n Crónica de un recorrido por la exposición, previo a su apertura al público


Los mayas, apuesta por la sensibilidad del visitante

Merry Mac Masters n Los mayas es una exposición que apuesta por la sensibilidad del visitante. Esto es evidente desde la primera sala temática. En ''Hombre y naturaleza" nos enfrentamos con el entorno natural de este pueblo que de ninguna manera fue un grupo homogéneo. El conjunto de etnias, con distintas lenguas y costumbres, se asentó en un territorio de casi 400 mil kilómetros cuadrados que comprende los estados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, partes de Tabasco y Chiapas, así como Guatemala, Belice y las porciones occidentales de Honduras y El Salvador.

La variedad geográfica del área ofrece un mundo animal que se impone en vasijas, urnas, incensarios, vasos policromos, cajetes, ollas, figurillas y platos. Tejones, venados, jaguares, tapires, roedores, perros, guajolotes, búhos, murciélagos, insectos, monos, aves acuáticas, peces, cocodrillos, tortugas, patos, ranas, calamares y diseños vegetales fueron utilizados por los mayas para adornar sus objetos utilitarios.

Si el impacto visual de ''Hombre y naturaleza" nos deja con la sensación de que tal vez aquí lo más importante no es leer las cédulas, ese sentimiento se refuerza al pasar al segundo de los nueve temas que integran la muestra de 557 piezas que el próximo 4 de agosto será inaugurada en el Antiguo Colegio de San Ildefonso. El acceso a ''La ciudad" es por medio de un pasillo con grandes columnas, soportes de altar, esculturas, atlantes, pero también poblado de cabezas y rostros humanos. Desde la entrada la urbe maya nos ha impactado. Una vez adentro salen al paso lápidas, portaestandartes, mascarones, más atlantes, serpientes aladas, otras emplumadas, relieves de danzantes y, presidiendo a la masa pétrea, la ''reina de Uxmal" (en escultura) y el ''rey de Kabah" (fragmento de una columna).

En la exposición las bases que soportan las piezas, y que fueron realizadas en Italia donde Los mayas primero se exhibió en el Palazzo Grassi, de Venecia, tienen como colores el rojo ladrillo y el azul turquesa porque evocan los tonalidades del mundo maya. Las cédulas, incluso, se han integrado a las partes azul turquesa. Muchas veces hay que agacharse para leerlas, lo que podría resultar incómodo, pero como explicó el diseñador gráfico Ricardo Salas se trata de no competir con las obras.

Traspasada La ciudad, hay que conocer a sus habitantes. De allí el tercer tema, ''El tejido social". Todas las clases y rangos están presentes, la élite, los ancianos, las damas, los niños, los guerreros, hasta un orador o actor y un gordo mercader con un abanico en la mano. Dentro de este apartado se incluye la guerra y las costumbres funerarias. Así que relieves y escalones con imágenes de cautivos devienen máscaras funerarias de jade, obsidiana y concha. También se muestran orejeras, cuentas, pendientes, pectorales de piedra verde y collares de concha y jade.

 

Inscripciones en todas partes

 

El recorrido lleva al visitante a salir al Patio de Pasantes para, de inmediato, entrar a la sala La Sacristía, donde en el centro se exhibe el altar GI, de Copán, Honduras, en el que se aprecian dos cabezas serpentinas de dragón con plumas en el cuello, separadas por una inscripción. Muchos símbolos caracterizan al gobernante, pero el principal es el dragón, imagen del dios supremo Itzamná, comparado con el sol. El tema ''Los grandes señores" continúa en el área de la capilla. Hay figurillas que por su tocado representan a un alto personaje.

Antes de salir de esta sección se aborda el quinto tema, ''Escritos para la eternidad". Las muestras de escritura están por doquier, en dinteles de piedra, en piezas de estuco, en vasijas. ''Los mayas escribieron en todas partes", como dijo Mercedes de la Garza, curadora de la exposición y directora del Museo Nacional de Antropología. ''Tenemos indicios que hasta en los textiles tenían inscripciones", porque ''hay glifos que hablan de algo", agregó la mayista. El contenido de estas escrituras es matemático, astronómico, cronológico e historiográfico, ya que también escribieron la historia de sus gobernantes.

La exposición sigue en el segundo nivel con el rubro ''Los vecinos", es decir, los otros pueblos mesoamericanos con los cuales los mayas tuvieron contacto como los olmecas y los toltecas. Allí se puede comparar la similitud entre un disco de mosaico procedente de Tula, Hidalgo, y un disco de turquesa hallado en Chichén Itzá, Yucatán. Si los mayas influyeron en los demás pueblos con sus conocimientos calendáricos y astronómicos, la influencia de la gran metrópoli del altiplano central, léase Teotihuacán, se hace evidente en la arquitectura y en la cerámica maya de sitios tan lejanos como Tikal, en Guatemala.

No importa la clase social, todo el mundo tuvo una ''Vida cotidiana", séptimo tema de la muestra. Aquí los objetos utilitarios como jarras y floreros, se tornan más sencillos. Una vasija muestra a una fémina con el vientre abultado. Un incensario incorpora la figura de una anciana. Llama la atención un fragmento de textil de uso funerario con la imagen de un guerrero, proveniente de una cueva en Chiapas. Se trata de uno de los poquísimos objetos realizados con materiales perecederos incluidos. Los otros son una jícara pintada, un dardo y un lanzadardos de madera, así como una pequeña máscara de madera con incrustaciones.

''El hombre y los dioses" es el tema más extenso de la expos ición porque también comprende los diferentes ritos como el sacrificio, el juego de pelota y aquellos funerarios, todo lo que es la religión maya. Igual que en ''Tejido social", vuelven a aparecer figurillas de la isla de Jaina, Campeche, como la pequeña figura antropomorfa ''tal vez de un dios naciendo de una flor". Otra vasija muestra a un anciano saliendo de un caracol. Bueno, hasta hay un hueso humano tallado en bajorrelieve con cuatro figuras.

Por último, nos encontramos frente a ''El hombre" que se manifiesta mediante diversos rostros humanos. No se trata de cómo vemos a los mayas, sino cómo ellos se veían a sí mismos. La sala remata con dos obras maestras del arte maya, el par de cabezas de estuco encontrados debajo de la tumba del rey Pacal en Palenque, igual que terminaba la muestra en Venecia.

Una constante en Los mayas es el alto nivel de preservación en que se encuentran las piezas. Para poder reunir tal cantidad de obras ''estelares", basta pensar en tantos años de excavaciones que habrán tenido que pasar.

(Los mayas será inaugurada el 4 de agosto, a las 20:00 horas, en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, Justo Sierra 16, Centro Histórico. Entre las múltiples actividades que ofrece se incluye un ciclo de conferencias que empieza el 25 de septiembre, cursos sobre los mayas antiguos y el arte maya; también un ciclo sobre medicina tradicional que empieza el 4 de octubre y un curso de chamanismo. Asimismo hay diversos talleres y programas infantiles y juveniles. La muestra permanecerá abierta hasta el 31 de diciembre.)