Ť Decide flexibilizar postura para levantar la huelga
Entregará el CGH propuesta de agenda y formato del diálogo
Ť Demandará que se le reconozca como único interlocutor
Ť Plantea negociar cuatro de los seis puntos del pliego petitorio
Roberto Garduño Ť El Consejo General de Huelga entregará a la Comisión de Contacto del Consejo Universitario un sobre cerrado que contendrá un pronunciamiento político sobre el conflicto, que cumplió 158 días, y la agenda y formato para el diálogo resolutivo.
El CGH explicará el porqué mantiene la huelga y demandará a las autoridades que le consideren como único interlocutor en el proceso de negociación. Durante otra maratónica reunión de los 120 representantes del movimiento huelguístico --celebrada en el auditorio Che Guevara de la Facultad de Filosofía-- los estudiantes concluyeron que demostrarán sus flexibilidad para encontrar una solución con el pliego petitorio reformado.
Es decir, si las autoridades aceptan su propuesta, negociarán cuatro de sus seis demandas y las dos restantes: las reformas de 1997 y los vínculos con el Ceneval serán tratados en el marco del congreso resolutivo.
Además, durante el encuentro entre la Comisión de Contacto del CU y la de Enlace del CGH, en la cafetería del Centro Universitario Cultural (CUC), los estudiantes se inconformaron con la sede de la reunión de hoy y propusieron que ésta se realizara en San Ildefonso o el edificio de la Antigua Escuela de Medicina --Palacio de la Inquisición--, porque les pareció inadecuado el espacio de la Academia de San Carlos. En última instancia, se manifestaron por regresar al Palacio de Minería. Este punto todavía no era resuelto al cierre de esta edición.
A unas horas de la reunión entre el Consejo General de Huelga y la Comisión de Encuentro, los estudiantes también advirtieron que las autoridades "continúan en su línea de alargar el conflicto y no estar realmente por el diálogo, porque resulta absurdo que a cinco meses de la huelga, apenas decidan analizar las demandas de los paristas y nombrar una comisión para preguntarnos cuáles son esas demandas, cuando las conocen perfectamente desde antes de que estallara el conflicto".
En medio de la especie que consideraba reunidos a los integrantes del CGH con los representantes de la Comisión de Contacto para acordar la logística del encuentro en la Academia de San Carlos --que primero fue desmentida y después este diario confirmó a través de un boletín de prensa--, los huelguistas manifestaron su voluntad de encontrar el camino del diálogo.
"Sea como sea, el CGH ha decidido establecer el encuentro para insistir una vez más en nuestra permanente demanda de diálogo público", enfatizaron.
Mientras la Comisión de Enlace de los estudiantes huelguistas se reunió con los representantes de la Comisión de Contacto en las instalaciones del Centro Universitario Cultural (CUC), en el auditorio Che Guevara, los 120 comisionados de las 40 escuelas que conforman el CGH deliberaban para establecer las propuestas que harán hoy en San Carlos.
Además se eligieron a 13 escuelas representantes que ocuparan la mesa de contacto con sus contrapartes: las preparatorias cuatro, seis y siete; Colegios de Ciencias y Humanidades Sur, Vallejo y Oriente; escuelas periféricas, ENEP-Iztacala, ENEP-Aragón y la Escuela Nacional de Artes Plásticas, y del campus de Ciudad Universitaria, Medicina, Economía, Psicología y Arquitectura.
Durante el encuentro, los representantes de las escuelas y facultades que conforman el CGH se enfrascaron en una discusión sobre el tipo de pronunciamiento político, la agenda de la reunión de hoy y el formato del diálogo.
También se abordó, de nuevo, el asunto de la sede del encuentro. Se cuestionó la Academia de San Carlos como el sitio idóneo y se llegó a considerar encontrar un espacio en el Palacio de Minería. Por último, el acuerdo fue aceptar la propuesta de los representantes del Consejo Universitario.
Los cinco meses
Al hacer un balance sobre los 158 días de huelga en la universidad, el CGH evocó al Consejo Nacional de Huelga en 1968 y señaló: "šNuestra lucha no claudicará jamás! Jamás dejaremos de luchar por que se haga válido el derecho de todos a la educación.
"A cinco meses de huelga y a 4 días para que se cumplan 31 años de la brutal masacre del 2 de octubre, decimos que la sangre que entonces llenó de sombra todo el país, hoy corre por las venas de los estudiantes que luchamos defendiendo la universidad que nuestros compañeros del 68 nos dejaron, una universidad de masas, abierta para todos los hijos del pueblo.
"No nos cansamos y jamás nos cansaremos de luchar por impedir que se expulse de la universidad a todo un sector social, el de menores recursos económicos. Este es el contenido de nuestra lucha, lo que nos ha hecho resistir todo este tiempo, lo que nos impulsa a sostenernos.
