Danza folclórica
Rescate de la suave patria con música y movimiento
Colombia Moya n Durante todo septiembre, el Instituto Nacional de Bellas Artes ha venido presentando en el Teatro de la Danza a diferentes compañías de la provincia mexicana, las cuales, con sus brillantes colores, formas, música y movimiento, aglutinan el impulso juvenil que con celo sin paralelo tratan de rescatar, en la mayoría de los casos, la tradición de la dulce patria; la idílica, la suave patria... sin clavos y sin sangre
Toda alegría y color, esta temporada cuya tradición septembrina se inició en la UNAM desde 1980, ofrece al público capitalino la oportunidad de ver danzas y bailes, música y cantos, bajo el liderazgo de coreógrafos de primer orden y trayectoria, indiscutibles en el rescate y escenificación de nuestro folklore, de la manera más auténtica posible.
Los cinco grupos integrantes de estos festejos en el mes de la nación están avalados por nombres como el de Miguel Vélez Arceo y Nieves Paniagua, aclamados internacionalmente como portadores de las estafetas de la Universidad Veracruzana y el INBA, respectivamente.
Diversas expresiones
en el Teatro de la Danza
Si bien Vélez Arceo continúa usando el término ballet para su espléndida compañía o grupo de música y danza, Nieves Paniagua, y el grupo de la Universidad de Chihuahua, encabezado por Antonio Rubio, hace tiempo que cambió lo de ballet, por compañía, lo cual sin duda es más acorde con la realidad y presencia vigorosa de las diversas expresiones de la patria, que el vocablo francés surgido de las cortes italiana y francesa del siglo XVI y XVII, aunque bien se comprende que el término ballet conlleva un sentido de espectáculo, implícito en los orígenes de los balleti italianos convertidos después en ballets en Francia durante su largo recorrido histórico.
Esto significa determinada estilización, teatralización y adaptación de tiempos y formas, así como de los diseños coreográficos de las danzas y bailes autóctonos o genuinos que, de otra forma, sería muy difícil presentar en un espacio escénico para un público teatral, pues el teatro posee sus propias reglas y necesidades que es imprescindible salvaguardar.
En este discutido punto de nuestra mexicanidad, entre lo auténtico y lo ficticio, lo inventado y lo recreado durante decenios por multitud de grupos folcklóricos continúa flotando en el aire el verdadero interrogante de la presencia indígena y su profunda sacralidad y ritualismo en el espacio escénico, su escencia, el verdadero espíritu pleno de significados ancestrales tal vez perdidos ya en la bruma del tiempo.
Todo esto no impide de manera alguna que estos eventos sigan siendo una excelente opción para aquellos que desean celebrar y recrearse en el mes de la patria con la gama infinita de tradiciones y culturas de nuestra tierra grande.
La temporada permanecerá en el Teatro de la Danza, atrás del Auditorio Nacional, de jueves a domingo, hasta el 26 de septiembre.