Después del asesinato de Paco Stanley, las investigaciones policiacas han revelado que no era exactamente un ciudadano probo y respetable. Pero como conductor era un profesional, quizás el último representante de una escuela del relajo a la mexicana, antes personificada por Paco MalgestoÊy El Loco Valdés. Quien lo dude, podrá arriesgarse al castigo de ver el horrible programa que sustituyó a Una tras otra en la barra matutina de TV Azteca.
Desde su nombre, Tempranito 2000, el programa asume su carácter choto y retrógrada. Se originó como una emisión de fin de semana pero, ante las circunstancias de emergencia, se volvió diario en lo que se pensaba era un cambio temporal. (Tras la muerte de Stanley, un ejecutivo anunció un nuevo programa llamado Amigo, a ser conducido por Mario Bezares. A menos que el título cambie a Amigo tras las rejas, es improbable que se cumpla.) Dado que TV Azteca se ha especializado en abaratar la oferta de Televisa (eso proviene -uno supone- de la experiencia de vender electrodomésticos en descuento), podría pensarse que Tempranito 2000 es una versión aún más pinche de Hoy. Pero ni eso. Porque el programa nunca ha desarrollado personalidad alguna, empezando por sus conductores.
Desde el principio, la figura principal ha sido Alan Tacher, un locutor que, al parecer, tiene fascinados a los ejecutivos de la empresa (y a pocos más). Tanto han abusado de su anodina presencia que igual lo han usado para animar programas de concurso, transmisiones del Oscar o esta cosa. Si Paco Stanley tenía una cualidad era la de aceptar su sangronería; vaya, era un sangrón militante y de ahí derivaba su humor. Tacher, en cambio, se esfuerza por hacerse el simpático, una forma segura de caer mal. Su alternante femenina es igualmente limitada. Al ser promovida a una telenovela vespertina para lucir bikinis, Anette Michel fue sustituida hace meses por la infantiloide Betty Monroe, una prueba contundente de que un físico atractivo es inútil si no existe algo de cacumen. La mirada de la chica es realmente virginal en este sentido: hace sospechar que por ese cerebro no ha pasado un solo pensamiento inteligente.
Al no anclarse ni siquiera en una conducción eficiente, Tempranito es un champurrado indigesto de los conceptos más manidos de la televisión matutina. Es decir, un programa de variedades para gente ociosa, con cabida para reportajes, números musicales, promociones del canal, deportes, chismes de la farándula, sketches cómicos, recetas de cocina, concursosÉ todo ejecutado bajo los signos inexorables de la ineptitud y la mediocridad.
Obviamente, el programa no funciona ni para los productores aztecas pues los constantes cambios en su estructura denotan desesperación. Por ahí apareció brevemente Susana Alexander, pero su verborrea incontenible sólo atolondraba más a los conductores. Ahora han incorporado a Rocío Sánchez Azuara, la afectada tránsfuga de los programas amarillistas; también a Daniel Bisogno, la encarnación de la antipatía entre los chismosos de Ventaneando. Hasta Tacher fue reemplazado en fechas recientes por conductores invitados, como para ilustrar que nadie puede con el paquete. El síntoma de mayor desesperación ha sido reclutar al grupo musical que antes acompañaba a Stanley (incluso se intenta repetir las mismas bromas racistas que éste le hacía al saxofonista apodado Balta). Es como trasplantarle varios órganos a un cadáver.
Los ejecutivos de la empresa Azteca deben tomar medidas radicales. Por ejemplo, darle el tiro de gracia a Tempranito 2000 y sustituirlo por un tiempo con repeticiones de Una tras otra. ¿Se imaginan la cantidad de público que querrá comprobar en pantalla el presunto rencor de Bezares y la edecana contra Stanley? Luego, una telenovela a clef sobre el mismo caso, en el plan policiaco de Nada personal. (Una sugerencia de casting sería piratear de las filas de Televisa y conseguir a Alfredo Adame en el papel de Mayito, Edith González como La Guera y Enrique El Perro Bermúdez como El Cholo.) El rating estaría garantizado.