"Se ha dicho que somos un pequeño grupo que secuestró la universidad. Se nos ha acusado de vándalos, irresponsables, saqueadores y de muchas otras cosas que sería largo enlistar. Pero en realidad nuestro único delito es el estar decididos a defender el derecho de los que menos tienen a la educación superior, pública y gratuita", subrayaron.
Ť Hablan los ex ceuístas Santos, Ordorika y Moreno
Contra la reforma de Carpizo se optó por un movimiento de masas
Ť Prevaleció el principio de defender la educación pública y gratuita y las luchas históricas previas
Ť Una de las principales divisas era estar en comunicación con los diferentes actores del problema
Elena Gallegos/I Ť En abril de 1986 el rector Jorge Carpizo divulgó su diagnóstico de la Universidad Nacional Autónoma de México, llamado "Fortaleza y debilidad de la UNAM", y procesado en las oficinas del director de Planeación, Mario Ruiz Massieu. En los meses siguientes, la burocracia universitaria avanzó hacia las modificaciones de los reglamentos de Pagos, Exámenes e Inscripciones.
El 11 y 12 de septiembre de ese año y argumentando la "obvia resolución" --la defensa corrió a cargo de quien se desempeñaba como abogado general, Eduardo Andrade, hoy senador por el PRI--, el Consejo Universitario aprobó las reformas.
Ese verano, sin que nadie lo imaginara --y menos que nadie el rector y los miembros de su staff-- en las aulas y en los pasillos de la UNAM se fraguaba un movimiento estudiantil de grandes dimensiones. Al entrar el otoño ya era innegable la fuerza que iba acumulando.
Esta es la historia de aquel episodio que habría de prolongarse hasta junio de 1990. Las fichas hemerográficas van acompañadas del análisis que, a la vuelta de trece años, hacen tres de sus protagonistas: Antonio Santos, Imanol Ordorika y Oscar Moreno.
--ƑCuáles fueron las primeras reacciones al proyecto de Carpizo?
--Santos: "En respuesta al diagnóstico de 'Fortaleza y Debilidad...' que básicamente nos hacía responsables a los estudiantes de la situación que imperaba en la universidad, un grupo plural de consejeros universitarios --más de 20 entre propietarios y suplentes-- elaboramos un texto en el que a partir de una revisión histórica, reivindicábamos todos los procesos de cambio que había vivido la institución... Desde el movimiento del 29 hasta los de 66 y 68, las reformas de don Pablo González Casanova, el surgimiento del sindicalismo, la lucha contra el Estatuto General de la UNAM en el 79, y la solidaridad con la huelga del 83. Este último es uno de los antecedentes internos claves del CEU. El externo, son los terremotos del 85.
En busca del consenso
"Considerábamos que las medidas iban en contra de todo lo que era la tradición de la educación pública y gratuita, además de que no se había hecho nada por construir consensos en la comunidad. Entre los firmantes estaba el consejero de Derecho, Miguel González Compeán (hijo del secretario de Educación, Miguel González Avelar, y quien pronto se deslindaría del movimiento para colocarse del lado de las autoridades), pero lejos de escuchar los argumentos, Carpizo aceleró las reformas".
Las medidas que motivaron el descontento fueron: el pase automático se concedería exclusivamente a los estudiantes del bachillerato de la UNAM que lo concluyeran en tres años y con un promedio mínimo de ocho; aumento de cuotas por inscripción en el posgrado y por servicios escolares en todos los niveles; eliminación de la segunda vuelta de exámenes ordinarios y limitación del número de extraordinarios por materia; regreso a las calificaciones numéricas, y creación y consolidación de los exámenes departamentales. El paquete contenía, en total, 26 modificaciones a distintos ordenamientos.
Flanqueado en el presídium por José Narro, José Manuel Covarrubias, Jorge Madrazo y Arcadio Poveda, en la sesión del 11 y 12 de septiembre, el rector Carpizo convino en que su proyecto tenía el respaldo de la comunidad. Para apoyar tal tesis, el director de la Facultad de Medicina, Fernando Cano Valle, leyó los resultados de una consulta --puesta en entredicho más tarde por el movimiento estudiantil-- en la que se habían recibido mil 760 propuestas elaboradas por los distintos sectores de la comunidad. Todas --según el funcionario-- apuntaban en el sentido de las reformas de Carpizo. El tiempo lo desmentiría.
--ƑCuál era entonces la situación del movimiento estudiantil?
--Santos: "de una gran fragmentación. El movimiento estaba atomizado. Después del 68 y el 71, muchos jóvenes optaron por un camino diferente a la de la participación en elecciones o en partidos..."
--ƑHablas de la guerrilla?
--Santos: "Sí, hablo de eso, pero también de quienes se quedaron en la universidad para desarrollar sus proyectos o de quienes canalizaron su energía en la construcción de partidos y organizaciones políticas. Había pues un sinnúmero de grupos".
