Frente a las cámaras, los atribulados padres de Karina Yapor dijeron: ''Sólo queremos que nos devuelvan a nuestra hija''. Y las buenas conciencias, con sus reflejos enajenados por la tele, se indignan y toman partido contra Gloria Trevi y su representante, Sergio Andrade, acusados de corrupción de menores, violación, prostitución infantil y secuestro.
Francisco Gastell, abogado de ambos, responde con el lugar común de su profesión: ''Todo el mundo es inocente hasta que se pruebe lo contrario''. ƑDónde están las pruebas? ƑEn el libro testimonial de Rubén Aviña, La gloria por el infierno, con base en sus conversaciones con Aline Hernández Ponce de León, ex esposa de Andrade?
En marzo pasado, los padres de Karina interpusieron la acción legal contra la Trevi y su manejador. El abogado dice que la niña ''está bien''. Aunque al parecer sólo él y los acusados saben dónde está. ƑCómo esto? ƑNo era que la niña estaba ''protegida'' por la pareja desde 1994, cuando con sólo 13 años sus padres se la entregaron con la expectativa del eventual estrellato de la menor?
ƑQuiénes serían los verdaderos responsables de este caso denunciado que dista de ser único? La familia con mayúscula y la tele-histeria reclaman soluciones tranquilizadoras. ƑCuáles serían estas ''soluciones''?
Detengámonos en la familia Simpson. ƑPor qué nos divierte si sus miembros encarnan el caos familiar? ƑO no están todos derrotados? Homero, el padre que grita en vano y bebe demasiada cerveza; March, la madre abrumada por la fealdad y el rencor del encierro hogareño; Bart, el hijo perverso; Maggie, el bebé anodino, y Lisa, la hija melancólica quien, como las muchas Karina Yapor de México aún cree en los ideales de los sixties o en divas como la Trevi, quien hasta de intelectuales conocidos recibió tantas flores.
En el modelo anglosajón de familia la responsabilidad de emanciparse es exclusivamente personal, y en el hispano latino recae hasta cierta edad sobre el pater familia. En Francia, donde el código civil penaliza desde 1889 la ''paternidad indigna'', acaba de ser aprobado un informe que recomienda castigar con penas de cárcel a los padres que hayan incumplido su responsabilidad educativa.
Por su lado, muchos terapeutas coinciden en denunciar el eclipse o ''la ausencia del padre'' en las familias de clase media. Y en general, el feminismo ha hecho suya la imputación de responsabilidad exclusivamente paterna, aun cuando aquí la filosofía subyacente sería ''familista'', pues los menores no serían responsables de sus actos sino sus progenitores, recayendo en la familia la culpabilidad por acción u omisión.
Queda otra posibilidad: culpar a las autoridades públicas que incumplen con su responsabilidad educativa, tras habérsela expropiado a los menores y a sus familias. En esta línea de razonamiento la burocratización educativa induce en los menores una ideología estudiantil de consumismo hedonista y el desprecio por el trabajo.
Así, la incompatibilidad institucional entre escuela y familia va de suyo. También podríamos recurrir al chivo expiatorio de la cultura audiovisual, auténtica enseñanza informal que reciben nuestros menores durante muchas horas al día.
En México, encuestas algo complacientes indican que la mayor parte de la población asocia el término ''familia'' a significados positivos: unión, hijos, amor, hogar, bienestar, padre, comprensión, casa, cariño, educación, felicidad, apoyo. Además, a la familia le atribuyen mayor importancia que a cualquier otro aspecto de su vida. La mayoría de la sociedad mexicana considera que la familia es muy importante en su vida.
Y en efecto, en gran cantidad de hogares populares se practica la solidaridad familiar y comunitaria. Hay un anhelo de participar. Sin embargo, la progresiva destrucción de la familia clásica no estaría siendo sustituida por ningún tipo nuevo de familia. Y así, día tras día vemos casas sólidas que se derrumban porque en su interior escondían no pocas carencias afectivas.
Fogoneada por algo más que los pechos de la Trevi, la brutal crisis de valores está llevando a que todos los Simpsons de este mundo envidien y mitifiquen a los Flanders, familia ideal, límpida y piadosa. Pero ojo. Porque si los Simpsons naufragan en la amoralidad del resentimiento (como pudo ser el caso de la familia Yapor) Ƒcuán auténticos son los Flanders? El caso es que, indistintamente, desde la pantalla animada los unos y los otros nos dicen que la crisis de la familia es tan profunda que puede provocarnos risa. O llanto.