La preservación de las tortugas marinas en Xƀcacel

Julio Zurita*

Hace una década se demostró que las playas Aventuras DIF, Chemuyil y X'cacel son las de mayor densidad de anidaciones de las tortugas caguama y blanca en México. Además se recomendaron acciones legales para su protección integral debido a sus características biológicas, su importancia biogeográfica, su estado de conservación y por las amenazas que prevalecen dentro del corredor turístico Cancún-Tulum. Las colonias anidadoras de esas tortugas en Quintana Roo presentan la mayor diversidad genética con respecto a las demás poblaciones de las mismas especies en el Atlántico. Además, contribuyen a los ecosistemas marinos a todo lo largo del Atlántico Norte y las aguas europeas. Cuando la venta de X'cacel y las playas adyacentes para edificar hoteles se contempla desde este punto de vista, es un asunto de preocupación internacional.

El acelerado crecimiento del turismo en Quintana Roo modificó en pocos años el paisaje costero, principalmente en el corredor. Hoy se observan algunas de sus consecuencias, como la desaparición de dos playas de anidación: Chanyuyu y Fátima en el complejo turístico de Puerto Aventuras, al permitir la nivelación del domo costero, mezclar arena de la playa con material calcáreo, construir una escollera y la iluminación artificial de los hoteles.

Por años se ha propuesto unificar los intereses de la conservación y el desarrollo económico buscando agruparlos. Los primeros, trabajando en los campamentos de protección a la tortuga, y los segundos aportando dinero para esa tarea. Pero este no es un buen esquema para la protección: los campamentos de nada sirven si destruimos el hábitat de las tortugas. La protección no se hace generando más campamentos sino evitando la destrucción del hábitat (la duna, playa y los demás ecosistemas asociados e interdependientes, arrecifes, manglares, selva y otros).

Una estimación optimista señala que por cada mil crías de tortugas que llegan al mar solamente dos alcanzan la edad adulta. Imaginemos a esas dos crías que, después de pasar 20 o 30 años en el mar para alcanzar la madurez sexual, regresan a su playa natal para reproducirse y... encuentran un hotel. Es como una señora que está lista para el parto, va al hospital pero al llegar al sitio donde le dijeron que estaba ubicado, halla un supermercado.

Por eso mismo, la conservación y la protección de las tortugas reproductoras debe incluir la protección de los animales y de su hábitat. Este último contempla las principales áreas de alimentación y anidación. Para ello se requiere la creación de zonas de limitado acceso, tales como parques nacionales y otras formas de protección.

Además, los esfuerzos de conservación traspasan fronteras geopolíticas. El 28 de diciembre de 1998, el presidente Zedillo firmó la Convención Interamericana para la Protección de las Tortugas Marinas; el Senado de la República ratificó el documento en abril de 1999. Pero los acuerdos internacionales no garantizan por sí solos la protección de las especies. Es el caso de X'cacel o de las tortugas laúd del Pacífico mexicano capturadas en la pesca con palangre en las aguas de Chile, Perú y Hawai. Por eso es urgente garantizar la eficacia de la ley, y que las legislaciones internas estén acordes con las convenciones y tratados internacionales de los que México forma parte. Por lo pronto, la población anidadora de tortuga laúd ha disminuido en los últimos 15 años de cinco mil ejemplares a una docena en la playa de Mexiquillo, Michoacán.

Pero regresemos a X'cacel. El Santuario de Tortugas Marinas decretado por el gobierno estatal no protege a las tortugas, como hizo ver la comunidad al criticar el Plan de Manejo que realizó la Universidad de Quintana Roo y la conservación de X'cacel está lejos de ser prioridad para el gobierno, como debería.

El segundo punto es que la zona costera de la región coincide con las áreas de máxima rentabilidad turística, limitada por la discontinua barrera de coral del Caribe hacia al mar, y en tierra, por las carreteras. Considérese a la zona como fuente de alimento para visitantes y residentes o como receptora de sus desechos y se entenderá esta intensidad de uso. La calidad del ambiente también disminuye.

