ƑRiviera Maya o corredor turístico Cancún-Tulum?

Jorge López-Portillo Guzmán*

Riviera: no existe en el diccionario español. Ribera o rivera: según el diccionario, es la orilla del mar o de un río. No conozco la rivera francesa, pero por lo que he visto en las películas es parecida a Acapulco o Miami: yates, hoteles a lo largo de toda la costa, innumerables sombrillas, cafés, restaurantes, gente "bonita", de manera que cuando leí por primera vez Riviera Maya en eso pensé. Por eso, me gusta más el nombre anterior: corredor turístico Cancún-Tulum porque hay una diferencia de fondo en las dos denominaciones de esa franja de 130 kilómetros: la intensidad de uso y la oferta turística.

Hasta hace poco, dicho corredor, como el resto de los ambientes conservados en el país, había tenido un uso de baja intensidad y en zonas de impacto bien localizadas, como Playa del Carmen y Puerto Morelos. Quintana Roo fue uno de los dos últimos territorios de México, por lo que el uso de sus recursos no se intensifica sino a partir del desarrollo turístico de Cancún, por 1974. En 1970 había allí 100 habitantes; hoy son casi 500 mil, la mayoría inmigrantes. Esta cifra rebasa a la de Chetumal (220 mil habitantes) y es siete veces mayor a la de Carrillo Puerto, tercera ciudad en importancia del estado.

Cancún fue el primer destino turístico que contó con un plan maestro de desarrollo, y actualmente aporta entre el 30 por ciento y el 50 por ciento de los ingresos de este sector. Sin embargo, se rebasaron las expectativas de crecimiento consideradas en el plan para el año 2000 (250 mil habitantes). La infraestructura básica también y es difícil y oneroso proporcionar servicios a muchas colonias en plena expansión. Esto afecta la calidad de vida de los habitantes y la calidad del ambiente cuyas consecuencias en salud deben ser calibradas continuamente. Como colofón, el éxito de Cancún tendrá un costo económico y ambiental pues crece cada vez más.

El plan maestro consideraba también dentro de sus objetivos de desarrollo la franja desde Puerto Juárez hasta Tulum, pero no tomó forma hasta finales de los 80. El éxito turístico de Cancún se debe, en parte, a la cercanía con otros puertos de destino aéreo: ahora muchos visitantes lo toman como puerto de llegada y viajan durante su estancia a zonas del corredor: Tulum, Xel-há, Akumal, Yalkú, X'caret, Kantenah, Xpuhá, Chemuyil, X'cacel... una mezcla de zonas arqueológicas, playas o caletas.

Desde el punto de vista biológico, se pueden distinguir en tierra firme selvas medianas, al menos tres tipos de selvas bajas, selvas enanas, tintales, tulares, y ocho tipos diferentes de manglar. En el ambiente marino se encuentra una de las razones de la popularidad del Caribe Mexicano: los arrecifes de barrera y los de caleta. Hay también, en zonas protegidas dentro de las lagunas arrecifales, grandes manchones de pastos marinos que son fuente de alimento y refugio de manatíes y tortugas marinas. Todo esto en un ambiente frágil.

La península de Yucatán es una plataforma constituida por materiales calcáreos de origen marino. La interacción del clima con el substrato calcáreo forma un paisaje que se caracteriza por no poseer vías de agua superficiales. El efecto acidificante del agua de lluvia y de la actividad biológica produce conductos de disolución en ese sustrato, a través de los cuales fluye el agua hasta llegar al litoral. El agua infiltrada pasa al subsuelo, formando ríos subterráneos de cauces inciertos. Como no hay arcillas o suelos profundos, el agua pasa sin ser filtrada al acuífero.

Esta es la clave de la fragilidad de este corredor: cualquier elemento químico o biológico proveniente de fertilizantes o de aguas negras o tratadas provoca, sin obstáculos, un halo de contaminación del agua con la que entra en contacto, causando enfermedades a la población humana, y a fauna y flora terrestres y marinas en su área de influencia.

El turismo es la "industria sin chimeneas", pero no sin drenajes. Para fines comparativos tomaré los datos oficiales de 1996 correspondientes a tres municipios: Benito Juárez (cuya cabecera municipal es Cancún), Cozumel y Solidaridad (cabecera municipal: Playa del Carmen). Dichos datos indican que en el estado se trataron en plantas para aguas residuales 26.4 millones de metros cúbicos; de este total, 73 por ciento correspondió a Benito Juárez; 12 por ciento, a Cozumel, y cuatro por ciento a Solidaridad. En ese año, tres millones de turistas visitaron Quintana Roo, cifra impresionante si se compara con los 900 mil habitantes del estado. Si pensamos que la cantidad de agua tratada es proporcional a la de turistas se infiere que no todas las aguas negras son tratadas.

Otro problema: la basura. En el estado se produjeron casi 400 mil toneladas en 1998. Cancún cuenta sólo con un relleno sanitario de tres hectáreas, en tanto que en Playa del Carmen hay cuatro hectáreas de tiraderos a cielo abierto y en Cozumel, 10. Al pasar el agua de lluvia por la basura, arrastra consigo lixiviados (compuestos, algunos tóxicos, en solución) que pasan al manto freático.

