n ''Europa debe combatir los filmes de Hollywood''
Concibo el cine como una forma de resistencia, dijo Tavernier
n Fernando Fernán-Gómez recibió el premio Donostia
Mónica Mateos, enviada, San Sebastián-Donostia, 23 de septiembre n Bertrand Tavernier pertenece a esa estirpe de directores como Wim Wenders, Louis Malle o Martin Scorsese, que conjugan la ficción con el documental. En particular porque, asegura, ''creo apasionadamente en el cine como forma de resistencia".
El cineasta francés, quien preside el jurado que designará a los ganadores de los premios más codiciados en la versión 47 del Festival de Cine de San Sebastián, durante las entrevistas no pierde oportunidad para lanzar duras críticas al cine estadunidense: ''En el ámbito europeo deberíamos luchar juntos como lo hacen los agricultures franceses contra los McDonalds, y combatir la proliferación del cine hollywoodense".
Actual presidente del Intituto Lumière de Lyon -donde nació en 1941-, Tavernier confiesa ser un radical, porque ''cada día tengo menos paciencia con los imbéciles".
Respecto de los realizadores del cine estadunidense opina que ''han perdido un sentido de responsabilidad moral. Es una sensación muy desagradable notar que una película parece hecha por los efectos especiales en vez de por un director. Quisiera ver menos dinosaurios y más personas reales haciendo cine".
El cine no es una mercancía
Desde 1974 y hasta la fecha, Tavernier ha rodado 17 largometrajes de ficción. Además de su infatigable papel como defensor del cine ''de verdad" francés, en su país causa polémica por su postura en favor de los inmigrantes indocumentados.
Una retrospectiva de su obra se presenta en San Sebastián, a cuyo festival le gusta asistir ''porque aquí se siente el amor por el cine, algo que está muy lejos de vivirse en la industria".
A principios de los años sesenta, fue el único crítico capaz de escribir indistintamente en Cahiers du Cinéma y Positif, dos de las revistas más influyentes en el ámbito cinematográfico europeo y que mantenían una guerra editorial. Esa capacidad para saber nadar entre dos aguas le ha valido el prestigio de un conocedor de cine al que no se le engaña con vacuidades. Tavernier también ha luchado en favor de la exclusión del cine de los acuerdos del entonces GATT, porque ''no se trata de una mercancía más", aduce.
''Menos mal que en el mundo existe cine interesante como el de Irán, China o Taiwán y que personas como Ken Loach, los hermanos Cohen y Clint Eastwood siguen haciendo cosas valiosas. Por supuesto, también me gusta mucho el cine francés que resiste con fuerza el embate estadunidense. En España, después de un periodo en el que no había nada, el cine atraviesa por buen momento.
''Sin embargo, ante este panorama hay miles de películas estadunidenses que no tienen estilo, parece que no hay un director detrás de la cámara. Son filmes hechos por personas que tienen demasiadas ocupaciones, demasiado dinero, demasiados medios y les falta imaginación. Por ello hay una concentración de poder en el cine de todo el mundo que es preocupante", explicó el cineasta, quien en Donostia presentó su trabajo más reciente Hoy comienza todo.
Palpar la realidad
En La carnaza, cinta con la que obtuvo el Oso de Oro en el Festival de Cine de Berlín, en 1995, desarrolla esa crítica implacable contra Hollywood al presentar a un par de jóvenes atrapados en la violencia explícita que propone el cine de Estados Unidos y que los impulsa a un crimen absurdo por un afán competitivo y consumista.
''No hay que imponer ninguna reflexión al espectador. Esta tiene que salir de manera natural del tratamiento del tema o del acercamiento a los personajes, sin negar las emociones. Al filmar quiero que los espectadores palpen físicamente la realidad. Kipling dijo: cuéntame la historia de un soldado raso y te contaré la de todas las guerras."
Añade que el cine estadunidense tiene su parte apasionante siempre que se le vea como una forma de comprender la civilización que lo ha hecho nacer: ''No hay que olvidar la contribución de los escritores de guiones comunistas. Sin duda, algunas veces el cine de Estados Unidos ha sido reaccionario, pero de un modo global puede considerarse culturalmente peligroso".
Durante la presentación del catálogo de su obra que el festival de San Sebastián ha editado en su honor, el realizador francés dijo sentirse comprometido, pues ''no quiero que este libro sea mi tumba, quiero que haya más".
Cada vez que Tavernier se refiere a sus películas es pródigo en anécdotas. Dice que le resulta difícil separar la vida de la obra y cuenta cuando trabajó como jefe de prensa de Stanley Kubrick en la época del estreno, en Europa, de Naranja mecánica (1971).
Ante la gran cantidad de llamadas telefónicas solicitando información de la cinta e instrucciones contradictorias que recibía de Kubrick, le envió un telegrama al cineasta en el que textualmente le dijo: ''Renuncio. Stop. Como director es usted un genio, pero como jefe es un imbécil".
En otro orden, el español Fernando Fernán-Gómez recibió el premio Donostia, y la estadunidense Eva Marie Saint participó en el homenaje que el festival rindió a Alfred Hichcock, el Mago del suspenso.