n La muestra en el Palazzo Grassi, de Venecia, fue admirada por 500 mil personas
Más que la estética, lo que permea al arte maya es la religión: De la Garza
n Con 557 obras, la exposición que se abrirá en San Ildefonso es la más numerosa sobre esa civilización
Merry Mac Masters n Múltiples han sido las exposiciones acerca de la cultura maya, sin embargo Los mayas es la que incluye el mayor número de piezas, con 557. Otra particularidad de la muestra diseñada para el Palazzo Grassi de Venecia -admirada por más de 500 mil personas y ''restructurada" para inaugurarse el próximo 4 de agosto en el Antiguo Colegio de San Ildefonso- es que abarca a todos los países donde se desarrolló esa civilización: México, Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador y Costa Rica (límite de la región maya). También exhibe hallazgos de cinco estados de la República en los que hay ciudades mayas: Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán.
Una tercera característica de Los mayas es que las obras no fueron seleccionadas desde un punto de vista arqueológico, a fin de mostrar una secuencia cronológica o una región en especial; cómo se han hecho las excavaciones o cuáles son los descubrimientos recientes. Al contrario, su finalidad es sólo estética, de ''arte" maya, aunque por medio del arte ''pretendemos dar una visión general de lo que fue esa cultura, cómo sus habitantes expresaron todo su ser, ideas, organización política y su profunda sensibilidad estética", afirma en entrevista Mercedes de la Garza, curadora de la exposición. La directora del Museo Nacional de Antropología (MNA) agrega que esta línea viene desde el mismo Palazzo Grassi, recinto que alberga exposiciones de arte de los pueblos antiguos.
Creatividad con fines prácticos
-En el caso de los mayas, Ƒéstos abordaban una idea estética?
-No, al igual que todos los otros pueblos antiguos, los mayas no hicieron arte por el arte y no tenían un concepto del arte plástico. Ellos expresaron en lo fundamental sus ideas religiosas, acerca de los gobernantes, del vínculo del hombre con los dioses, o sea, realizaron arte como una forma de manifestar sus conceptos religiosos. Muchas veces el arte tenía hasta una finalidad práctica. Por ejemplo, todas las representaciones de los dioses eran para que éstos, al iniciarse los ritos, se encarnaran en las imágenes y recibieran las ofrendas de los hombres. Por eso colocaban la ofrenda en la boca del dios para que se alimentara con las esencias del sacrificio. Es una concepción religiosa muy compleja que tenemos que entender para comprender su expresión plástica.
-ƑEs un aspecto artístico más bien visto desde el siglo XX?
-Es una interpretación que hacemos, pero con base en las propias fuentes, es decir, en las obras plásticas, en los textos, en los jeroglíficos descifrados ya en buena parte. Los mayas escribieron libros muy importantes, después de la Conquista, en la Colonia. Aprendieron a escribir en el alfabeto latino y en sus lenguas copiaron sus antiguos códices. Escribieron otros textos, sus tradiciones históricas y sus ideas sobre los dioses en libros que conservamos y podemos leer porque están en nuestra escritura y porque las lenguas mayas todavía se hablan. Los textos, las excavaciones arqueológicas, las lenguas, todos son fuentes que nos permiten interpretar la antigua cultura maya.
Los mayas es resultado de una visita presidencial a Italia en 1996. Primero, ese país envió Magna Grecia y Sicilia, expuesta en el MNA de septiembre del 97 a marzo del 98. Luego, M éxico organizó Los mayas, que se exhibió desde septiembre del mismo año hasta el pasado 4 de mayo.
De la Garza relata que la selección de piezas estuvo a cargo de Peter Schmidt, arqueólogo y curador; de Felipe Solís y Miguel Angel Fernández, coordinador nacional de Museos del INAH, quien fue el curador técnico.
De la Garza asumió la dirección del MNA en junio del 97, en seguida el Palazzo Grassi solicitó su colaboración.
Después se reordenaron las obras escogidas. Cuando se acordó traer la muestra a México, la mayista fue invitada a ser la curadora, para cuya responsabilidad cuenta con los arqueólogos Tomás Pérez Suárez y Lynnette S. Lowe, y la historiadora Noemí Cruz Cortés. La museógrafa es la misma, Agata Torricella, pues el Palazzo Grassi ''donó" la museografía, es decir, bases y capelos.
