La Jornada viernes 23 de julio de 1999

ESCLARECER LAS MENTIRAS

Jornada La divulgación pública de 23 actas del Subcomité de Recuperación del Fobaproa por parte del ex presidente nacional del Partido de la Revolución Democrática, Andrés Manuel López Obrador, ha generado reacciones furibundas entre los círculos del poder político que definen la política económica, los del partido que la sustenta y los del poder financiero que se benefician de ella. Se trata, justamente, de sectores bajo sospecha de haber saqueado al país en el curso de la privatización bancaria y del posterior rescate financiero de las instituciones bancarias. Si los legisladores del PAN y el PRI no hubieran resuelto tapar, en la medida de lo posible, el caso Fobaproa, una investigación transparente y apegada a derecho habría podido sacar a la luz graves responsabilidades políticas, administrativas o penales de integrantes individuales de esos sectores.

La Secretaría de Hacienda, el propio Fobaproa, la Asociación de Banqueros de México y diversos personeros del jurásico priísta conforman, así, un frente unido para calificar de falsos (o de "presuntamente" adulterados, a fin de proveerse a sí mismos un espacio para recular) los documentos presentados por el político perredista. Tal uniformidad súbita evoca, de manera inevitable, el triángulo de complicidades denunciado por el propio López Obrador entre un instituto político favorecido por financiamientos procedentes de deudas "rescatadas", un gobierno procedente de sus filas que ejecutó el rescate, y luego lo encubrió con el argumento del secreto bancario, y un grupo de financieros que pusieron los fondos respectivos y luego los cobraron vía pagarés del Fobaproa.

Al margen de las edulcoradas interpretaciones a contrapelo que el oficialismo y los dueños del capital realizan del informe entregado por el auditor Michael Mackey al comité legislativo que se empeña en dar carpetazo al asunto del Fobaproa, y de la intensa discusión generada por el empeño de legalizar los manejos turbios y secretos de ese organismo, es claro que, en lo que respecta a las actas del Fobaproa exhibidas por López Obrador, alguien está mintiendo: el perredista o sus detractores.

Dilucidar este punto, sin embargo, es mucho más sencillo que esclarecer los numerosos puntos oscuros del rescate bancario, toda vez que las actas mostradas por el político tabasqueño sólo pueden ser falsas o auténticas, y para determinarlo bastaría, como lo propuso ayer mismo el propio López Obrador, cotejarlas con las que las autoridades -de Hacienda y del Fobaproa- se han negado sistemáticamente a exhibir. De hecho, resulta sorprendente que las dependencias referidas se refieran a los documentos como "presumiblemente adulterados" en vez de recurrir a sus archivos, despejar la presunción y calificarlos simplemente de falsos, si es que lo son.

Si la Secretaría de Hacienda y el Fobaproa acceden al cotejo referido, y si las actas mostradas por el perredista están, en efecto, adulteradas, los funcionarios involucrados ganarán en credibilidad personal e institucional. Pero, si se rehúsan a hacerlo, se fortalecerá la sospecha social que pesa sobre ellos y se incrementarán los indicios de que la solución al rescate bancario ha sido una operación de encubrimiento para actos inconfesables y, probablemente, punibles.