José Blanco
El estado de política

POR ENÉSIMA OCASION, LOS GRUPOS ULTRA reventaron el pasado sábado la asamblea del CGH que se encaminaba a una resolución de encuentro con el Consejo Universitario. Nada sorprendente. La obvia línea impulsada por grupos políticos, de mantener un conflicto en la UNAM para fines vinculados con la política nacional, continúa su encarnizada destrucción de la institución. El domingo, el CGH alcanzó su acuerdo máximo: ir al encuentro, pero no a dialogar.

La impunidad de la ultra en la UNAM no extraña a nadie: su blindaje a toda prueba proviene de ųal menosų las patentes omisiones del gobierno. Este, por su parte, ha reiterado categóricamente su obcecación en una línea que, sin remedio, le hace expresar despropósitos mil. Ahora fue el "abogado de la Nación", en su respectiva comparecencia: dijo que los universitarios no son delincuentes, y que quienes claman por el estado de derecho son simplistas y están profundamente equivocados.

Un cometido jurídico sustantivo de la Procuraduría General de la República, y de quien la encabeza, es representar y dirigir la institución del Ministerio Público. Entre las funciones del MP se halla, por ley, la de promover la pronta, expedita y debida procuración de justicia, y la de perseguir los delitos del orden federal. En el caso de la UNAM, la PGR ha mostrado una puntual ejecución de sus obligaciones legales, como a todos nos consta.

Tan radiante desempeño se ha complementado de modo primoroso con la actuación eficaz de la Procuraduría del Gobierno del DF, a la que no le fue dado mirar la flagrancia de los delitos cometidos en la vía pública innumerables veces, porque su cabeza se hallaba en las profundidades del pavimento.

Quien comete delitos es delincuente, aunque sea universitario, procurador o presidente, dicho sea con el debido respeto, señor procurador. Pero ya se sabe, antes que el estado de derecho, está el estado de política: si la política lo permite, se aplica la ley; ello al costo que sea, incluida la destrucción de las instituciones creadas por la sociedad en complejos y prolongados procesos históricos.

La ultra provoca; quiere la represión y la violencia para "desenmascarar al Estado burgués y represivo"; el gobierno, con su notablemente aguda perspicacia, no cae en la provocación. Hace acopio de templanza, invoca el diálogo civilizado, hace gala de buenas maneras, e incumple las leyes de la República: el estado de política.

Probablemente, la inmensa perplejidad de segmentos crecientes de la sociedad ųfrente al discurso gubernamental cortés y civilizadoų no entra aún en la cuenta política del gobierno, pues los ciudadanos continúan viendo cómo, por alguna arcana razón de Estado, su acomedida disertación a los universitarios y a los políticos no acaba de empalmar con la ley. ƑQué hará el gobierno cuando el blindaje otorgado a la ultra sea demandado en mil asuntos más de alta importancia nacional como la UNAM? ƑO que hará el gobierno, y qué harán los unamitas, cuando en el marco de un congreso universitario la ultra arremeta a puñetazos y mordidas y, como en la última asamblea campal, cancele una discusión con el circunspecto argumento, desgañitado colectivamente, de "chicharrón con pelos"?

El procurador Madrazo, que es universitario, sabe que el obligado modus operandi en la universidad es la tesis fundamentada, los argumentos y su encadenamiento lógico. Será extraordinariamente agradecible que la próxima oportunidad que el procurador tenga de llamar a algunos unamitas "profundamente equivocados", use el procedimiento universitario por él conocido. Aunque se entiende que, en el marco ineludible del estado de política, las cosas no son tan simples o simplistas como ese viejo procedimiento.

La UNAM está perdiendo gran cantidad de sus mejores alumnos; los jóvenes que saben lo que quieren para su futuro en términos profesionales, buscan sus vías de desarrollo en la universidad privada, que ya extiende sus becas. La fuerza eficaz en la privatización de la educación superior son el CGH y sus enjundiosos apoyadores, como el subcomandante de la triste figura. ƑQué hará la UNAM entre tantos y tan demoledores simpatizantes?