Montar la exposición en San Ildefonso implicó ''varios cambios". Para De la Garza es la ''misma" muestra a pesar de que se sustituyeron cerca de 15 piezas. En Los mayas de Venecia había obra de los museos Británico, Metropolitano de Arte de Nueva York, dos de Alemania y uno de Holanda. Esas piezas no viajaron a México debido nuestra legislación sobre patrimonio cultural. De la Garza explica: ''Aunque esas piezas salieron de México hace muchísimos años y no había problemas, no sé, hubo un poco de temor, me imagino, de que a lo mejor si venían, no regresaban".
-ƑEso podría ocurrir?
-No, porque las piezas salieron de México antes de la ley del patrimonio del 1972. Incluso, a lo mejor algunas las hubieran prestado pero ya no se movió mucho eso porque teníamos muchísimas piezas y se prefirió que fueran de los países ubicados en el área maya.
''No valían la pena los trámites complicados que habría con esos museos por 15 obras. Las sustituimos con 18 provenientes de Joya de Cerén, en El Salvador, y de reciente excavación en Campeche (dos figurillas con imagen de cocodrillo, un plato y una máscara de jade). No hicieron falta.
Emoción por una cultura lejana
Después de la sala con una parte introductoria, la muestra se divide en nueve temas: Hombre y naturaleza, La ciudad, El tejido social, Los grandes señores, Escritos para la eternidad, Los vecinos, Vida cotidiana, El hombre y los dioses, y El hombre, que fueron ''restructurados" por necesidades museográficas de San Ildefonso y por algunos ajustes en el guión científico. De la Garza volvió a escribir las cédulas generales de sala y varias fichas individuales para piezas ''muy destacadas" -de suyo Los mayas incluye obras estelares-. Conservaron algunas cédulas realizadas en Venecia por una mayista, alumna de la curadora, que ''se adecuaban a nuestra idea científica de la exposición". Si ha variado el orden de los nueve temas es para que Los grandes señores y Escritos para la eternidad ''culminen" en la ''capilla" del recinto.
No obstante la alta calidad de la muestra, la entrevistada hizo hincapié en piezas como las dos cabezas de estuco encontradas debajo de la tumba del rey Pacal, en Palenque, integradas al tema de El hombre, cuyo fin es mostrar ''cómo el maya se representó a sí mismo y cuál es su concepto del hombre". Menciona, además, el dintel 3 de Piedras Negras, Guatemala, considerada una de las ''obras maestras" del arte maya, como el dintel 26 de Yaxchilán. Luego, está la estela 51 de Calakmul, Campeche, el objeto de más ''peso" (siete toneladas) que está a la entrada en el patio principal. Otra pieza pesada es un Chac Mol de Chichén Itzá. Por su parte, el altar G1, de Copán, Honduras, se exhibirá ''solo" en la sacristía de la capilla.
Contrasta con las grandes obras una máscara miniatura con incrustaciones de concha, de Chiapas. Estarán unas urnas de la región de El Quiché, que vienen del Museo Popol Vuh, en Guatemala. Hay un par de respaldos de trono, uno de Pomoná, y otro del área del Usumacinta, este último facilitado por el Museo Amparo de Puebla. También varias figurillas en barro de la isla de Jaina. Además, están las más importantes piezas del MNA, como un vaso en forma de cabeza de jaguar, institución que ha aportado un centenar de obras. Tampoco hay que olvidar la escultura de un sacerdote con cabeza estilizada de zopilote rey, seleccionada para ilustrar la portada del catálogo.
De las piezas que integran la exposición, 60 por ciento pertenecen a organismos mexicanos y el 40 por ciento restante a instituciones centroamericanas. La mayoría son del periodo clásico maya, que abarca del 200 aC hasta el 900 dC, aunque también hay del preclásico y del posclásico. Por ejemplo, como parte del tema Los vecinos, se incluyen obras olmecas del posclásico.
A Mercedes de la Garza le gustaría que en la mente de los que visiten Los mayas quedaran dos conocimientos: primero, una idea general de lo que fue esa cultura y todo lo que logró; luego, una imagen de la gran capacidad estética y plástica que tuvieron, es decir, ''una emoción profunda sobre un arte antiguo de una cultura tan diferente, tan lejana a nosotros".