Ť Cortometraje de Tinieblas González
El cuervo... nunca jamás fue aplaudido en San Sebastián
Ť The crossing provocó una huida masiva de la sala de cine
Mónica Mateos, enviada, San Sebastián-Donostia, 20 de septiembre Ť Para recuperar una vieja tradición, el Festival Internacional de Cine de San Sebastián presentó en su sección oficial el cortometraje El cuervo... nunca jamás, del joven realizador vasco Tinieblas González, pero sin incluirlo en la competencia por la Concha de Oro.
En 16 minutos el cineasta, que se inició como director de videos, ilustra el cuento de Edgar Allan Poe en un estilo muy similar al Drácula de Francis Ford Coppola el cual provocó opiniones encontradas pues la recreación del lúgubre ambiente está plagado de lugares comunes.
No obstante, el público aplaudió a rabiar a su compatriota y quedó más que dispuesto para continuar la jornada con la exhibición de la cinta australiana Soft fruit, dirigida por Christina Andreef, quien fue asistente de Jane Campion, la realizadora de la exitosa película El piano.
La historia de una madre que padece un cáncer terminal, motivo por el cual se reúnen a su alrededor sus cuatro hijos, a pesar de sus irreconciliables formas de vivir, encantó a los espectadores. En particular, el humor con el cual la madre enferma afronta la tragedia para convertirse ''en una guerrera" fue el punto que desató la gran ovación para la protagonista Jeanie Drynan, quien asistió a la función de estreno. ''Muchas películas australianas de la última generación tienen en común este tono agridulce. La imposibilidad de contar con grandes presupuestos ha obligado a los realizadores a hacer ese tipo de cintas que mezclan comedia y drama, ya que no podemos acceder a las grandes producciones de efectos especiales", explicó Andreef.
Otro aspecto que agradó de Soft fruit es que las mujeres protagonistas son gordas, alejadas del ''fascismo estético" de Estados Unidos, que pretende imponer cuerpos esbeltos y musculosos: ''El trabajo de casting fue muy intenso, no sólo porque quería que la madre se pareciera a sus tres hijas, algunas actrices tuvieron que engordar".
Se esperaba más de Sigourney Weaver
Con menos simpatía se recibió la película estadunidense Un mapa del mundo, de la cual se esperaba más por la participación de Sigourney Weaver, la actriz que no puede deshacerse de su fama de caza-aliens. Dirigida por Scott Elliott, la cinta aborda la historia de Alice y Howard, una pareja que ha abandonado su vida en la ciudad para instalarse sin mucha suerte en una granja. Basada en la novela homónima de Jane Hamilton, que en 1994 fue considerada dentro de las diez mejores, Un mapa del mundo fue propuesta a Elliott por los productores Kathleen Kennedy y Frank Marshall luego de ver el trabajo de éste como director de teatro en Broadway. Sin embargo, en su debut cinematográfico el novel cineasta estadunidense dejó mucho que desear.
Al ser entrevistado, se justificó diciendo que el personaje de Alice ''es quizá poco atractivo porque es una mujer real. En el cine hollywoodense nos acostumbramos a representar a las mujeres como si fueran objetos o excesivamente sentimentales. Pero Alice no es un estereotipo, afronta con ironía las situaciones absurdas en las que se ve envuelta".
Una huida masiva de la sala de cine provocó esta tarde The crossing, coproducción Holanda-Alemania-Dinamarca dirigida por la neoyorquina Nora Hoppe, quien en su intento por reflexionar en torno del tiempo, al estilo del cineasta ruso Andrei Tarkovski, puso a dormir a quienes no se atrevieron a salir de la función. The crossing narra lo que sucede en un día en la vida del viejo afganistano Bâbak, jubilado que espera su pensión. Vive en una pensión de mala muerte y no tiene para comer hasta que llega Sârbân, un compatriota a quien hirió sin querer hace 20 años cuando iniciaba la guerra. Dividida en cinco secuencias, quienes permanecieron despiertos durante la proyección pudieron apreciar una peculiar poética visual: paisajes borrosos o esfumados al estilo impresionista, de calles otoñales, lo cual se complementó con la melancólica música persa de Esfandiar Monfaredzadeh y Zaher Howaida.
''Traté de representar la vida como si fuera un trozo de pan o un viaje por las cuatro estaciones que podemos hacer en un día. Mi película también es una historia sobre los exilios internos, donde no cabe más la esperanza, es decir, que la trama es en lo que menos me centré, me interesó provocar emociones en torno al aislamiento", detalló la joven directora.