Ť Realizó varios documentales y participó en la fotografía de tres filmes
''Rodaré una película'', pensó Walter Reuter alguna vez; hoy, recibirá un Ariel de Oro
Ť Prefiero empeñar mi cámara antes que hacer un comercial, dice el berlinés de 93 años
Raquel Peguero Ť Comisionado por la revista Hoy para hacer un número especial sobre Veracruz, a Walter Reuter lo agarró un norte que lo mantuvo inactivo ahí durante cuatro días. Con tiempo para pensar, decidió dedicarse a otra cosa: ''Vamos a dejar el periodismo y a hacer algo mejor'', dijo a su amigo Francisco del Villar. ''ƑQué?'', le respondió el otro. ''Cine", resumió el fotógrafo. "ƑTú sabes hacerlo?", replicó; "šClaro! ųexclamó seguroų, Ƒcon quién crees que hablas?''.
Fue así, casi sin pensarlo, cuando comenzó una nueva Walteraventura ųcomo dice su colega Omar Menesesų, que lo llevó a convertirse en ''el padre del documental mexicano''. Ahora, a sus 93 años, este fotógrafo berlinés asentado en México desde los cuarenta recrea parte de esa historia, con una risa franca, y con fechas y acontecimientos frescos en su memoria. Este día la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, le homenajea y le otorga un Ariel de Oro por su trayectoria en la pantalla grande.
Las circunstancias del documental
Sus pininos los hizo filmando acontecimientos para el noticiero Popoff. En 1950 realizó su primer documental, Historia de un río; luego, Tierra del chicle (1952), en el que narra la vida de los huidos de la justicia que, al no poder regresar a la sociedad, se dedican a la dura faena de obtener, en tierra de Chiapas, el chicle; siguieron El botas (1953), descripción de los niños abandonados que se dedican a la venta de pescado en Veracruz; La brecha, sobre las curanderas; El hombre de la isla Tierra de esperanza...
Además, como fotógrafo realizó Raíces (de Benito Alazraki, 1953); El brazo fuerte (de Giovanni Korporaal, 1958), y La gran caída (de José Luis González de León, 1958).
El dinero para su primera película lo consiguió un amigo. Prepararon un filme sobre la construcción de la presa del Temazcal, pero "en vez de ello hicimos un documental sobre los mazatecas en la sierra. Como la comisión del Papaloapan pagaba, hice dos minutos sobre el tema porque era poco interesante el comienzo de una presa; era complicado y no me interesaba mucho, aparte no había material", recuerda con una risa. Ese trabajo lo vio Manuel Barbachano Ponce. "Me dijo: 'la próxima semana vas a la selva y me haces un documental sobre los chicleros'. Lo hice y ganamos la Espiga de Plata de Roma.
ųCuando pensó en hacer cine, Ƒle interesaba el documental particularmente?
ųNo, lo que sucede es que me llamaron de Salubridad para hacer uno que alentara a los jóvenes estudiantes a terminar sus estudios de medicina y, en vez de quedarse en México, se fueran a los pueblos para equilibrar lo que hacen las curanderas. Se llama La brecha y trabajé en Oaxaca con curanderas y un muchacho que actuó fabulosamente. Después, del Museo del Hombre de París, me encargaron Bonampak, que había sido descubierto en 49. A la casa más importante, que tenía dibujos dentro, casi no pude entrar porque estaba llena de serpientes, además de que no estaba preparado para una cosa así y sólo contaba con tres reflectores de sol para fotografiarla, pero con eso pude hacer lo más importante. Después, de Antropología, mandaron un equipo de todo a todo e hice el trabajo perfecto. Lo mejor es que estuve, por lo menos ocho días, con los lacandones y eso fue lo más interesante. Ahí me contaron la tragedia de los ahogados.
Los comerciales, desagradables
ųSi no quería documentales, Ƒqué tipo de películas quería hacer?
ųNo pensaba nada en específico ųse ríeų, seguí con mi fotografía. Lo hacía sólo cuando había ocasión. Nunca tuve una idea, más bien era de fuera y yo pensaba cómo realizarla. Hice una vez un anuncio de publicidad para una cerveza, pero me sentía tan mal que nunca más lo hice: iba contra mí. Era más fácil para mí enviar a Ana (su esposa) al Monte de Piedad, a empeñar una cámara, que hacer publicidad, me sentía más limpio.
ųTambién trabajó como fotógrafo para otros realizadores, Ƒse sentía a gusto?
ųCon Alazraki me sentía muy seguro. Nunca tuvimos discusiones graves, sólo una cosa: él quería alargar en cada cuento los paisajes, que fueran más bellos y yo quería la esencia. El aceptó al final mi idea y trabajamos excelentemente. Sólo una de las historias no la filmé yo, las otras las hicimos, una aquí cerca, con todo muy primitivo para hacer una tormenta, con lluvia y viento, pero funcionaba bien y la escena del tuerto era muy interesante, también la del Tajín, la muchacha no era actriz pero después siguió, porque era excelente. Nadie era actor profesional y causó gran revuelo por ello en Europa, según escribió Nikito Nipongo.
ųƑY en el caso de El brazo fuerte?
ųTrabajamos cuatro meses porque no había dinero y aparte el amigo de la mujer que financiaba la película se fue a Morelia donde tenía una casa mala y no llegó con el dinero (ríe). Empezaron con un camarógrafo y a la semana el director me llamó y me dijo que no servía y que entrara. Lo hice con la condición de que sólo se usara mi material, pero por falta de dinero no pudo ser. Dejaron dos o tres escenas empacadas, pero no tienen importancia. Esa película la vio el embajador alemán y la pidió en Gobernación para llevarla a Alemania, pero le respondieron: ''No sale de México, porque no vamos a ensuciar nuestro propio nido''. Estuvo enlatada 17 años y ahora la puede comprar en video
ųTambién filmó sobre toreros...
ųNo a muchos. Forzosamente a algunos para el noticiero Popoff que me daba una cámara chiquita, y filmé a Manuel Procuna, Silverio Pérez y Manolete, pero dejé la cosa porque no me gusta la corrida. Por cierto que en esos cuatro años que estuve en contacto con el cine fundaron la sección 49 del STyC de cortometraje y documentales y yo fui fundador,
ųƑPor qué dejó el cine? ƑNo le entusiasmaba?
ųMe interesaba la fotografía, la comencé por hambre. El cine lo dejé porque se enfermó muy gravemente Ana y tuve que empeñar mis cámaras. Así no podía seguir.
ųY hoy, hasta un Ariel de Oro le van a dar.
ųEso está bien, está bien. Me parece fabuloso.