Ť Muestra del pintor en la Casa del Tiempo de la UAM
Jesús Escobedo, niño prodigio que careció de vanidad juvenil
Ť Tiene sensibilidad fina, decía su maestro Fernández Ledesma
Merry Mac Masters Ť En 1936 Jesús Escobedo, de 18 años, realizó su primera exposición individual de dibujos en el Palacio de Bellas Artes. Personajes de la época escribieron elogiosamente del progreso del joven estudiante de arte en los quehaceres iniciados seis años antes. Su maestro Gabriel Fernández Ledesma anotó, entre otras cosas: ''Característica de estos dibujos es la gran unidad que liga el tiempo de su producción: desde los primeros estudios del chiquillo se muestra claramente una sensibilidad fina, que no decae, hasta los últimos dibujos del adolescente que ha adquirido plena conciencia en la investigación (...) Sus obras últimas son realmente importantes". Con gran estimación, el prestigiado grabador había ido guardando los mejores dibujos de su discípulo.
Asumir ideales revolucionarios
La pintora Angelina Beloff recordó una anécdota en la Escuela de Pintura al Aire Libre de San Antonio Abad: ''En una visita que hicimos allí con el pretexto de una fiesta, vi los dibujos que hacía este muchacho: entonces era un chiquillo. Delante de nosotros hizo con una habilidad sorprendente, en unos 20 minutos, un retrato y luego con la misma rapidez, un dibujo de toda la figura de uno de sus compañeros. (...) Este muchacho parece tener una conciencia clara de las dificultades que confortan el camino del arte y carece de la vanidad juvenil, por la cual perecen tantos niños prodigio".
Miembro fundador del Taller de Gráfica Popular (TGP) y distinguido con la beca Guggenheim, la figura de Escobedo se fue quedando en el olvido a raíz de su muerte en 1978. Ahora, se realiza una primera exposición póstuma Jesús Escobedo. Homenaje, de 110 obras, entre grabado, dibujo y pintura, a iniciativa de su hija Teolinca, que fue asumida por la Universidad Autónoma Metropolitana, por medio del departamento de Artes Plásticas de la Dirección de Difusión Cultural, con una curaduría de Martha Papadimitriou y Margarita Herrera.
Nacido en 1918, en el mineral Dos Estrella, Michoacán, a los tres años de edad Chuy fue enviado a la ciudad de México a vivir con su abuela, ya que su madre murió poco después de su nacimiento. Al iniciar sus estudios de arte, fue contagiado por los ideales y compromisos imperantes del artista revolucionario.
No es de extrañarse que haya sido el miembro más joven de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), y que en 1937 fundara el TGP junto con varios artistas como Leopoldo Méndez, Alberto Beltrán, Alfredo Zalce y José Chávez Morado.
Escobedo recibió, en 1945, la beca Guggenheim y viajó a Nueva York. Allí realizó ocho litografías con temas de la urbe de hierro. Al regresar a México, colaboró con una de las obras culminantes del TGP, Las estampas de la Revolución Mexicana. También conoció a la musa María Asúnsolo de quien hizo varias pinturas al óleo.
Con motivo de la presente exposición, el crítico de arte José Manuel Springer ha escrito que Escobedo pertenece a la escuela de la gráfica mexicana que se desarrolló en este siglo a partir del trabajo de los grabadores-periodistas-caricaturistas del siglo XIX. Su obra, continúa, tiene mucho de crítica del poder y de retrato del pueblo.
(Jesús Escobedo. Homenaje será inaugurada hoy, a las 19:30 horas, en la Casa del Tiempo, Pedro Antonio de los Santos 84, San Miguel Chapultepec.)