José Antonio Rojas Nieto
El mercado eléctrico español

Madrid * La mañana de este sábado 11 de septiembre sorprende a la calurosa capital española con dos noticias económicas: 1) en el contexto de lo que llama la prensa madrileña un alto clima de precampaña electoral, y en una rueda de prensa de las que no hacía hace casi dos años, el presidente Aznar aseguró que las raquíticas pensiones españolas (cerca de 3 mil pesos mexicanos en promedio, en un país con una vida entre 20 y 25 por ciento más cara que en México; con severas dificultades para registrar una inflación menor a 2 por ciento como sus socios europeos; y apenas por superar una severa caída industrial experimentada desde febrero) subirían con la inflación anual para evitar su deterioro, y 2) en el contexto de las crecientes presiones inflacionarias, la segunda noticia que sorprende es la del nivel al que han llegado ya los precios del petróleo: 23.06 dólares el crudo Brent (aseguran los diarios El Mundo y El País) y poco más de 20 la mezcla mexicana de exportación (reseña Roberto González en La Jornada de este mismo sábado), lo que hace inminente la elevación de los precios de la gasolina en España, a casi 50 pesetas por litro Eurosuper sin plomo (Premium) antes de impuestos, es decir, cerca de 3 pesos por litro, que con el 65 por ciento de impuestos en el precio final significan un precio público de casi 9 pesos. 85 por ciento más elevado que en México.

Pero no sorprende ya ųsegún me explican algunos críticos de la apertura eléctrica españolaų la noticia de este sábado en torno a la denuncia que ha hecho la Comisión Nacional del Sistema Eléctrico (CNSE, reguladora de la competencia), respecto del contrato que desde 1990 establecieron las empresas estatales EDF (Electricidad de Francia) y REE (Red Eléctrica de España), en torno a las importaciones de energía eléctrica en bloque desde Francia, que ųa decir de la CNSEų impide la libre competencia, en este caso ya no de las empresas españolas que surten 84 por ciento del consumo español, sino de otras empresas eléctricas europeas (en este caso se menciona Electrobel de Bélgica), para disputarse el 16 por ciento restante, compartido por EDF con productores en régimen especial, no incluidos en las tres grandes compañías españolas de electricidad: ENDESA (43 por ciento), Unión Fenosa (32 por ciento) e Iberdrola (25 por ciento), las dos últimas con presencia e inversiones en México, concretamente en las plantas de producción independiente de Hermosillo y de Monterrey.

Este interés de Electrobel por lograr un acceso más simple a España se explica no sólo por la tradicional rivalidad de belgas y franceses, sino por las dificultades que la compañía belga ha tenido para entrar a Francia, entre otras cosas por las nuevas condiciones comerciales que ofrece una empresa altamente productiva y eficiente como la estatal francesa a sus clientes, sino, sobre todo, por su interés en penetrar a un mercado muy dinámico, pues por segundo año consecutivo el consumo de electricidad en España registra altos crecimientos: 6.8 por ciento en 1998 y 6.4 por ciento hasta agosto de 1999.

Pero lo cierto es que en España no sólo hay dificultades en la competencia con otras compañías internacionales, en este caso EDF o Electrobel, sino también a nivel interno. Para algunos estudiosos locales es claro que, luego de la Nueva Ley Eléctrica del 13 de noviembre de 1997, la acelerada copia al carbón de los modelos de reforma de Inglaterra y Gales no ha logrado su adecuación a la realidad española actual, por más que en este caso ųel español desde luegoų se justificó un proceso más rápido y profundo que lo acordado en la legislación de la Unión Europea, justamente para obligar a las eléctricas españolas a enfrentar con más rigor la competencia externa, sobre todo de EDF y Electrobel

Pero al menos hasta el momento ųdicen los amigos españolesų han resultado irrelevantes para el mercado eléctrico ibérico no sólo el mercado spot (el famoso pool), sino también los comercializadores y el mercado de mayoristas, entre otras cosas por el profundo grado de monopolio regional y, en cierto sentido, sectorial que tenían antes de las reformas las empresas españolas, cuyos competidores más fuertes se encuentran precisamente en el extranjero. Acaso por eso, como en general aconseja el especialista estadunidense Paul L. Joskow, muy pronto España deberá revisar su reforma eléctrica para adaptarla no sólo a las presiones europeas, sino a sus propias condiciones, en ese nuevo contexto que son la Unión Europea y el euro.