Ť Cuentos completos y uno más, nuevo libro de la narradora


Estar vivo implica tener una relación erótica con la realidad, dice Luisa Valenzuela

Ť No quisiera tener vínculo alguno con los militares de Argentina o Menem, afirma

Ť La travesía, título de la novela que prepara y en la que aborda la caza del deseo

Renato Ravelo Ť Para la escritora argentina Luisa Valenzuela los cabos de sus creaciones, sea en novela o en cuento, se arman más en su inconsciente y una sonoridad específica los ata en ese momento inexplicable de la escritura. Para ella el oficio de escribir ''es una de las maneras de estar vivo, y no se puede estarlo si no se tiene una relación erótica con la realidad".

En su más reciente libro, en el que recopila la totalidad de sus cuentos y uno más, sucedió sin embargo algo voluntario, consciente: ''Enfrenté el cuento que escribí durante la época militar, a principios del proceso, en el que me inventaba unas historias sobre la tortura que pensé eran exageradas. El cuento se llamaba Cambio de armas. Siete años después, con los juicios y testimonios, constaté que si había cosas que coincidían, otras fueron rebasadas por la realidad".

De hecho, por eso Cuentos completos y uno más (Alfaguara), comienza con su más reciente libro de relatos y conforme avanza se retrocede, se llega a Los Menestreles, que es el primer cuento que publicó cuando tenía 18 años, para culminar con fin de milenio, que si bien no es el último que ha escrito, sí encaja con esta coyuntura de que algo se acaba.

Matiza su frase de tener un vínculo erótico con la realidad: ''A veces la relación es de pelea y muerte; no quisiera relación alguna con los militares argentinos o con Menem. Y es que el odio es otra forma de erotismo".

Resulta que el cuento que culmina el volumen, Fin del milenio, lo hizo con el recuerdo de hace 30 años de Comodoro Rivadavia ''a partir de una sensación del viento que me evoca cierta desolación". Por el contrario, El fontanero azul fue escrito en una semana en la ciudad de Tepoztlán, ''algo que no me pasa normalmente, que se dé la concordancia entre el escribir y el sentir. Supongo que fue la magia de Tepoztlán".

Encontrar la voz del relato

ųƑCómo entender el oficio del escritor?

ųEl oficio del escritor nace de tus células, de la observación de la digestión. Borges le cantaba mucho al olvido. El era un hombre tan memorioso, pero sin el olvido no podía haber imaginación. Lo que queda en las nociones de una parte de uno juega con las zonas olvidadas. Resulta que a veces olvidas las cosas peligrosas y eso puede resultar letal.

ųTu escritura en cuentos es muy verbal, Ƒes consciente?

ųLo que pasa es que quiero encontrar la voz de cada relato, entonces esos cuentos son orales. No tanto como parecen, pero me interesa una comunicación directa. Me gusta la palabra cotidiana, quizás hay mucho argentinismo.

ųPor cierto, Ƒqué significa turra?

ųTurra es puta, pero mala. Es muy coloquial, puta pero rebajado: mala persona, engañosa, tiene una connotación emocional, no es tan marcador como puta: malbicho, no es tan tremenda palabra.

ųHay mitos sobre sus escritores y sus costumbres

ųƑSugieres que me invente uno?

ųExactamente.

ųSoy muy voraz, de una pregunta que me hacen me estimula a pensar. Lo que sí tengo, por envidia a los escritores mexicanos, fue conseguirme un estudio enorme, lo que me resulta mucho problema porque pierdo las cosas. A mí me daban ataque las casas estas mexicanas, con el estudio de Margo Glantz. Terminé por comprarme una pequeñísima fábrica de 70 metros cuadrados; en el galpón trabajo. Lo que hago es que salto de la cama a la computadora. A veces me quedo jugando solitario como una imbécil, aunque en teoría tienen que ser tres.

''Cuando estaba trabajando en la novela anotaba algunas ideas. Porque es como un continuo. Claro que es más difícil de escribir el cuento, nadie lo dice, porque se termina uno y hay que empezar de nuevo".

