Se ofrecen pocos espectáculos de calidad, apunta
La vida nocturna ya se contaminó, según Homero Wimer, empresario
Silvia Garcilazo n Por El Bugambilia pasó gente como Jeanette Macary, Jaime López, Jesusa Rodríguez, Liliana Felipe, Café Tacuba, Regina Orozco, Astrid Hadad o Cecilia Toussaint, además de presentarse libros, performances y obras teatrales.
Se trataba de un nuevo espacio cultural que respondía en ese tiempo (1989) a la necesidad que tenía "el público diferente" de encontrar una propuesta distinta en un contexto específico. El director artístico de ese espacio y creador del concepto fue Homero Wimer, actor, empresario y productor.
El Bugambilia, abierto a cualquier manifestación artística, venía a romper con la moda de los antros oscuros, los ghettos, los grupos underground. Todo iba viento en popa hasta que el conservadurismo de las autoridades de la administración pasada cerró el lugar.
"Después -narra Homero Wimer- la ciudad se abrió a un sinfín de ofertas, ya sin ton ni son, y dejó de haber una selección natural. Ahora tienes que escoger muy bien a dónde ir, y sólo hay dos o tres espacios que son muy buenos. La vida nocturna ya se contaminó".
Mucha de esta oferta forma parte de la cultura gay, de las manifestaciones culturales (arte, literatura, poesía, teatro y espectáculos) realizadas por la comunidad lésbico-homosexual.
-ƑCuál es la importancia de que existan estos espacios?
-Estamos en una megalópolis donde la comunidad gay es elevadísima, eso no lo podemos negar. Entonces este segmento de ciudadanos requiere de un lugar para sentir que tiene una oferta propia.
-ƑQué opinas sobre esta oferta de espectáculos y lugares que hay en la ciudad?
-Creo que, fuera de los espacios como el de Tito (Cabaré-Tito) o como el de Jesusa Rodríguez, en cuestión de cabaret; o el Foro Shakespeare y uno o dos teatros nuevos que están proponiendo algo de calidad teatral, los demás son espectáculos muy menores, sin calidad, que lo único que hacen es entretener. Me refiero a estos shows tan decadentes donde únicamente imitan a una estrella de la música. O estos lugares de las tangas y los strippers. Desgraciadamente, esta oferta es más amplia que la de los espacios alternativos que existen.
-En la década de los setenta se dieron las llamadas razzias, una forma terrible de reprimir y extorsionar a la comunidad gay, que terminó. ƑCrees que exista alguna forma de represión o extorsión hacia esta comunidad?
-Sí, creo que sigue habiendo extorsión. Creo que los espacios para la pura diversión son controlados por gente que a veces ni siquiera pertenece a la comunidad gay, lo cua l no sería ningún problema, pero lo es en el momento que de nuevo te están vendiendo protección. De nuevo están diciendo: "Aquí estás bien cuidado. Yo no soy como tú, pero aquí tengo ciertos fueros y tengo el lugar". No hay un compromiso, porque no comparten las mismas inquietudes con el público que están convocando.
-ƑA un paso del nuevo milenio, es posible que la sexualidad ocupe un lugar importante en el ámbito político y social?
-Creo que si no hay una cultura y una educación sexual abiertas y muy claras, el futuro podría ser muy negro. La comunidad gay es una de las comunidades más concientizadas en cuanto a la pandemia del sida, y a las enfermedades sexuales gravísimas que hay. Por otro lado, se puede ver que ha crecido considerablemente dentro del hogar, donde vive una persona que sigue reprimiendo su sexualidad, que vive una sexualidad doble. Eso es lo más doloroso que hay en nuestra realidad sexual. Debe haber la libertad de hablar y vivir la sexualidad.
-ƑConsideras que las marchas gays son exhibicionismo barato?
-No veo mal que alguien salga a lucir sus mejores galas, Ƒpor qué no hacerlo? Finalmente, es un desfile para divertirse, no sólo para llorar por la represión que se ha vivido durante mucho tiempo. Es muy respetable el sector de homosexuales al que le gusta travestirse. Pocas oportunidades hay de decir "qué bueno que me vieron hoy, porque mañana me voy a tener que guardar en el antro".