Ť Escozor crítico y la necesidad de recapitular sin capitular, las tendencias


El tiempo, lo más apremiante en la huelga

Hermann Bellinghausen Ť El tiempo, que parece detenido, es lo que más apremia en la huelga universitaria. Cualesquiera que sean las lecturas del actual momento, vienen cargadas de un escozor crítico, una necesidad de recapitular, sin capitular. Eso queda claro incluso en el salto, como de costumbre atormentado, del Consejo de Huelga del CCH Naucalpan, que el pasado lunes dio un golpe de medios al movimiento estudiantil. No se deslindaba del Consejo General de Huelga (CGH) ni de la huelga misma, pero emplazaba al consejo de representantes a "debatir propuestas". Sin embargo, lo que trascendió fue el aspecto "divisionista" del emplazamiento.

En tanto, ya se dejaron venir los abogados colegiados del circuito cerrado UNAM-PGR para hacerles la segunda a sus precursores y maestros Burgoa y Carrancá, contra el "mito de la represión" y a favor de una "aplicación de la ley" ampliamente golpeadora.

También el Colegio de Directores (esa entidad de autoridades no tipificada en la legislación universitaria) emitió un devuelvan las instalaciones totalmente perentorio, aunque, dijeron, no se trataba de un ultimátum.

En la cuenta de los días, esta semana quedó como la principal acción del movimiento estudiantil el precongreso de tres días, siete mesas, 150 ponencias y una asistencia desigual, en el que se habló de muchas maneras de los cambios que necesita y de los que no necesita la UNAM.

La asistencia a las asambleas locales y a los piquetes de guardia en algunas escuelas disminuyó perceptiblemente, mientras dos marchas zonales mostraron una participación todavía significativa de estudiantes y el apoyo de la gente en colonias populares donde los paristas no se relacionan con la población a través de embotellamientos.

Esas dos marchas fueron en zonas de la ciudad donde los universitarios han tenido participación social desde antes de la huelga. Ello ocurre tanto en los Pedregales del sur como en las colonias de Iztapalapa, donde la UNAM oriental tiene trabajo, como universitarios o como miembros del movimiento urbano popular.

Por eso será importante la marcha del lunes 26, para ver cómo anda la convocatoria del movimiento estudiantil a mitad de las vacaciones de verano, y para entonces cerca ya de los 100 días de huelga.

La asamblea del CGH, hoy en la Facultad de Ingeniería, será otra vez escenario del debate entre los huelguistas que consideran prioritario el plan de acción, o sea el movimiento como va y sin cambios, y quienes insisten en la búsqueda del diálogo y consideran que el paro se ha prolongado demasiado.

Huelguistas al pie de la letra

De la infinidad de revistas, periódicos, pasquines y volantes que han circulado durante la huelga universitaria, dos parecen ser los más tenaces. Los Brigadistas, de la Facultad de Ciencias, aunque apareció ya bien avanzado el paro, llegó al sexto número, versión mural y de mano; Al cielo por asalto, a su vez, como revista lleva dos números, pero como hoja informativa alcanzó su novena edición.

Las diferencias en cuanto al balance que hacen ambas publicaciones ilustran, sin agotarlos, los extremos en que se mueven la huelga y sus actores.

Dice Al cielo por asalto que, pese a sus logros, el movimiento estudiantil ha sufrido una "pérdida de tiempos políticos", para considerar enseguida: "Pensamos que toda lucha debe aprovechar los mejores momentos de correlaciones de fuerza más favorables y no esperar hasta que nuestras condiciones inicien un serio desgaste. Por otro lado, si bien es verdad que la capacidad de convocatoria del movimiento se mantiene, también lo es el que en las escuelas y facultades la disminución cada vez es mayor de los integrantes de las guardias y comisiones" (23 de julio, número 9).

