Un rol por los antros
Penélope Mix Club. Discoteque. Este lugar, con una moderna infraestructura y un eficiente equipo ejecutivo, pretende hacerse de un ambiente selecto y elegante dentro de los círculos gays. A este sitio acuden en su mayoría hombres, e inclusive es gestionado y atendido exclusivamente por gays. En su fiesta inaugural contó con la actuación de Village People, uno de los grupos exitosos de la música disco de los años 70, muy ligado al mundo gay. Desde su inauguración, el Penélope ha querido seguir llevando a su escenario espectáculos de nivel, por lo que el pasado 23 de abril ofreció, en exclusiva, un concierto de la reina de las discotecas, Gloria Gaynor. Se ha convertido en el lugar de moda en el ambiente gay más fresa, y con el esfuerzo de su equipo es cada vez más concurrido.
Otra posibilidad de pasar una noche divertida en una discoteca de ambiente es El Antro, donde hay una variedad de espectáculos, desde tardeadas los domingos hasta concursos vanguardistas, según se anuncia, como el certamen Mr. Plátano Macho.
Estos sitios se suman al amplio abanico de espacios que ofrece esta ciudad para la comunidad gay, especialmente para hombres homosexuales, porque Ƒcuántos lugares encontramos destinados exclusivamente a la comunidad lésbica? Curiosamente, muy pocos, aunque existe alguna excepción, como El desván de las Virreynas. Este lugar rompe con los estereotipos de ambientes nocturnos gays. Es un espacio pequeño, sencillo, tranquilo y muy agradable. De hecho, se trata de un bar recreativo, en el que, aunque no faltan las fiestas y la diversión, también se llevan a cabo otro tipo de actividades, como conferencias, exposiciones, debates y eventos musicales. Su horario no es demasiado noctámbulo, ya que suelen cerrarlo alrededor de las 12 de la noche, por lo que, tanto el horario como el ambiente hacen de este sitio una especie de café-bar, no tan idóneo para ligar, sino más bien para conocerse, pasar un buen rato y hacer cosas en común dentro de la comunidad lésbica.
No se podría dejar de nombrar el mítico "14", en Garibaldi, un antro cuyos rasgos se han ido suavizando para mostrar ahora un escenario menos cachondo. Aquí ya no es lo que fue, aseguran quienes alguna vez fueron asiduos al lugar. Sin embargo, El 14 conserva cierto misterio. Rostros que se ocultan tras numerosas capas de maquillaje; senos indefinidos que cuelgan de un tórax poco femenino, faldas cortas que cubren unas piernas... poco sensuales.
Al 14 siguen acudiendo los zardos, símbolos eróticos en "estos ambientes". Llegan en grupo de más de tres, al igual que "las bellas", que han salido a bailar solas, tal vez para animar a los parroquianos a que las inviten en la próxima pieza. Ya alguien, una voz en lo oscuro, se refiere a ellas como Las Barbys. De repente, la fiesta se interrumpe por la ronda (el operativo para identificar y/o cargarse a todo aquel que porte drogas o ejerza la prostitución), que últimamente se ha hecho costumbre en Garibaldi. Todos ahí han pasado por la báscula. La ronda se lleva a un mesero por, alegan, "portación ilegal de drogas", aunque sea sólo unos gramitos para uso personal. Con Las Barbys la cosa se pone menos dura. Ellas se quedan negociando su detención.