n Decidió rodar en México su primer largometraje


El cine es algo mágico, no tiene por qué ser realista, dice Maña

n María Rojo y Carmen Salinas actúan en Las alas del corazón

Raquel Peguero n Definida por sus productores como una directora ''temperamental, la Raoul Walsh de los años noventa, sólo que le falta el parche", bromea Fernando Cámara, la barcelonesa Laura Maña escogió México para filmar su primer largometraje. Actriz de formación -ha trabajado con Vicente Aranda, Bigas Luna, Jan Kounen y Antonio Chavarrías, entre otros- adaptó una historia de un libro de su autoría, Paranoias de gente corriente, para llevarlo a la pantalla grande como Las alas del corazón.

Como directora, Maña ha realizado sólo un cortometraje, Palabras, en el que cuenta la historia de un hombre que no podía hablar, estaba oprimido por la sociedad y cada que intentaba decir algo, nadie lo escuchaba. Producido por Miguel Torrente, el otro cómplice de su opera prima, su corto tuvo muy buenos resultados, ''hasta ganó dinero, algo insólito", por lo que cuando le llevó el guión de Las alas... se entusiasmó; ''lo leí de una sola corrida -cuenta él mismo- y eso que tenía 170 páginas". Debieron pasar dos años y una decena de tratamientos para que quedara en el minutaje normal, luego llegó la coproducción con la compañía mexicana Resonancia, que dirige Cámara, y así el levantamiento del proyecto.

Filmada en Tlaxcala y los Estudios Churubusco, Las alas del corazón narra la historia de una mujer que no sabe lo que es el bien ni el mal; ''ella se acuesta con todo el mundo, por amor, para salvar a los hombres -afirma Maña en entrevista-. Tenía muchas ganas de contar mi historia y no me apetecía que alguien más lo hiciera por mí. Lo que he querido explicar con esta cinta es algo que me ronda siempre por la cabeza, Ƒquién eres para juzgar a nadie?, Ƒquién realmente sabe lo que está bien o mal cuando las cosas se hacen con amor?".

 

Entre la espada y la pared

 

El amor, dice Maña, ''es la fuerza más grande del mundo, sobre todo cuando hay tanta violencia, tiros y pistolas. Todos los días, cuando leo el periódico, me quedo horrorizada con tanta violencia que hace que hoy hablar de amor sea como algo cursi, cuando es lo más hermoso del mundo. Por eso yo tenía ganas de hablar del amor, pero no sólo del de pareja, sino uno universal, y de ahí que mi historia esté situada en un pueblo que puede existir en cualquier país del mundo, en cualquier época".

Señala que tenía muy claro su deseo de rodar en ''algún país latinoamericano porque veía la historia más cercana al realismo mágico de este continente que a una película europea. Quizá si la hubiese rodado en España hubiera tenido que contextualizar más porque me siento más identificada con esa cultura y el hecho de irme lejos me ayudaba a darle un aire más mágico, universal. Personalmente quería tener esa distancia, para sentirme perdida, como si me pusiera una trampa a mí misma; es algo que hago: ponerme entre la espada y la pared para buscar la manera en que, siento, puedo reaccionar mejor".

En etapa de edición -se piensa que estará lista para el próximo noviembre- Maña se siente contenta con lo que ha visto hasta ahora de su filme: ''Encontré unos actores maravillosos con los que he podido contar mi historia. Con más medios hubiéramos logrado más cosas, pero sí estoy contenta y creo que he podido explicar la historia que quería contar".

-ƑConsidera factible llevar a la pantalla el realismo mágico?

-Nada es imposible, precisamente el cine es algo mágico, no tiene por qué ser realista; se puede filmar todo, cuerpos volando, todo, hasta los sueños.

Con las actuaciones del español José Sancho, y los mexicanos Juan Carlos Colombo, Pedro Armendáriz, Damián Alcázar y Alvaro Carcaño, la voz de Las alas... es femenina. Lleva una buena cantidad de actrices -la francesa Elizabeth Margoni, la española Pilar Bardem y las mexicanas María Rojo, Carmen Salinas y Leticia Huijara.

Al respecto, Maña asegura que esta no es una película feminista, ''aunque es cierto que la mayoría de los mensajes se transmiten por boca de mujeres, es un mensaje muy universal. No habla ni de hombres ni de mujeres, lo que intento con la película es hablar de las personas, del mundo, de cosas muy básicas como la justicia, el bien y el mal".

Rodada en algunas de sus partes en blanco y negro, y otras en color, la idea -explica la realizadora- fue ''jugar con estos toques mágicos. Vi la película de (Arturo) Ripstein Profundo carmesí y me gustó la atmósfera, por eso llamamos a Marisa Pecanins para que se encargara del arte, pues yo quería una etapa que no fuese actual. A pesar de que no tiene un contexto cronológico, de una época, a nivel estético sí quería algo más antiguo y se ha situado en una atmósfera de los años cuarenta más o menos. Nunca se dice qué año es, lo que pasa es que mediante los elementos que se ven: coches, radios y vestuario, inevitablemente se ve de ese tiempo y ha sido una cuestión estética que me gustaba".

En esta aventura, asegura que disfrutó mucho el trabajo de dirección y ''aunque siempre vas sufriendo por pequeñas cosas, lo he gozado, me encantó tanto la relación con los actores, como con el equipo".

Sin mucho juego de cámaras -la fotografía estuvo a cargo de Henner Hoffman- ''se ha cuidado mucho la imagen, porque es más una historia de personajes y diálogos que de grandes efectos visuales".

Con financiamiento de Resonancia, Tabasco Filmes, el Imcine y el gobierno de Tlaxcala, Las alas del corazón es sólo uno de los muchos proyectos que tiene Maña, quien ya busca locaciones para un nuevo filme, Morir en San Hilario, que probablemente producirían Cámara y Torrente, quienes también estudian la posibilidad de coproducir una historia de galeones hundidos, con la dirección del mexicano José Luis García Agraz, titulado El rescate de la Santísima Trinidad.