócrata porfiriana, el primer choque que experimenta es el rechazo de su madre por ser de tez ''morenita".
Antonieta tampoco fue ajena a la danza. Cuando su padre tuvo que viajar a la ciudad luz para ver los trabajos preparatorios del ''Angel", encargo que le había hecho Porfirio Díaz, la niña de nueve años fue inscrita en las clases de ballet que se impartían en la Opera de París. Antonieta mostró tener tales facultades para la danza que una alta autoridad le pidió a su progenitor dejarla en la escuela, propuesta que éste rechazó. Aunque no siempre fue correspondida, la mecenas quiso mucho al prójimo. Y a pesar de sus frustraciones esta ''enamorada del amor" siempre buscó una nueva entrega y nunca dejó de dar de sí.
En el recorrido que hace por la agitada y corta vida de Antonieta, el coreodrama de Orozco cuenta con los diseños escenográficos del pintor oaxaqueño Rodolfo Morales, quien se sintió atraído por los personajes involucrados en esta historia como Manuel Rodríguez Lozano, José Vasconcelos y Federico García Lorca. Su particular interpretación de los protagonistas de la Revolución ha sido descrita, por Orozco, como ''muñecos de historieta".
Así, este fin de semana habrá que apasionarse con Nureyev y Antonieta.