Titán, grupo de obsesiones setentoides y kitsch nacón


Elevator, un disco para elevarse sin necesidad de estupefacientes

Sus gustos, Rigo Tovar, Fey, Devo, Pink Floyd y Three Soul

Patricia Peñaloza n Así de surreal suena la invasión sonora de Titán: Invasión Mandril / desde Venus con amor / šPeligro.en la costa! / Mónaco y Caracas en llamas.../ En sus brevísimos momentos líricos, este trío chilango de categoría multiforme, básicamente tecnogroovie, es decir, como en los sesenta se imaginaron que sonaría el futuro. Y justo con fuerte sorna hacia dicha apreciación, y tras una fallida producción con BMG, la banda que desde hace seis años se hace notar en el subterráneo, logra por fin grabar un disco digno: Elevator (EMI, 1999), el cual se suma a la serie de expresiones instrumentales pop que están brotando simultáneamente cual sarampión en el mundo, al grito inconsciente y generacional de: "estorban las palabras, dicen más las sensaciones".

La producción suena muy limpia, y no precisamente a ritmo específico de moda (drum and bass, break beat, trip hop), sino a una experimentación rítmica y sonora que ellos llaman a secas "música eléctrico-electrónica instrumental", en la que combinan samplers, secuenciadores, teclados, guitarra y bajo eléctricos, para crear una música que, han demostrado, es posible tocar tal cual en vivo, donde ponen de verdad a bailar y en trance.

Dice Emilio Acevedo, el hombre tras los sintetizadores: "Somos la continuación del rock, pero con nuevas herramientas. Buscamos sacarle todas las posibilidades al sampler y a lo que va saliendo en tecnología. Las pocas letras que tenemos son compuestas en orden a su fonética..."

Prosigue Julián Lede, guitarrista: "Las voces, como un instrumento más. También tienen significado, pero de otra forma: tienen que ver más con las sensaciones que con las ideas. Se trata de un lenguaje abstracto en letras y música, así el contenido es más amplio y se presta a muchas lecturas. Creemos además que la música se puede ver". Acevedo: "šPuede de verdad dar imágenes! Yo una vez empecé a ver el sonido, gracias a un papelito..." (dice mientras se lleva un dedo a la lengua).

-ƑQuieres decir un ácido?

-Sí

-Platícame de esa experiencia en relación con la música...

-No me gusta hablar de eso. Los viajes son algo muy personal... Sólo creo que quien no está bien consigo mismo, que no se meta nada, pues puede caer en un abismo negro... sin fin (risas).

Jay de la Cueva, de reciente ingreso a la banda, a cargo del bajo, jala la grabadora: "A mí no me da miedo hablar de eso. Yo sé que mucha de la gente que va a ver a Titán se mete muchas madres, y nosotros también nos las hemos metido, aunque hay gente que viaja sin meterse nada. Yo he probado muchas cosas. Ahora no lo hago, pues tuve varios malviajes, pero con eso noté que traigo yo solo mi onda".

Julián cuenta lo suyo: "Ya no fumo mota. Lo hice mucho de los 14 a los 16, y aprendí a sentir la música. No hay como prender un churro y sentarse a oír un disco. Ya que aprendes a visualizar así la música, no tienes por qué fumar siempre, se te queda algo dentro".

 

Ex Melamina Ponderosa

 

Lede y Acevedo creen en la música electrónica desde finales de los 80, en que ambos integraban el grupo Melamina Ponderosa, mucho antes del éxito comercial de ese género. Lede: "Antes, el no tener letras hacía que no nos pasaran en radio. Ahora es lo que nos ayuda a que más gente nos entienda, no sólo en México. Aunque haber vivido en una escena más onder tiene su encanto. Económicamente nos fue de la patada, pero estuvimos rodeados de gente clavada, intercambiando ideas. Eso te hace más fuerte, para que al salir a un rollo más comercial no se te bote la canica. También sirvió para madurar el sonido Titán".

Complementa Jay, quien ha formado parte desde Microchips hasta Molotov y Fobia: "Sin embargo no se grabaron todas las canciones que venía tocando el grupo; muchas que sólo tenían estructura, fueron acabadas en el estudio, lo que le dio más frescura al disco... Yo me acoplé rápido al grupo. Tuve mucha libertad para aportar musicalmente, si no, no estaría aquí".

Elevator fue producido por Sukia (Dust Brothers, Plastilina Mosh), Michael Franti (Spearhead) y Paco Huidobro (Fobia), y será distribuido por el sello de los Beastie Boys (Grand Royal) en Estados Unidos, Canadá y Japón; en Europa por Virgin. Porque Titán tiene aspiraciones más bien internacionales. Y aunque en sus letras incluyen temas como: "Pu-ta-ma-dre-yo... šiba en un Draxter, güeeeey!", alguna vez espetaron que el español no era para el rock, sino para las cumbias, lo cual refrendan, pues dicen no identificarse con las bandas mexicanas de rock. Lede: "No es un problema con el lenguaje. Es que somos muy clavados en lo musical, y muy pocos grupos en español tocan música que nos parezca padre. Quizá de ahí el rechazo. Si acaso me gustan Zumo y Three Souls in My Mind en sus inicios". Acevedo: "También Botellita de Jerez... o Fey, en el pop".

Proveniente de gustos disímbolos (Bau Haus, Rigo Tovar, Pérez Prado, los Beatles, Stereolab, Pink Floyd, Devo, Melvins, Big Beat Manifesto y hasta... šel tema de La carabina de Ambrosio!), Titán integra obsesiones setentoides con un kitsch nacón, que a veces parece de pose. Defiende Acevedo:

"A mí realmente me gusta lo naco, me encanta la música grupera, los coches con mil adornos. No es pose, es muy neto. Y si por eso me llaman naco, no me ofendo..."

-Pero desde que lo llamas naco, se nota que lo dices como niño-bien, o como fresa que eres...

-Tampoco me ofendo si me llaman fresa (risas).

Finalmente, Ƒpor qué Elevator? Jay: "Porque es un disco para elevarse sin el uso de estupefacientes".