n Sagar impulsa cultivos
Piden empresas reglamentación oficial para los trasgénicos
Matilde Pérez y Angélica Enciso n Persistentes en la defensa de la ingeniería genética como alternativa para reducir la desnutrición, incrementar la productividad de alimentos y asegurar la alimentación de la humanidad para los próximos 25 años, representantes de las dos principales empresas -Savia y Monsanto- que en México desarrollan estos productos se pronunciaron por una reglamentación oficial.
Este proceso se debe dar con base en una evaluación científica en torno al uso de estas semillas y la oferta de esos alimentos, dijeron Eduardo Pérez Rico, de Monsanto, y Mario Rodríguez Montero, del Grupo Savia, del consorcio Pulsar, quienes también aseguraron que en México no hay a la venta ningún producto trasgénico.
Al participar en el seminario Biotecnología y seguridad alimentaria Ƒson compatibles?, Rodríguez Montero habló de las bondades de los productos trasgénicos, los cuales -según él- evitarán la deforestación de los bosques tropicales, reducirán el uso de agua y de agroquímicos y ayudarán a recuperar las tierras marginales de lo que algún día fueron bosques.
"Podemos mejorar la nutrición y la salud de la población mexicana a través del desarrollo de la ingeniería genética, incluso se pueden prevenir enfermedades tanto en los vegetales como en el ser humano", dijo, y como ejemplo comentó que el jitomate trasgénico ayudaría a prevenir el cáncer en la próstata.
Competencia entre EU y Europa
La discusión sobre estos productos es resultado de una competencia comercial entre Estados Unidos y Europa, dijo Rodríguez Montero, y urgió a las autoridades a reconocer el valor nutricional que se puede aportar con esta tecnología y a terminar "con los malos entendidos que han generado confusión" en torno al uso de las semillas y al consumo de esos productos.
Respecto a la reunión que en breve se realizará en Estados Unidos para discutir la firma del protocolo de bioseguridad, el empresario manifestó su confianza en que el gobierno mexicano actúe razonablemente y con sensibilidad para evitar la destrucción comercial de la biotecnología.
Eduardo Pérez Rico se refirió al incremento de la tecnología genética en la elaboración de alimentos en Estados Unidos, que a su vez ha ayudado en la reducción del uso de herbicidas para la producción de soya y maíz, así como para incrementar sus rendimientos.
La Secretaría de Agricultura, a través del programa Alianza para el Campo, ha impulsado el uso de semillas trasgénicas en algodón y se han sembrado este año 76 mil hectáreas en el norte del país, mientras que en el sur no se autoriza el cultivo, ya que hay especies silvestres que pueden contaminarse, indicó Amada Vélez, de la dirección de Sanidad Vegetal de esa dependencia.
Asimismo, con el cultivo de productos modificados genéticamente es posible dejar de utilizar agroquímicos, por ejemplo, en el caso del algodón es necesario hacer hasta 15 aplicaciones, pero con la fibra trasgénica se elimina su uso, "con lo que se evitan daños a la ecología y a la salud humana, explicó Jorge Kondo, director del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).
Agregó que México es país de origen de maíz y se ha preocupado por tener una colección de diversos materiales de esa especie, por lo que el grano trasgénico sólo se podrá liberar cuando se midan los efectos del flujo genético entre semillas criollas y variedades mejoradas.
"Si se generara un maíz trasgénico resistente a la sequía, con calidad genética invariable de generación en generación, que resolviera gran parte de la problemática de los campesinos más pobres, se pondrían en la balanza los posibles riesgos del flujo genético a parientes silvestres, respecto a las ventajas obtenidas por el uso de esta variedad, tomándose en ese momento la decisión más adecuada", agregó.