Ť Rodríguez y Aute ofrecieron un concierto en la plaza de toros Las Ventas
...Y en el aire de Madrid volaron sortilegios
Mónica Mateos, enviada, Madrid, 11 de septiembre Ť Dos en concierto: Silvio Rodríguez y Luis Eduardo Aute, ante miles de jóvenes que, al grito "šviva la revolución!", reivindicaron espejismos, consolidaron certezas y parieron mariposas de aire que durante poco más de tres horas no dejaron de revolotear por la plaza de toros Las Ventas, en una tibia noche madrileña.
Hace seis años, en este mismo lugar y quizá ante la misma gente, los trovadores protagonizaron un mano a mano de antología. "Aquí estamos", dijo sencillamente Aute. Los trovadores no repitieron el concierto de 1993, lo superaron.
Con guitarra en mano, al igual que muchos de los espectadores, el cantante español empezó con Anda. El coso taurino, rellenito de muchachos que bien podrían ser hijos de cualquiera de los dos artistas. Los fieles seguidores del jefe Unicornio y el subcomandante Aute se recetaron una buena dosis de estrategias para bien querer y desamar.
Esta gira, que inició hace unas semanas en Cuba, la tierra natal de Silvio, tuvo en Madrid, la casa de Aute, su segundo punto nodal: ''Ustedes son imprescindibles'', dijo el español, y avisó que, "si sobrevivimos al 2000", en Filipinas, el lugar donde nació, concluirá su recorrido musical, aunque antes, en noviembre, pasará por América.
Las banderas con el rostro del Che Guevara brotaron cuando Silvio Rodríguez llegó al escenario. Se sentó junto a la guitarra-fusil de Aute. En esta tierra donde las guitarras son las mejores amantes, Silvio, ''sin afán de abjurar de la palabra de José Martí'', interpretó con la suya y acompañado por el guitarrista Rey Guerra su versión de aquella sentencia de que para ser un hombre cabal en la vida hay que tener un hijo, sembrar un árbol y escribir un libro. El cubano pidió con su canto piedad para el hombre "sin hijo ni árbol ni libro".
El público pedía Ojalá, pero el trovador aclaró: "Espérense un ratito. No me gusta el aplauso fácil, estaría traicionando una parte importante de lo que nos une... Me gusta correr riesgos". E interpretó más temas de su reciente producción musical, Mariposas, la cual estará a la venta el próximo 21 de septiembre, en el que se incluye una recopilación de viejas canciones como Tu sonrisa ha cambiado, Al final de la segunda luna, Días y flores, Alguien, Viñeta y Quién tiene viejo el corazón.
Quienes no estaban en las gradas de la plaza de toros, de plano se acomodaron en el ruedo, y sentados en la arena, muchos abrazados, escucharon la sentencia de Aute: "Este tema va para los que realmente saben hacer el amor, porque ųƑsaben?ų ya casi nadie lo hace, ahora todo mundo se la pasa en aerobics genitales, entonces cuando alguien de verdad hace el amor... es un milagro".
šZas! Algunas manos se soltaron, otros, muy poquitos, se acurrucaron más. Un silencio fino reverenció al cantante cuando empezó con Cada vez que me amas: ''Tu saliva siembra la luz en la noche de mis ojos''. Luces violetas chorrearon sobre el coro monumental en que se convirtió Las Ventas para saludar el regreso de Silvio con sus Causas y Azahares, sus recuerdos y bendiciones dedicados a la Habana vieja, a Rosana, "al capitán de mi equipo, a Sotomayor, que es alguien que tiene el don de volar a las estrellas", y a los ángeles que le roban la voz a los enamorados para obsequiarles el silencio.
Aute no se quedó atrás en eso de regalar canciones y sortilegios. Le cantó a Katy Jurado, su amada actriz mexicana a la que conoció hace dos años en Tepoztlán, los cinco minutos suficientes para inspirarlo; revivió a Hemingway, pidió perdón a los muertos de nuestra felicidad y con Silvio coincidió en que es terriblemente absurdo estar vivo "sin el aire de tu cuerpo, sin tu latido. šAy, amor mío".
Los dos en concierto se despidieron. Era la medianoche. Pero los madrileños demostraron que, como dicen las abuelitas mexicanas, no tienen llenadera. Hicieron regresar a los juglares en šcinco ocasiones! , y los obligaron a cumplir. Todo o nada y hasta saciar. Silvio, entre otras, se aventó Ojalá. Aute, entre dos o tres segundos de ternura, cumplió con Al alba, y ambos se echaron El unicornio azul y Albanta.
Las mariposas de aire, preñadas de luz y sueños renovados, al finalizar en la madrugada el concierto, continuaron, ahora sí, satisfechas su vuelo.