En tercer lugar, hay que analizar el vínculo de los programas de educación ambiental y de conservación con las comunidades de la zona que se realizaron en X'cacel. Ésta era sitio de convivencia familiar (algo de que carece la región) y centro de capacitación permanente a través de la interacción de la comunidad y los recursos naturales.

El último punto se refiere a las propuestas para conservar íntegramente X'cacel. Quienes desde hace tiempo participamos en algunas de las reuniones convocadas por el gobierno sobre la situación que guarda dicho sitio constatamos que la balanza de la conservación biológica se inclina más sobre los aspectos políticos. Los especialistas en tortugas marinas de la región hemos conocido emisarios de los diferentes gobiernos a través de este proceso. Desde coordinadores de programas para proteger las tortugas que opinaron que: "por 100 tortugas no se puede parar el desarrollo económico de la región", hasta directores de instituciones cuyos nombres se pierden en la larga lista de participantes que desfilaron para resolver el problema, pero a los que les faltó voluntad política.

El caso X'cacel está lleno de irregularidades en la aplicación de nuestra legislación ambiental. Por ejemplo, deficiencia en la evaluación para incorporarla al Sistema Nacional de Áreas Protegidas (las autoridades tardaron nueve años para contestar una petición al respecto); desvinculación entre autoridades federales y estatales; complicidad entre los gobiernos e instituciones para vender los terrenos; desvinculación entre el INE y la Profepa. Igualmente, la violación a las normas ecológicas y al Ordenamiento Ecológico del Corredor Turístico Cancún-Tulum aprobado en 1994.

Además, la ley es lenta cuando se trata de sancionar a los culpables de delitos ecológicos. Por ejemplo, la Profepa tardó un año para declarar que hay daños en el área por la tala de especies protegidas. Todavía no encuentran a los responsables del hecho. A la par, crece la sospecha de que los inversionistas no pagaron el precio real por la extensión que les vendió el gobierno estatal. Por todo ello, Ƒqué confianza tendrá la comunidad en los inversionistas que se prestaron al juego de la pasada administración estatal? Realmente, Ƒqueremos ese tipo de inversionistas destructores del ambiente en Quintana Roo?

Por eso la gente se pregunta a quién protegen las autoridades federales y estatales Ƒa X'cacel o a quienes cometen las arbitrariedades que están destruyendo el área? No es un problema económico ni falta de información técnica. Es de corrupción entre unos prófugos involucrados en la venta (como el ex gobernador Villanueva y su secretario de Hacienda) y los inversionistas, mal asesorados en aspectos ambientales y jurídicamente maquiavélicos. Quizá por eso, en vez de reconocer que X'cacel es un sitio frágil y un tesoro de la comunidad se insiste en "desarrollar" el área.

Una vez que terminó la pasada administración estatal se descubrieron irregularidades sin cuento en los "desarrollos" turísticos. Residentes de la zona costera se quejan de los daños ecológicos. Existe un rezago en los servicios básicos, falta de viviendas mientras sigue el crecimiento de las poblaciones costeras. Entonces, Ƒqué beneficios dejan a las comunidades esos "desarrollos"?

A través de organizaciones no gubernamentales, la comunidad propuso alternativas para resolver el conflicto en X'cacel: desde facilidades a los inversionistas en otros sitios, la permuta de tierras del gobierno estatal, la expropiación de los terrenos, hasta el cambio de la Unidad de Gestión Ambiental T9 a T8: de conservación (que se puede construir hasta 10 cuartos por hectárea) a protección (cero habitaciones). Cualquiera de las opciones que se escoja es compleja si continúan trabajando con las mismas irregularidades.

Aún es tiempo de que las instituciones oficiales adquieran credibilidad ante la comunidad, pues el crecimiento de la región costera es devastador. Por eso se requiere un cambio en el sentido de las inversiones, hoteleras o no. Quienes tienen el poder de decisión en sus manos deben concretar en los hechos sus discursos: buscar para X'cacel alternativas de desarrollo que no conlleven la destrucción de la naturaleza sería una muestra de la tan cacareada voluntad de cambio.

 

*[email protected]