Bernardo Bátiz Vázquez
Complicaciones políticas

DECIA DON JUAN VALERA, el novelista español, que cuando las cosas están más confusas y enredadas, es porque ya se va a aclarar todo y estamos a punto del desenlace; el se refería a las comedias de enredo y a las novelas costumbristas de su tiempo, pero desearíamos que esa predicción fuera aplicable hoy a la situación de nuestro país, que no podía estar más compleja y revuelta, lo mismo en la política que en la educación, lo mismo en el campo improductivo y empobrecido que en las plantas industriales en suspensión de pagos y desmanteladas.

Durante unas semanas, una parte de la sociedad mexicana, vio una luz de esperanza, en la posibilidad de una alianza electoral de la oposición para destronar al PRI, sin embargo, por causas ya conocidas, las negociaciones no llegaron a feliz término.

El PAN ya declaró por voz de sus líderes más visibles, Fox y Diego, que pueden ganar solos (Fox) y que pagarán los costos de no aceptar la coalición (Diego).

Camacho se deslinda, Profirió Muñoz Ledo, anda al garete, malbaratando su capital político en desahogos estériles y todo en general, en el mundo de la política, camina como sin brújulas y sin derroteros precisos.

Ciertamente, la campaña de Cuauhtémoc Cárdenas, parece ser la única coherente que tiene una meta precisa y que viene de un esfuerzo ya largo y orgánico, pero a todos llega al desconcierto y la confusión de que estamos en crisis, no hay duda.

En este campo de la política, sin embargo, no hay trabajo improbo, lo que se hace, aun cuando de momento no parece que produce efecto, a la larga, salen a flote las consecuencias y germinan las semillas que parecían muertas.

Por eso no desesperamos; en México en otros momentos, hemos estado en situaciones tan complejas como las de hoy y el desánimo no ha prevalecido y ha sido un efímero estado de animo.

Hay fuerzas, valores, grupos organizados, trabajo acumulado, que en su momento producirán el cambio esperado.

Un dato que nos parece alentador, es que fue posible crear un consejo de ciudadanos, de distintos orígenes y de diferentes formas de pensar, que tuvieran en común la confianza de los partidos y a partir de ella, con escaso tiempo y con muchas dificultades, pudieran elaborar una propuesta, que satisfizo a varios partidos, aún cuando disgustó al PAN.

Si es posible crear un grupo, como el de los consejeros, con autoridad moral y sentido de responsabilidad, que hizo un buen trabajo, que lo presentó oportunamente, no podemos sino esperar que las cosas no están perdidas y que de las complicaciones y nudos en que estamos, podemos muy bien pasar a una etapa de claridad política y de avance verdadero.

Es posible que la Alianza continúe sin el PAN y sin Camacho, que sea la sociedad civil y los grupos independientes los que suplan estas bajas, sin duda significativas, pero no indispensables. La Alianza puede ser una buena oportunidad, pero si no se pudo, hay que suplirla y seguir adelante, recordando el refrán que dice que no hay mal que por bien no venga. *