n El día 12 se estrenará la ópera que dirige Ripstein


Salomé, historia insondable por su vastedad de significantes

n Concebida en México, la obra tiene ofertas para viajar a España

Pablo Espinosa n Salomé: altísima tensión emocional en líneas de canto preñadas de actitud recitativa amén de líneas melódicas crispantes.

Prosa subversiva volcada en teatro por Oscar Wilde y devenida ópera merced al genio poswagnerita de Richard Strauss.

Historia harto conocida por su anécdota, pero insondable aún en su vastedad de significantes.

Reto formidable para cantantes y para atrilistas.

A todos estos elementos se suma un gran acontecimiento artístico en México, sin precedentes: en la parte musical, la solvencia técnica es muy elevada, pues el elenco es de primer nivel mundial y en la parte escénica se conjuntan por vez primera dos figuras también de nivel artístico planetario: el cineasta Arturo Ripstein, director de escena y, el pintor Rafael Cauduro, como autor de vestuario y escenografía.

 

Producción de calidad

 

Tales virtudes conlleva el inminente estreno -el 12 de septiembre, a las 20:00 horas, en el Teatro de Bellas Artes- de Salomé, ópera de Richard Strauss, en una producción a cargo de la Compañía Nacional de Opera, cuyo muy elevado prestigio ganado a pulso merced a la calidad de sus producciones en años recientes ha conjuntado ese equipo creativo. Se trata de uno de los estrenos más esperados en el ámbito operístico en mucho tiempo.

Al despuntar la década, el cineasta alemán Werner Schroeter vino a México para poner en escena Salomé, en una lectura muy a tono con sus cualidades estilísticas, de mirada oblicua hacia el decadentismo. Esa visión neoexpresionista de Schroeter ocurrió cuando en nuestro país se perfilaban, ya, rumbos nuevos para el arte operístico cuyos frutos hoy disfrutamos en plenitud: el amaridamiento feliz de teatro y ópera y artes plásticas y danza y arquitectura y cine y... la convivencia de las artes, esencia primera y última de la ópera.

En aquella ocasión, el papel de Herodías estuvo a cargo de la mezzosoprano estadunidense Barbara Dever, quien lo hace de nuevo bajo la dirección escénica de un cineasta, en este caso el mexicano Arturo Ripstein. El papel principal en esta ocasión descansa en la garganta de una especialista: Karen Huffstodt, considerada una de las mejores intérpretes del papel de Salomé. El barítono Greer Grimsley será Juan Bautista y tiene en su trayectoria cartas credenciales que no necesitan más que su sola mención: interpretó el papel de Escamillo en la producción del maestro Peter Brook, La tragedia de Carmen, a partir del clásico de Bizet. Quade Winter, Herodes, dice por su parte que su papel es endiablecidamente complicado, su personaje es un verdadero maloso y que por ambas causas, bromea, no le cuesta trabajo ser Herodes.

 

Cauduro, debut de un melómano

 

Por supuesto que la participación del maestro Rafael Cauduro es un acontecimiento trascendental en la cultura mexicana. Lejana, rebasada incluso la etapa del nacionalismo cultural, la convivencia de las grandes firmas artísticas en los escenarios dancísticos o bien operísticos de México brillaban, pero por su ausencia.

El arte operístico contemporáneo tiene en su seno la dedicación de grandes pintores, pero en otros países, baste un ejemplo: David Hockney.

En México, el debut del melómano Rafael Cauduro, cuya genialidad es reconocida abrumadoramente, es una fiesta.

Habrá cuatro funciones de Salomé con este equipo creativo formidable en Bellas Artes, la primera de las cuales ocurrirá en un horario diferente al habitual, pues las funciones dominicales suelen iniciar a las 17:00 horas. En esta función de estreno, en cambio, dará comienzo a las 20:00 horas. Las actuaciones restantes serán los días 14, 17 y 19, siempre en el palacio bellasartiano.

Se trata de una producción por entero concebida en México y ya tiene ofertas para viajar, por lo pronto hay interesados en cuatro sedes de España, además de que el tenor Plácido Domingo ha ofrecido llevarla a las compañías operísticas de las que es director artístico: Los Angeles y Washington.

He aquí Salomé, una producción operística que hará historia.