Si el Conacyt administrara la
Orquesta Filarmónica de Berlín
Vicente Aboites
En el mundo de la ficción, todo es posible. Platicando con algunos colegas científicos imaginamos lo que ocurriría si a los directivos de la ciencia mexicana del Conacyt se les asignara el encargo de administrar la Orquesta Filarmónica de Berlín. Seguramente la primera medida a tomar con los músicos de la orquesta sería reducirles el sueldo a la tercera parte de sus ingresos y las dos porciones restantes dejarlas sólo como incentivos y estímulos a la productividad. De ese modo ųen particular al jubilarse o retirarseų, cada músico sólo recibiría sus prestaciones de Seguro Social y pensión con base en la tercera parte de los ingresos, lo cual representaría un sustancial ahorro para quien financie la orquesta.
El problema de medir la productividad musical y artística de cada miembro de la orquesta se resolvería con un Reglamento de Estímulos a la Productividad Musical o, šmejor aún!, sugiriéndole al canciller Schroeder proponer una Ley de Fomento a las Actividades Artísticas y Musicales. El reglamento de estímulos podría ser algo similar al cuadro siguiente:
Por afinar el instrumento | 1 punto |
Por cada hora de ensayo individual | 2 puntos |
Por ensayo en dúo | 1.5 puntos |
Por ensayo en cuarteto | 2 puntos |
Por ensayo con más de 5 músicos o ensayo orquestal | 3 puntos |
Por concierto en salas con factor de impacto mayor que 2.7 | 5 puntos |
Por concierto en salas con factor de impacto menor que 2.7 y mayor que 1, o salas nacionales | 4 puntos |
Por concierto en salas con factor de impacto menor que 1 o en salas de concierto de paises tercermundistas | 2 puntos |
Por concierto con propósitos didácticos | 0.5 puntos |
Por transcribir una partitura | 0.5 puntos |
Por escribir la Cadensa de un concierto | 1 punto |
ETCÉTERA |
Aunque no existiese el "factor de impacto de las salas de concierto", nuestros expertos del Conacyt seguramente lo definirían como "el porcentaje promedio anual de asistentes extranjeros a cada sala, multiplicado por el costo promedio anual del precio de cada boleto", o cualquier otra combinación que tome en cuenta de modo apropiado lo internacional y la moda de cada sala, así como lo rico o la capacidad financiera de su público.
Seguramente, y para facilitar las cosas, también se sugeriría al Bundestag constituir el Sistema Nacional de Músicos, con las siguientes categorías: candidato; niveles 1, 2, 3 y emérito.
Ante esa situación, probablemente se generarían ciertos problemas; algunos músicos emigrarían a otros países ųo por lo menos a otras orquestasų, y los que siguieran allí, por mucho amor y entusiasmo que tuvieran por la música, simplemente empezarían a preferir las actividades que les redituaran más puntos.
Debido a lo anterior, seguramente llegaría el día de preguntarse si la calidad de la música producida por la Orquesta Filarmónica de Berlín mejoró o empeoró desde la implementación de todas las medidas de incentivos antes descritos.
Es decir, de manera eventual y si realmente nos importara la calidad de nuestra orquesta, sería necesario hacer un análisis muy cuidadoso para determinar si con dichos incentivos los integrantes habrían producido mejor música o si sólo se habría logrado la perfección nacional de la mediocridad.
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