Atar cabos

Dice el cuento brevísimo La crisis: ''Pobre. Su situación económica era pésima. Estaba con una mano atrás y la otra adelante. Pero no la pasó del todo mal: supo moverlas".

ųƑTrabajas en alguna novela?

valenzuela-luisa-1-jpg ųCreí que había terminado una novela. La travesía, se va a llamar, y es un poco la caza del deseo. Le veo como vericuetos, creo que escribir en computadora me impide ver algunas cosas profundas, que me gustaría explorar.

ųƑDesde cuándo escribes en computadora?

ųHace poco. De hecho, esta sería mi primera novela. Pensé que podía hacerlo más espontáneo, pero sí me afectó la computadora. Afecta el ritmo. Por el contrario, el cuento del milenio lo hice en 12 horas con recuerdos de hace 30 años y fantasía.

ųƑQué tanto ejerces el erotismo de manera cotidiana?

ųDe forma generalizada, no necesariamente sexual. Tengo un erotismo con las cosas del mundo, pues estar vivo es tener una relación erótica con la realidad.

''Bueno lo que pasa es que ''la palabra' está cargada de sexo y ahora te estoy metiendo este cuento; eso a mí me divierte. La escritura te mete en el tiempo de la reflexión, te permite pulirlo, destilarlo, hasta ver en qué punto el sexo es un motor de vida."

ųƑUn escritor termina por ser persona sabia, que aprende a conocer a los demás?

ųCreo que lo es y no. Uno aprende en la escritura, pero no en la vida real. Me sucede en trampas amorosas, después leo una novela mía de hace 20 años y caigo en la cuenta: cómo es posible que si esto ya lo sabía hace tanto me pasa ahora. El ser que escribe es mucho más sabio que el ser que vive. Eso es lo lindo, porque descubres esa faceta desconocida.

ųƑQué ventajas son las del ser que vive?

ųLa única ventaja es que si el ser que vive no existiera sería uno Borges. El ser que vive aporta alimentos, lo mantiene vivo. Cuando Borges dijo ''no he sido feliz" es que el ser que vive lo dejaba de lado.

ųEsa figura es un cielo y un infierno para los escritores argentinos...

ųTuve la suerte de estar tan cerca que pude dar un paso a un costado. Hay personas que lo odian; yo lo admiro mucho. Tengo una anécdota de los últimos tiempos: Borges se acerca a mí para decir que escribimos un cuento con el mismo argumento; me quería morir. Le dije que indudablemente tengo influencias suyas, pero que no creo. Insistió: ''Usted y yo hemos escrito un cuento sobre el acto sexual. Porque usted siendo joven y desprejuiciada escribió algo que se llama El juego del fornicón, y yo escribí La secta del Fénix". Me abrió la menta, nunca había leído La secta... como un acto sexual, y el Juego... es el acto como un partido de futbol. Siniestro y adorable, resulta que sólo él y yo hemos escrito del acto sexual.

ųƑEl escritor es buen observador?

ųLo que no tengo es ese oído para pescar las frases y repetirlas, como hace Bioy Casares o Rulfo. Creo que más que un buen observador tenés que dejar que las cosas te penetren. Tengo buen oído para los ritmos de escritura. No uso la observación directa porque los cabos que yo ato conscientemente son menores que los que se atan inconscientemente. Para mí, la forma de escritura es dejarte tocar por las cosas. Vibrar en empatía.

''El último cuento, por ejemplo, trascurre en Comodoro Rivadavia, donde estuve hace 30 años. A partir de una sensación del viento, me viene esa invención. Con dos elementos creas una realidad más, pero que tiene que ser verosímil, como dice García Márquez. Son interesantes los cabos que se atan, eso es fascinante."

ųƑPor qué si un cuento es más fácil de leer, los editores prefieren las novelas?

ųSupongo que por una flojera del lector que prefiere dejarse llevar por el escritor. El cuento exige, siempre, empezar de nuevo. Tanto al escritor como al lector.