Escrupulosa fidelidad

El jurado reconoce en las novelas, los relatos, las traducciones y los ensayos del escritor mexicano Sergio Pitol una obra de calidad excepcional y una apasionada, escrupulosa fidelidad a la literatura.

Muchas de las ficciones de Sergio Pitol nos hablan de la incertidumbre, de los mitos de origen, del viaje y los desplazamientos como condición moderna y vivifican la tradición literaria que aborda esos problemas. Desde los cuentos de sus primeros libros, Infierno de todos (1964) y Los climas (1966), hasta sus novelas El tañido de una flauta (1972) y Domar a la divina garza (1988), el viaje hacia los antepasados y el intrincado juego de memoria y olvido llevan a un examen irónico o trágico de la función del narrador, así como de la noción misma del autor, y le han motivado a explorar creativamente diversos géneros y registros. Desde muchos puntos de vista, el título de su reciente libro, El arte de la fuga (1996), apunta, a la vez, a una experiencia y a una poética, a una sostenida reflexión crítica en torno de formas de leer y narrar.

Hay otro aspecto que confiere a la obra de Pitol una riqueza extraordinaria. Con sus traducciones de la obra de Gombrowicz, Joseph Conrad, Henry James, Jane Austen y otros, se inserta en la gran tradición de traductores de lengua española del siglo XX.

Sus traducciones de La vuelta de tuerca (1971), de James; Trasatlántico, de Gombrowicz (1971); y Nostromo y Corazón de las tinieblas (1974), de Conrad, para citar algunos ejemplos, demuestran el rigor y la creatividad de la figura literaria de Pitol y su pasión por los enigmas que nos aguardan en los cruces de fronteras culturales y literarias.

Hecha la anterior declaración, firman de conformidad en la ciudad de Guadalajara, el día 24 de julio de 1999, los integrantes del jurado del noveno Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo: Jean Franco, Arcadio Díaz Quiñones, Ramón Xirau, Seymour Menton, Saúl Yurkievich, Hugo Gutiérrez Vega y Julio Ortega.