En su número 5, Los Brigadistas, impulsado por la corriente En Lucha, consideraba: "Barnés está siguiendo aquella máxima que dice 'si tu enemigo ataca, resiste; si se detiene, acósalo; si retrocede, persíguelo'. Si ahora retrocedemos, nos va a colocar en una situación mucho más difícil. Ahora es el momento de resistir, no de echarse a correr. Si lo hacemos habrá bastado su amenaza para derrotarnos, y qué tan atrás nos echen no va a tener límite".

Esa misma publicación aseguraba: "Estamos en un momento en el que debemos redoblar esfuerzos e incrementar los brigadeos en plazas públicas, mercados y colonias populares, que es donde nuestra huelga puede y debe seguir desarrollándose".

Si bien ambas publicaciones, como prácticamente todas las corrientes y expresiones del movimiento, mantienen el énfasis en la realización de un congreso universitario resolutivo, los paristas enfrentan una etapa en la que "pasó el momento de mayor debilidad de las autoridades", según opinaba ayer un académico del CCH. Y por lo tanto creció la resistencia objetiva a la realización de ese congreso por parte de las autoridades pues, como lo expresó la Comisión de Encuentro la última vez que se apareció por Minería, eso va "más allá de los límites institucionales".

Como el CGH, en su reiterada intención de ser horizontal, no dirige ni organiza (eso corre a cargo de las escuelas), se ha mantenido funcionando con lentitud e inflexibilidad, dedicando su mayor estruendo a cuestiones de procedimiento. La irrupción de Naucalpan, que por cierto reactivó la asistencia de estudiantes de ese CCH a las asambleas y actividades del paro (y también atrajo hacia el plantel a activistas de otras escuelas, en especial de la ENEP Acatlán, y la atención perdonavidas de las autoridades del colegio), tiró una piedra al CGH, cuyas ondas expansivas recorrieron las asambleas estos días y se expresarán hoy, seguramente, en la sesión del consejo de representantes del movimiento estudiantil.

Se da el caso de un movimiento que, asegurando no tener dirigentes, inevitablemente los tiene. Los hay moderados, radicales y puntos intermedios. Las desconfianzas, la facilidad adjetivadora y la tendencia a la acción contundente como único terreno aceptable para la argumentación propositiva, han despertado críticas severas en diversos ámbitos de la huelga.

Un documento que escurre como bando anónimo por un trozo de muro en la Facultad de Filosofía y Letras enumera los "vicios políticos del CGH": oportunismo (y afán protagónico), satanización (como por ejemplo acusar de leso ceuísmo cualquier propuesta incómoda o distinta), canibalismo político y tortuguismo parlamentario.

El congreso, Ƒproblema o solución?

El cerco informativo no cesa; al contrario. La creciente preocupación de los organismos independientes de participación académica apremia por la solución del conflicto universitario. El cansancio, al menos físico, es reconocido por los paristas. El diálogo con las autoridades sigue en suspenso. Y como cuento de suspenso y susto transcurren las guardias nocturnas de los paristas, bombardeados con rumores, apagones y eventuales actos vandálicos.

Con un "hálito digresivo", los muros universitarios siguen sumando frases y actividades. Parafraseando a Ernest Cassirer, en el circuito universitario se puede leer, de parte de Los Desesperados: "Las mociones quitan las emociones".

La comisión de prensa del CGH declaró que los resultados del precongreso, concluido el jueves, muestran que "es necesario redefinir las formas de participación democrática entre estudiantes, docentes y trabajadores".

En vez de avanzar en la búsqueda de acuerdos, la autoridad parece optar por el amago. Ayer por la tarde se presentaron en el Instituto de Geología tres personas que se identificaron como agentes de la PGR, con la intención de verificar una denuncia por robo.

Con que esos agentes no representen el nuevo formato de comisión de encuentro. Pero esas son las señales concretas que reciben los huelguistas de parte de unas autoridades que no ofrecen solución, sino, a lo más, un poco de perdón, y eso si se apuran.