La más clara expresión de pluralidad y de convivencia social es el respeto y la tolerancia. Sin exclusiones o descalificaciones a ultranza, quienes laboramos como representantes populares, tenemos la oportunidad de participar en la construcción de un México más pleno, que responda a las exigencias de la ciudadanía. Un México donde la libertad y la democracia se funden para aprovechar la energía social de los mexicanos. Nuestra herencia histórica es grande. Debemos conservarla, evitando riesgos innecesarios.
Los nuevos tiempos exigen y demandan madurez, responsabilidad, conciencia y enorme sensibilidad para fortalecer los valores de la sociedad. Nuestro compromiso es dignificar la política como un espacio idóneo para dirimir controversias, resolver diferencias, equilibrar tensiones. Con un trabajo serio y comprometido podremos construir consensos, puentes firmes para transitar hacia la concordia.
La democracia no puede tomarse como pretexto para dividir a los mexicanos. Esto debilita la vida pública y la convivencia social. El mayor reto para todos es conciliar los intereses y diferencias en beneficio de la nación, con principios éticos consustanciales al México que todos aspiramos.
Por ello, frente a la problemática universitaria que tanto nos duele, postulamos el cumplimiento y el compromiso de la relación respetuosa que se necesita entre educandos y autoridades. Es necesario trascender la parálisis que embarga a la Universidad Nacional Autónoma de México, para que vuelva a ser el eje de la enseñanza-aprendizaje, el centro de la reflexión y la cordura.
Asimismo, en Chiapas reafirmamos el compromiso de que gobierno, sociedad y partidos políticos sigamos privilegiando el anhelo de atender la justicia social, a fin de generar la confianza y las nuevas condiciones para retomar el diálogo. El odio, la simulación, a nada conducen. Las revoluciones --decía Montesquieu-- inician cuando se piensa, no cuando se grita.
El debate respetuoso, firme, con ideas y propuestas, confirma la voluntad y vocación de servicio. La tarea en pos de la justicia social es indeclinable. La presencia de la pluralidad, de los desequilibrios sociales, no puede atentar contra el afán de integrar una nación más justa, a través del entendimiento, el acatamiento de la ley a fin de regir la convivencia social. La tarea primordial de la política es el servicio a los demás, no una lucha descarnada por el poder. Los tiempos electorales
están en el horizonte de todos los partidos y de las fuerzas políticas del país. Es claro entonces que las pretensiones para alcanzar el voto ciudadano, tienen elementos de riesgos. Porque en aras de la dinámica electoral se puede caer en el enfrentamiento estéril, en la confrontación abierta, que puede provocar rupturas.
Los legisladores del Partido Revolucionario Institucional asumimos este reto con la convicción de que la competencia política no puede entorpecer ni diferir la acción pública que nos reclaman nuestros representados. A ello nos comprometemos y a ello convocamos.