n La familia nalga marca su debut como escritor


Alfredo Elías Calles, ''un narrador de los que hacen falta'': Esquivel

n Con su rencuentro, Botellita de Jerez rubricó la velada

Arturo García Hernández n ''Vampiro metropolitano", empresario teatral, licenciado en administración de empresas, promotor de grupos de rock, trotamundos, gurú fantasioso... Son algunas de las credenciales que identifican a Alfredo Elías Calles. Ahora, el miembro del ''célebre clan sonorense" (Plutarco en la memoria) añade otro oficio a su extravagante curriculum: escritor. Y como tal debuta con La familia nalga (colección Sentido Contrario de Hoja Casa Editorial), libro de ''relatos lúdicos" cuya presentación convoca esta noche (martes) a centenares (Ƒ400, 500?) de sus amigos y conocidos.

Para la ocasión, el Salón 21 acoge a una fauna espectacular en su diversidad. Variopinta, se dice. Viva la diferencia oronda y exhibicionista (Narciso ante el espejo) que se multiplica y reparte por todo el lugar. Es un delicioso coctel de esnobs y curiosos; de ídolos a prueba del tiempo y de famas fugaces; de funcionarios culturales y señoras circunspectas; competencia de atuendos, aromas y texturas; sofisticación y vulgaridad; originalidad y rebuscamiento; sobriedad y excentricidad. Y uno que otro outsider desbalagado en la noche.

La espléndida madurez de Rebecca Jones invita a envidiar a su esposo, Alejandro Camacho. Edith González irradia sonrisas a los cuatro puntos cardinales. Juan José Origel sortea el abucheo por no formarse en la fila de ingreso al lugar. Pedro Armendáriz Jr. va, viene, saluda, abraza. El director del INBA, Gerardo Estrada, hace solitario y cohibido arribo. El luchador Tinieblas es Gulliver en Liliput. Y cuando todos ocupan su asiento ingresan al salón Tongolele y El Hijo del Santo, los padrinos que Elías Calles ha elegido para su libro en sociedad. Ella, como siempre, es una reina venerada y aclamada. El pasea la parte de gloria que su legendario padre le heredó.

Compendio de vivencias

El autor de La familia nalga -cabeza a rape y mostacho espeso- manifiesta su júbilo por la noche que le han regalado sus amigos. Después presenta a su amiga, Laura Esquivel, la autora del libro Como agua para chocolate, del que ha vendido más de 4 millones de ejemplares en 33 idiomas.

A la escritora corresponde hacer la reflexión literaria sobre los 19 cuentos que conforman el libro, a los que califica de ''cachondos y apetecibles". Afirma: ''Encuentro que Alfredo Elías Calles tiene una enorme ventaja como escritor: no le interesa impresionarnos con sus conocimientos, que los tiene y muchos, sino que su única pretensión es contar una historia. Afortunadamente carece de esa 'virtud' de la que hacen alarde muchos escritores para tratar de demostrarnos que son superiores a nosotros en experiencia y conocimientos".

Por el contrario, Alfredo ''comparte con nosotros de una manera sencilla lo aprendido por él en sus largos viajes por el mundo. Con gran exactitud eligió momentos que nos muestran al ser humano en su más amplia dimensión pero sin pedantería, sin falsos oropeles seudoliterarios".

En ese sentido, ''La familia nalga es un compendio de vida vivida convertida en palabras, transmitidas desde el punto de vista de Alfredo, que siempre coincide con el del lector, porque Calles nunca se olvida de nosotros. No busca discursos oscuros ni ridículas complicaciones huecas. El quiere ser escuchado como contador de cuentos, como uno de esos narradores honestos, sencillos y cachondos que tanto hacen falta en nuestro horizonte literario".

Cuando se disipan los aplausos para Laura Esquivel, la editora de Sentido Contrario, Consuelo Sáizar, relata la insólita historia de cómo decidió publicar el libro. Después de tener varias semanas en su poder el original de La familia nalga, sin leerlo ni tomar las llamadas del autor, Sáizar recibe una caja acompañada de una flor. En la caja hay un texto, el cuento de un autor que es ignorado por una editora a la que decide matar... El recurso, el ingenio y el empecinamiento de Elías Calles la llevaron a leer el original y encontrar ''uno de los momentos más placenteros" que ha tenido como lectora.

El colofón de la velada fue un espectáculo de bailes y canciones rematado por el rencuentro de Botellita de Jerez: Sergio Arau, Paco Barrios y Armando Vega-Gil. Si Timbiriche, Menudo, Pandora y Flans pudieron, Ƒpor qué ellos no? Y volvió a sonar el guacarrock.

Para rematar, los últimos en irse del Salón 21 se aferraron a la noche bailando salsa y merengue. Fin de fiesta.