Uno de los ambientes de mayor atractivo, los arrecifes, son particularmente sensibles a la contaminación por fertilizantes, plaguicidas y desechos orgánicos provenientes de aguas negras, tratadas y de los lixiviados de la basura. Un arrecife sano depende de la simbiosis de un alga y un animal. El alga requiere de una alta transparencia de agua para aprovechar la luz que le permita crecer sanamente y esto necesariamente se asocia a un bajo contenido de nutrientes.

La parte viva de las especies que constituyen los arrecifes es sólo la superficie; lo que queda por debajo son depósitos calcáreos, viejos esqueletos sobre los que crecen nuevas poblaciones. Cuando los arrecifes reciben aguas contaminadas, esa delgada piel (que crece unos pocos milímetros por año) es sustituida por brotes de algas de vida libre y de bacterias y el arrecife muere: sólo queda el esqueleto milenario. Ocurre una catástrofe ecológica y también económica, pues los arrecifes degradados pierden atractivo turístico.

Los ambientes terrestres albergan prácticamente la tercera parte de las especies vegetales y animales de la península. Muchas de las especies animales requieren de corredores que les permitan llegar a otros sitios de forrajeo. Un desmonte excesivo conduce a la fragmentación de los hábitats y a la pérdida de muchas poblaciones, una forma de empobrecimiento genético. La pérdida de playas arenosas adecuadas para los nidos de tortugas marinas disminuye la probabilidad de su supervivencia.

Lo mismo podemos decir acerca de diferentes ambientes y especies: selvas medianas y bajas para el mono aullador y el mono araña, manglares para cocodrilos, caletas para los manatíes, sólo por mencionar algunos animales populares. Hay 49 especies animales vulnerables o en peligro de extinción en la región: seis de reptiles, 28 de aves y 15 de mamíferos.

La tendencia actual para un uso racional de los recursos es la de concentrarse en la protección de ambientes completos, que no significa necesariamente su exclusión de un programa de desarrollo económico, pero sí su inclusión en uno de uso turístico con restricciones. Al respecto, existe desde 1994 un Acuerdo de Coordinación para el Ordenamiento Ecológico de la región denominada Corredor Cancún-Tulum firmado por las instancias federales, estatales y municipales.

Dicho acuerdo sienta un precedente importante, pues incluye en el desarrollo una visión de largo plazo que garantiza la rentabilidad de las inversiones, la conservación de los ambientes naturales, una buena calidad de vida y, de manera importante, la afluencia de turismo de calidad que da un alto valor a ambientes únicos. Pero ese acuerdo y otros más recientes deben ser correspondidos por otro de infraestructura turística que responda a las siguientes preguntas:

ƑCuál es la vocación de cada parte del corredor? ƑCuál es la demanda nacional e internacional de diferentes servicios turísticos: marinas, campos de golf, hoteles, condominios, entre otros?

ƑCuántas marinas, campos de golf, cuartos de hotel, cuántos habitantes?

ƑCómo se puede balancear la oferta de sitios de similar vocación turística sin que eso afecte negativamente las inversiones y con el mínimo impacto ambiental?

ƑCómo resolver los problemas que conlleva producir desechos orgánicos e inorgánicos?

No creo que en el mundo exista un sitio que en tan poca extensión abarque la variedad de ambientes con diferente vocación turística como el corredor Cancún-Tulum. Por eso asombra que muchos proyectos turísticos locales consideren la construcción de una marina, campo de golf, hotel, canchas de tenis y condominios. ƑNo sería posible que los inversionistas se pusieran de acuerdo para ofrecer servicios complementarios acordes con el terreno que poseen? ƑQué tal un ordenamiento de inversiones tomando en cuenta la diversidad de opciones en el corredor?

La conservación no está reñida con el desarrollo económico. Este no puede ser ya a costa de los recursos naturales por dos imperativos: uno moral, que tiene que ver con nuestra obligación hacia las generaciones futuras, y otro económico, pues es incosteable restituir ecosistemas degradados; mantenerlos implica un gasto que tiende a incrementarse de manera exponencial. ƑCuánto ha costado y costará resolver el problema de contaminación por aguas negras en el sistema lagunar de Nichupté, en Cancún? ƑCuánto, recuperar para su uso los grandes boquetes que quedan al abandonar los bancos de materiales? ƑCuánto, proporcionar los servicios básicos de la población local?

Hace falta una propuesta imaginativa de desarrollo turístico que nos ponga a la vanguardia internacional; que cambie cantidad por calidad. Donde las actividades del corredor descansen en los recursos naturales, no contra ellos. Un ordenamiento de las inversiones que tome en cuenta las limitantes naturales y aproveche las variadas alternativas que ofrecen diferentes tipos y calidades de turismo. Un desarrollo regional acordado entre las diferentes fuerzas sociales y productivas de Quintana Roo. Los dueños de los predios y los desarrolladores deben estar a la altura de este reto.

*Instituto de Ecología, AC, apartado postal 63, Xalapa, 91000, Veracruz

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