Angeles González Gamio
Con todo el corazón

Así, con todo el corazón, hay que amar al Centro Histórico de la Ciudad de México, que en su núcleo aloja al Zócalo de todos los mexicanos, con la Catedral, el Palacio Nacional, el Ayuntamiento, los portales y sus alrededores, desde siempre centro del comercio nacional. Este sitio fascinante es nuevamente sujeto y objeto de proyectos y realidades; acaba de concluir la semana del Centro Histórico, bien titulada Con el corazón en la mano. En estos días, el Gobierno del Distrito Federal mostró el resultado de las acciones que ha llevado a cabo para rehabilitar esta zona fundamental del país.

Destacan las que se refieren a la reubicación de los vendedores ambulantes, problema secular que quitó el sueño a los virreyes y alcaldes, al igual que a los gobernantes capitalinos tras la Independencia. Su existencia determinó en el pasado la edificación de mercados importantes como el célebre del Volador, La Merced, la Lagunilla y muchos otros. Los que pasamos nuestra vida diaria en este amado lugar nos regocijamos de que la Alameda, el parque más antiguo de la ciudad, que recientemente cumplió 400 años, esté ahora prácticamente libre de vendedores, convirtiendo el paseo en un autentico deleite entre los bien cuidados prados, los árboles frondosos y las hermosas fuentes decimonónicas, surtiendo chorros de cristalinas aguas.

Otro sitio que ha recuperado la dignidad es la calle ahora La Corregidora, sitio por donde pasaba la Acequia Real. Un tramo de ella se rescató hace algunos años y ahora luce como jardinera, pero ayuda a recordar cuando pasaba por el corazón del barrio de La Merced, sede tradicional del gran comercio capitalino. Por ella navegaban miles de canoas cargadas de flores, verduras, frutas y abastos mil para alimentar a los habitantes de la que siempre se ha considerado gran ciudad.

A lo largo de la semana, entre varios recorridos, vimos el inicio de la recuperación del valioso atrio del convento grande de San Francisco, primera etapa de un ambicioso proyecto en el cual con toda seguridad los inversionistas privados querrán participar, para hacer del sitio uno de los más importantes de la ciudad, desde el punto de vista tanto cultural como turístico.

Otro punto neurálgico: la esquina de las calles de Guatemala y Argentina, justo frente al Templo Mayor y el Sagrario de la Catedral, en donde se encontraba la denominada Casa de las Ajaracas, vecina de la Casa de las Campanas, llamada así porque se dice que allí se fabricaron las primeras. En ese sitio se va a edificar la casa del jefe del Gobierno del Distrito Federal y la sede para recibir visitantes distinguidos.

Quizás suene descabellado que allá viva nuestro gobernante, pero hay que recordar que siempre vivieron los virreyes en palacio y los alcaldes en el Ayuntamiento. Hace poco recordamos a don Benito Juárez, quien habitaba en el ala norte del Palacio Nacional --sus habitaciones se pueden visitar-- y por las tardes salía a pasear con su esposa doña Margarita por las calles aledañas, tranquilo y feliz.

Otra buena noticia es que se va a limpiar el Centro Histórico. Para ello el gobierno capitalino ha adquirido modernos carritos para recoger la basura, prácticos y eficientes. Ayudan también los botes de basura, de pequeños a enormes, que se han colocado por todos lados. Sólo falta la cooperación de los ciudadanos, que nos abstengamos de tirar la basura en las calles y pronto estaremos como en Querétaro o Zacatecas, que auténticamente brillan por su limpieza.

No se queda atrás la iluminación, que ahora lucirá postes con un diseño apropiado a la zona y con luz blanca, más segura que la amarilla existente, que da sombras lúgubres, nada agradables en estos tiempos de inseguridad... la que por cierto se ha visto disminuida con varias medidas, como la división de la zona en cuadrantes, en los que laboran conjuntamente la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, la Secretaría de Seguridad Pública, la delegación Cuauhtémoc y la Secretaría de Gobierno. Los fines de semana se incrementa la vigilancia, y si de todos modos algo sucede, se han abierto nuevas agencias del Ministerio Público, a tiro de piedra. Ayuda asimismo la clausura de las coladeras en donde vivían niños de la calle, la mayoría ahora ubicados en albergues.

Esto es sólo un vistazo a lo mucho que se está haciendo y lo que se intenta hacer; todo lo que sea real tendrá su crónica y su festejo en alguna de las cantinas que dan gusto y descanso a visitantes y habitantes como el Mesón Castellano, ubicado en Bolívar 55: amplio, con buen servicio, sabrosa botana y dominó.