La Jornada jueves 29 de julio de 1999

CARRETERAS: EL OTRO FOBAPROA

SOL El martes pasado, el director de Caminos y Puentes Federales de Ingresos (Capufe), Gustavo Carvajal Moreno, afirmó que su dependencia podría asumir el costo del salvamento de las carreteras de peaje llevadas a la bancarrota por el sector privado. La declaración es digna de ser comentada, tanto por los montos que es necesario dedicar al rescate carretero -unos 80 mil millones de pesos- como por la propuesta de una ''reincorporación'' al sector público, insólita en el contexto de dogma neoliberal privatizador que impera en el gobierno.

Por una parte, debe destacarse que el fracaso de las administraciones privadas de una buena parte de los caminos de cuota del país arroja una pesada carga adicional sobre los contribuyentes, a quienes el gobierno y el PAN les echaron encima las deudas del Fobaproa. No son los únicos casos: ha de considerarse, también, el rescate de los ingenios azucareros, y no puede descartarse que los vicios de origen de desincorporaciones turbias y mal realizadas conduzcan a operaciones de salvamento en otros sectores de la economía.

Lo cierto es que, entre las privatizaciones torcidas del sexenio pasado, las graves pifias macroeconómicas del actual, los fondos desviados al PRI y las corruptelas diversas, se ha conformado una masa de obligaciones que ronda el billón de pesos y que tendrá que ser cubierta con fondos de las arcas públicas, es decir, del patrimonio común de los mexicanos.

El dato mencionado es muestra suficiente del fracaso de la doctrina económica aplicada por el gobierno anterior y por el actual, una doctrina que ya resulta política y humanamente insostenible, incluso en las filas de la administración pública.

El deslinde ritual de los precandidatos y candidatos presidenciales priístas con respecto al Ejecutivo en funciones es una acendrada tradición del régimen político. No es casual que los actuales aspirantes hayan escogido como consigna de ese deslinde la crítica a su política económica, y que lo expresen en forma abierta o velada, a pesar de que hasta hace unos meses se mostraban firmes partidarios del ''modelo'' depauperador y concentrador de la riqueza.

Al margen de tales actitudes y de su obvio componente de oportunismo político, la declaración del martes de Carvajal resulta por demás inesperada, habida cuenta que su propuesta de que el Estado -por medio de Capufe- retome en forma permanente el control de las carreteras concesionadas es una clara iniciativa de nacionalización, es decir, una perceptible herejía en el entorno ideológico de los privatizadores a ultranza que detentan el poder.

Significativamente, el director de Caminos y Puentes Federales de Ingresos es representativo de una generación de priístas -los dinosaurios- que difícilmente comulga con los postulados de la tecnocracia gobernante, que ha sido avasallada por ésta durante los últimos tres sexenios y que pareciera encaminarse, en forma cada vez más determinada, a una abierta toma de posición contra el neoliberalismo.