n Escribió un libro sobre esa etapa histórica
Matesanz: recibir el exilio español, decisión que requiere más análisis
n Lázaro Cárdenas no actuó de manera arbitraria, afirma
Angel Vargas n A 60 años del exilio español en México, la explicación de sus raíces ha quedado opacada en las páginas de la historia mundial y nacional ante ''el grado espléndido de su éxito y la enorme riqueza de su aportación en todos los órdenes de la vida de nuestra nación", de acuerdo con José Antonio Matesanz.
En su libro Las raíces del exilio. México ante la guerra civil española, el historiador desarrolla el proceso que llevó al presidente Lázaro Cárdenas a tomar la decisión de abrir las puertas del país a los republicanos derrotados militarmente en España.
Coeditado por El Colegio de México y la Universidad Nacional Autónoma de México, este es el quinto volumen que resulta de una investigación comenzada en 1974, ya que para su autor, la del exilio español es una historia muy vinculada a su existencia, al ser él hijo de emigrantes españoles e ''hijo espiritual de grandes maestros exiliados".
Historia entrelazada
José Antonio Matesanz refuta, en entrevista, la idea generalizada de que Cárdenas tomó tal decisión en forma arbitraria y caprichosa: ''Para mí la explicación de la decisión del general Cárdenas está en la historia de las reacciones de México ante la Guerra Civil española. Las raíces del exilio están configuradas por una historia entrelazada de ese conflicto, que se da en España pero que compromete a toda Europa, a Estados Unidos y en general al mundo entero, y cómo México reacciona ante él".
Acota que se trata de un proceso histórico complejo y controvertido, el cual responde a muchas razones, en especial a la solidaridad y la simpatía que se gestaron entre ambas naciones desde 1931 y que se manifestaban en excelentes relaciones políticas y comerciales.
''Las reacciones en nuestro país se dan prácticamente desde el principio de la guerra. Desde julio de 1936 empieza una campaña propagandística y la sociedad mexicana toma partido. Una parte apoya a los rebeldes encabezados por el general Francisco Franco y, otra, a la causa de la República. De cierta forma, la guerra española se convierte en una guerra mexicana, en algo que apasiona tanto a la opinión pública que los periódicos se bombardean mutuamente. La guerra se da en los medios y ocurre por una serie de medidas que el gobierno emprende."
Entre esas medidas, el especialista señala la venta que México hizo al gobierno republicano de 20 mil fusiles y 20 millones de cartuchos, los cuales llegaron al país europeo, a bordo del barco Magallanes, exactamente a tiempo para participar en la batalla de Madrid, que fue la primera victoria de la República en contra de los generales rebeldes.
''Aunque esas armas en cierta medida influyeron en el resultado de esa batalla, su importancia fue más de tipo simbólico que militar, ya que definían la solidaridad de México hacia la causa republicana", sostiene.
A partir de ese hecho, apunta, el gobierno mexicano se fue comprometiendo cada vez más en la lucha.
''El presidente Lázaro Cárdenas dio varias batallas en la Sociedad de las Naciones, por medio de una serie de participaciones de Narciso Bassols e Isidro Fabela en favor de la República. También tomó la decisión de acoger a 456 infantes españoles que fueron enviados para que no sufrieran los estragos del conflicto. Eran los famosos Niños de Morelia que, junto con la posterior creación de la Casa de España, también provocaron en México toda una serie de batallas periodísticas muy apasionadas."
Determinación combatida
Al finalizar la guerra se planteó el problema de qué iba a hacer México en relación con los republicanos vencidos, los que en su gran mayoría no podían permanecer en España porque la represión era brutal, asevera Matesanz.
''En esos momentos, Isidro Fabela escribió al general Cárdenas sobre la situación de los refugiados españoles en los campos de concentración franceses. Era una situación trágica y terrible. Esto se sumó a un acercamiento que una delegación republicana había tenido antes con el presidente, la cual le había preguntado qué podría hacer México por los republicanos si esa causa resultaba vencida. Cárdenas contestó que los aceptaría en el país como inmigrantes. Incluso, el embajador español había solicitado tal ayuda, a la cual accedió el gobernante mexicano.
''Aceptó por muchas razones. No fue una decisión arbitraria ni caprichosa, sino una determinación plenamente consciente que viene de toda una historia, de toda una tupidísima red de simpatías, solidaridades e intereses. Cárdenas se dio cuenta de que era una oportunidad para que México acogiera a toda esa población que haría algo positivo, él no sabía cómo, en qué magn itud, pero sí estaba seguro de que sería algo positivo.
''Y lo supo también toda una elite de mexicanos distinguidos, entre ellos Daniel Cosío Villegas, Alfonso Reyes, Luis Montes de Oca, Genaro Estrada, todos ellos en favor de la República y que vieron, en el momento en que ésta fue vencida, la oportunidad de que el país recibiera a esa población. Entonces, se tomó la decisión de abrirle las puertas."
El historiador agrega que fue una decisión muy combatida por la oposición de derecha, que era muy viva y fuerte, y de la cual se ha olvidado un poco la historia: ''Es una oposición que manejaba prácticamente todos los periódicos (a excepción de El Nacional), los cuales eran anticardenistas y contrarios a la República española''.
ƑCruzada contra el ateísmo?
El también autor de La Casa de España en México abunda que la de ese entonces era una sociedad mexicana conservadora y muy religiosa, católica en su mayoría, y que la Iglesia católica puso toda su influencia en favor de los rebeldes militares españoles, declarando que esa guerra, por el lado de los aquéllos, era una cruzada en contra de los bolcheviques y del ateísmo internacional, en contra de los enemigos de la cultura occidental y la Iglesia mexicana.
Para José Antonio Matesanz, el desinterés que ha mostrado la historia respecto de la intervención de México en el conflicto español se debe a cierto racismo y a las tendencias por interpretar la política e incluso la propia historia como elemento de fuerza y no como algo que también incluye el manejo de símbolos.
Precisa: ''La República Española fue vencida, pero sólo en las campos de batalla, porque ideológicamente no. Tan es así que cuando la monarquía española se reconstituyó, lo hizo con muchos de los ideales de los republicanos, entre ellos la democracia, el beneficio colectivo y el apoyo estatal a la cultura. En el terreno de las ideas, la República tuvo éxito. Lo consiguió en México y en la actualidad lo tiene en España, aunque allá se soslaya, porque a la monarquía no le conviene aceptar que está retomando las banderas de esa epopeya".