El suicidio de Mario Ruiz Massieu constituye el primer golpe bajo propinado al blindaje financiero que pretendía evitar la agudización de la crisis de fin de sexenio, tan temida por el actual gobierno que esperaba pasar --sino con gloria, por lo menos sin pena-- la última prueba de su mandato. Hoy, sin embargo, el blindaje está en la cuerda floja. La inesperada muerte del ex subprocurador, persona clave en los asesinatos políticos cometidos durante 1994 y en las oscuras relaciones del sistema político mexicano con el narcotráfico, será, sin duda, el inicio de una serie de situaciones que difícilmente alcanzará a costear el famoso blindaje otorgado por los organismos internacionales a México, y a cambio del cual nuestro país se ha sometido a duras restricciones económicas, en detrimento de la población y en beneficio de una liberalización que pretende garantizar la inversión de extranjeros en el país. No es gratuito que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) lancen vivas a la economía mexicana. El FMI y el BM sostuvieron la semana pasada que la efectividad de la política económica del presidente Zedillo ya puso fin a las crisis financieras de fin de sexenio, y quizás tengan razón porque en esta ocasión la crisis está por cumplir un sexenio de permanencia contínua. A diferencia de estos organismos, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), destacó a México como uno de los países más golpeados por la apertura y la ola de privatizaciones realizadas en esta década, y ubicó a estos procesos como unos que lejos de mejorar los ingreso per cápita de los mexicanos mantienen a ese país como una de las naciones latinoamericanas con mayor desigualdad económica. Antes de implementar las neoliberales reformas económicas, México crecía a tasas anuales de 6.5 por ciento, ahora lo hace a niveles de 2.1. La economía mexicana puede estar marchando a buen paso para quienes encuentran un mercado abierto a sus inversiones y sometido a sus mandatos --no es un favor que la calificadora Standard and Poor's haya decidido modificar la perspectiva de deuda de México de estable a positiva--. Para quienes desde dentro viven los perjuicios de la permanente pobreza y desigualdad económica, padecen la inagotable lidia con los sistemas jurídicos injustos y con la corrupción en todos los niveles, empezando por el político, la crisis --que no es de fin de sexenio-- no se ha ido, y la muerte de Mario Ruiz Massieu promete agudizarla. Así, el montaje teatral del blindaje comenzará a derrumbarse ante los hilos que mueven las piezas desde el exterior, desde Irlanda, para ser precisos. Diversos analistas políticos ya han dado avisos de que la preocupación de los inversionistas ante este acontecimiento, comienza a inquietar las alas de sus capitales, que podrían volar en busca de opciones más seguras. La palabra de Carlos y Raúl sigue pesando, y de qué manera. La declaración del hermano incómodo respecto a la muerte del ex subprocurador, tiene un trasfondo que pudiera comenzar a desatar venganzas y rencores añejados a lo largo del sexenio. Por lo pronto, el apoyo de Raúl Salinas a las declaraciones de Ruiz Massieu en sus cartas póstumas, culpando a la Procuraduría General de República de acosar al ex fiscal mexicano durante los últimos cuatro años y por lo tanto ser la responsable de su muerte, se convierte en un escudo para una muy probable excarcelación de Raúl, para quien el deceso de Mario significó matar dos pájaros de un tiro: por un lado, se deshizo de un testigo crucial en el caso Francisco Ruiz Massieu, causa principal de su proceso penal, y por otro, se preparó el escenario para regresar como una víctima más de los sistemas judiciales del país. El suicido de Mario Ruiz y ahora la virtual libertad de Raúl Salinas se convierten en una amenaza más para la economía mexicana. Los capitales golondrinos ya despegaron las alas y están por emprender el vuelo.
Melée
El Banco Mundial ya reconoció que sus tácticas para abatir la pobreza a lo largo de 50 años han sido infructuosas. En su reciente informe sobre el desarrollo mundial, destacó que el ingreso per cápita de México ha crecido en los últimos años a un ritmo inferior al del producto interno bruto nacional. Por lo que 14.4 millones de mexicanos sobreviven con un ingreso diario menor a 9.30 pesos, y 40 por ciento lo hacen con menos de 18.60 pesos. Lo que resulta increíble, pero desgraciadamente cierto. Ante esta realidad, parece que el gobierno mexicano ha decidido acatar las reformas dictadas por organismos internacionales y pasar sin ver... No lo crea, pero son tantos los problemas que tiene el presidente Zedillo, que Téllez podría anunciar de un momento a otro la suspensión temporal de la privatización de la industria eléctrica.