La Jornada martes 28 de septiembre de 1999

ASTILLERO Ť Julio Hernández López

Para el PRI, la lección más importante de Coahuila es que, con unidad interna, puede salir adelante (esa unidad puede ser calificada de sana o de mafiosa, pero ese ya es otro asunto).

En aquella entidad, el gobernador salinista, Rogelio Montemayor Seguy, pretendía imponer a cualquier costo a su favorito, el empresario de Ciudad Acuña Jesús María Ramón.

Contra esa pretensión se alzó la precandidatura de Enrique Martínez y Martínez, quien había sido un disciplinado aspirante a la gubernatura en otros momentos de la ortodoxia priísta, pero que, ahora, ante los nuevos tiempos, había dejado correr la especie de que, ante un nuevo desaire, estaría dispuesto a cambiar de partido y encabezar una alianza antipriísta.

El riesgo de una nueva escisión, y de una nueva derrota priísta ante un precandidato propio maltratado, que habría pasado con éxito a la oposición, motivó una tarea de recomposición política en la que finalmente se venció la resistencia del gobernador Montemayor, se establecieron alianzas de las principales fuerzas priístas y se presentaron candidaturas de consenso entre las corrientes del tricolor.

Al éxito de esa alianza tricolor interna ayudaron las viejas mañas electorales, la alquimia, el uso del dinero público, la vergonzosa manipulación de varios medios coahuilenses de comunicación, y la mala campaña del panista abanderado. Pero, en el fondo, la clave estuvo en la unidad interna de los priístas.

La lección coahuilense, sin embargo, estaría bastante lejos de ser aprovechada en el ámbito nacional, donde cada vez hay más división entre los dos precandidatos básicos, Madrazo y Labastida. Pero, como dicen algunos conocedores del mundo interno tricolor: hasta en las mafias hay pactos necesarios, y Coahuila demuestra que sí se puede, siempre y cuando Roberto acabe apoyando a Francisco, lo que, aseguran, acabará sucediendo, así sea por simple sentido de sobrevivencia...

Más del ámbito electoral del DF

No es necesario crear un fideicomiso que patrocine una acuciosa investigación para confirmar la difícil situación económica en la que viven el instituto y el tribunal electorales del Distrito Federal. Tampoco se necesita un doctorado en ciencias políticas de alguna universidad extranjera para entender que la buena preparación de los comicios del 2000 en la zona más conflictiva del país, que es la capital, devendrá en resultados confiables y en paz institucional.

Las elecciones vecinales, organizadas meses atrás por el citado instituto, que preside el consejero Javier Santiago Castillo, se realizaron con unas cuantas líneas telefónicas, sin vehículos oficiales, a veces con los documentos de trabajo sobre las rodillas.

El tribunal electoral capitalino, actualmente, funciona en un pequeño local, con mesas de las que se rentan para las fiestas particulares y sillas de plástico de las usadas para los mismos fines.

ƑAusteridad? Sí. Desde luego. Pareja, para empezar. Y, luego, inteligente: ahorrar hoy, implicará mañana gastar más y, lo peor de todo, hay procesos cuya secuencia no admite retrasos, y cuya posterior enmienda ya no es posible con dinero a destiempo.

Astillas: No es difícil aprovechar la tragedia de Celaya para fines políticos. Celaya forma parte de Guanajuato, Guanajuato era gobernado por Vicente Fox, luego, el candidato presidencial panista tiene culpa de la desgracia habida en aquellas laboriosas tierras. Puede haber, como se ha señalado, culpa de las autoridades municipales, a las que con oportunidad se habría advertido de los riesgos que se corrían con los depósitos de pólvora que finalmente estallaron. Pueden haberse conjugado allí, en esos niveles municipales, desidia, ceguera y hasta corrupción, y todo ello debe ser denunciado y castigado. Pero pretender involucrar directamente a Fox en esas presuntas fallas es una exageración plena de oportunismo político, que ensucia tanto el ambiente político como las histéricas pretensiones salinistas de culpar a Cárdenas de las crestas de la ola de inseguridad pública que esos mismos intereses dublinenses promueven... A propósito de panistas, hoy comenzarán en Sinaloa los actos conmemorativos del décimo aniversario de la muerte de Manuel de Jesús Clouthier, conocido como Maquío. Su hijo, del mismo nombre, asegura que la muerte del ex candidato presidencial no fue un accidente, sino un homicidio político organizado desde el gobierno. Según los reportes policiacos del caso, el vehículo en el que viajaba Maquío, en carretera, fue embestido por una unidad pesada que acabó con la vida del panista. Desde entonces se maneja la versión del crimen político. Los beneficiarios de ese hecho fueron, esencialmente, el entonces presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari, y la corriente panista negociadora que hoy está en el poder (Diego Fernández de Cevallos, sobre todo). Si Clouthier no hubiera muerto (como diría el danzón, adaptado a las circunstancias blanquiazules), Salinas de Gortari hubiera tenido una oposición frontal, sin los márgenes de negociación (concertacesión, se les ha llamado) que luego ejercieron Diego y otros más... Dando ya como muerta la alianza opositora, se han desatado los procesos partidistas de postulación de candidatos al gobierno de la capital del país. El PAN, por ejemplo, había retenido la expedición de la convocatoria para elegir su abanderado. Ahora, además de Fernando Pérez Noriega y de Salvador Abascal, se asegura que Santiago Creel anunciará su disposición a participar en la búsqueda de esa postulación. Creel era una carta que, en caso de haberse dado la alianza, pudo haber sido candidato común del PAN y el PRD. Otro movimiento interesante se ha dado en el área de los partidos que se aliarán al PRD. El Partido del Centro Democrático, de Manuel Camacho, ha propuesto a Marcelo Ebrard para que sea candidato a jefe de gobierno. El diputado independiente tiene una carrera en la que ha combinado el perfil tecnocrático original con la sensibilidad que produce la lucha social y la militancia opositora. Sin embargo, no parece tener todavía el tamaño suficiente para conseguir el cargo que ocupó su jefe Camacho. Su plataforma de despegue, en todo caso, sería la alianza que han hecho el ex regente y Cuauhtémoc Cárdenas, de la que, por ejemplo, ha dado prueba evidente el nombramiento hecho meses atrás de Joel Ortega como secretario del Transporte del gobierno cardenista. En el PRD, mientras tanto, todo sigue igual: si Andrés Manuel López Obrador acepta competir por la candidatura, tendrá el apoyo mayoritario de la estructura perredista capitalina y de la cúpula nacional... Humberto Roque Villanueva, que llegó a primeros niveles de la política nacional gracias a decisiones del presidente Zedillo, demuestra cada vez con mayor transparencia el alejamiento (por llamarlo de una manera suave) que tiene con quien le llegó a llamar brody. De ese encono había conocimiento en el medio político, pues en reuniones privadas no se contenía Roque de expresar sus desavenencias con quien había sido su jefe máximo. Pero, ahora, ya Humberto hace señalamientos directos de responsabilidad zedillista en el caos que vive el PRI, a propósito del experimento presidencial de las elecciones primarias del tricolor. Enójense los brodys, y díganse las verdades... En la entrega de ayer, por error propio, este columnista escribió que Javier Hidalgo es el presidente de la Comisión de Participación Ciudadana de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Hidalgo es, en realidad, vicepresidente, y el presidente es el diputado Ernesto Chávez Contreras, a quien se hace llegar una disculpa por el equívoco.

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