Hoy, la banda inglesa en el Palacio de los Deportes
Con aires de Africa, danzón y algo de huapango, regresa Yes
José Galán.n ƑQué le falta por escuchar del grupo británico Yes al fanático histórico? Pues si usted lo es, y responde que un danzón y un huapango, prueba superada.
Y en la última producción de quienes llevaron la música clásica de manera definitiva al rock, para después asumir la etiqueta de progresivos, hay danzón y huapango. Y no sólo eso, sino hasta aires árabes de Africa del Norte en un grupo que, correcciones políticas aparte, nunca había pelado los acordes de la música de otros músicos del mundo fuera de los países de la OTAN, de las salas de ópera, o de los templos budistas de Los Angeles o Londres.
Ni duda cabe que el concierto proporcionado por la banda que encabezan Jon Anderson y Chris Squire a sus fanáticos mexicanos el año pasado les dejó en la cabeza aires charros y sabrosones, hasta el punto en que hoy, en el Palacio de los Rebotes, (uups, lo siento), , seguramente pretenderán deleitar a sus seguidores con la canción que da título a su nueva gira, Lightning Strikes, donde una introducción con sabor a danzón da pie al rasgueo de una guitarra huapanguera que se convierte en una rola de esas que Yes ha creado en los últimos cinco años.
Esta agrupación celebra sus treinta años de creación musical, y para los fans del rock progresivo, al principio ni duda cabe se trataba de un grupo de culto, semiclandestino, poco comercial, aunque finalmente quedó como un grupo más de aquélla generación -la mejor, sin duda alguna-, sostenido por la genialidad de que hicieron gala en esos primeros años.
En aquel entonces, Peter Banks en la guitarra; el bajo de Chris Squire; los teclados de Tony Kaye; la batería magistral del gran Bill Bruford, y la voz inconfundible de alto registro de Jon Anderson, comenzaron a unir esfuerzos luego de participar en varios grupos como The Warriors, Syn y Mabel Greerƀs Toy Shop. Por allí andaban ya The Nice, con Keith Emerson, popsteriormente de Emerson, Lake and Palmer; Pink Floyd, The Who y comenzaba a integrarse el verdadero grupo gurú, el más influyente, de la corriente progresiva, King Crimson.
Luego de varias recomposiciones, aunque sin perder su esencia primor dial con Jon Anderson y Chris Squire, el grupo Yes llega de nuevo a México. Atrás quedan, para el recuerdo, tres de los discos de rock más importantes en su historia: The Yes Album, Fragile y Close to the Edge. La nueva producción, The Ladder, distribuida aquí por Sum Records -por cierto, el disco salió primero en México que en Inglaterra o Estados Unidos, con la tradicional portada del maese Roger Dean-, busca recobrar su antigua tradición de piezas muy extensas -dos de ellas, Homeworld, que abre el disco, y New Language, tienen más de nueve minutos de duración- así como mantener vigente las armonías vocales y las intrincadas estructuras de sus primeras rolas, sobresaliendo Nine Voices, Face to Face y la ya mencionada New Language, en las que colaboraron los dos nuevos miembros de la banda: Billy Sherwood en las guitarras y las voces, e Igor Khoroshev, en teclados y voces.
Sin embargo, Yes ya nos ha acostumbrado a producciones disparejas, y ésta vez no es la excepción. Con más de 60 minutos de música, y once rolas, hay buenos momentos, incluso excelentes en New Language, pero cae de la gracia con rolas complacientes como If Only You Knew o To Be Alive, melosas y quebradizas. Claro que después de Starship Trooper, Yours is No Disgrace o Your Move, todas ellas de The Yes Album, disco lanzado en Gran Bretaña el 19 de marzo de 1971, no tiene nada que hacer. Ojalá que hoy repitan esas grandiosas canciones.
Yo, por lo pronto, me quedo con ese Yes, y con ningún otro.