--Ordorika: "En esa circunstancia se presentó la disyuntiva de sólo desenmascarar el carácter conservador, restrictivo y excluyente de la reforma del rector, postura encabezada fundamentalmente por el entonces llamado Buró de Información Política (BIP) --hoy grupo En Lucha-- y quienes pensábamos que no podíamos quedarnos sólo en la denuncia y en la acumulación de fuerzas a largo plazo, ya que existía la posibilidad real de construir una respuesta bastante rápida de los estudiantes. Creíamos que para echar atrás las reformas teníamos que hacerlo muy pronto.
En defensa de la Constitución
"Alrededor de esa estrategia --precisa Ordorika-- estaba también el contenido político del movimiento. Nosotros decíamos que había que usar los enunciados del artículo tercero constitucional, con una gran legitimidad entre la población, como elemento articulador del movimiento. La Pita ųGuadalupe Carrasco, hoy maestra de la Facultad de Ciencias-- argumentaba en contra señalando que se trataba de la Constitución burguesa".
--Moreno: "El día que La Jornada publicó las resoluciones del 11 y 12 de septiembre, nos reunimos unos 50 activistas de los CCH, en donde se habían vivido movimientos locales victoriosos que lograron hacer confluir a muchos grupos con perfiles ideológicos distintos. En ese encuentro algún compañero hizo circular un ejemplar de México en la Cultura, donde se publicaba un artículo de El Pino --no conocíamos entonces al doctor Salvador Martínez Della Rocca-- en el que argumentaba por qué el movimiento que debía responder a la reforma de Carpizo debía ser un movimiento de masas. Eso nos impactó fuertemente y tomamos la decisión de que ese debía ser el rumbo".
--ƑCómo se camina a la organización del CEU?
--Santos: "El primer gran debate se dio en torno a si debía prevalecer la dinámica de los grupos expresada en una asamblea --en la cual el solo hecho de pertenecer a una corriente te daba voz y voto en la toma de decisiones-- o si se creaba un consejo estudiantil en el que los delegados se ganaran su representación escuela por escuela".
--Ordorika: "Nosotros defendimos que era necesario trascender a los grupos políticos para colocarnos en un plano de real representatividad de los estudiantes y que ese era el paso que hacía la diferencia entre un movimiento de activistas y un movimiento de masas. Ahí nos enfrentamos a una oposición bastante dura de otros sectores del movimiento, pero en esa definición ganamos también, en buena medida, la dirección política a lo largo de todo el movimiento".
Libertad de pensamiento y cátedra
--Moreno: "Otro de los elementos que configuraron el perfil del movimiento y la forma de entender a la universidad, además de la defensa del carácter gratuito de la educación, tenía que ver con los exámenes departamentales que atentaban contra la libertad de cátedra... contra la libertad de pensamiento, como uno de los componentes esenciales de la autonomía universitaria.
"No estábamos pensando en la universidad-fábrica que defendieron los enfermos de Sinaloa en los setenta, sino en ésta como un espacio de articulación de los grandes consensos culturales. Así que ir a la defensa de la libertad de cátedra y de pensamiento era ir a la defensa de la libertad en su concepción más amplia. Esto permeó profundamente en la actitud del movimiento. Se dio pues una actitud amorosa hacia la institución y hacia la reivindicación de sus mejores tradiciones libertarias.
"Tampoco estábamos buscando la defensa de una universidad ideologizada, constreñida por dogmas. En este caso asumíamos la postura del maestro Alfonso Caso frente a la postura dogmática del maestro Vicente Lombardo. Eso determinó mucho el cuidado, el compromiso del movimiento para con la institución".
--ƑEn qué momento se percatan de que el movimiento podía prender?
Ordorika: "Nosotros discutimos incluso con nuestros ex compañeros de Punto Crítico la posibilidad de construir rápidamente un movimiento de masas. Ellos no la compartían. Nos dijeron que la respuesta sería a largo plazo y que al acumularse más agravios, estaríamos en posibilidades de transformar a la UNAM. Sin embargo, nosotros teníamos otro pulso del ambiente que prevalecía en las escuelas. Era una cuestión de feeling. Evaristo Pérez Arreola, en cambio, estaba convencido de que sí habría un gran movimiento ".
--Santos: "El 2 de octubre salieron a la calle más de cinco mil estudiantes, lo cual para la época y para la situación misma del movimiento, era mucha gente. Al día siguiente vino la contraofensiva. Un director de facultad convocó a su comunidad para convencer a los muchachos de las bondades del Plan Carpizo. No consiguió su propósito. šAl contrario! La asamblea terminó en un contundente rechazo a las reformas y a nosotros nos vino a confirmar que sí era posible levantar la protesta".
--ƑQué director?
--Santos: "El director de Química, šFrancisco Barnés de Castro! El siguiente paso era pues crear una organización representativa de las escuelas y no de los grupos. Había que poner punto final a toda una época de división y fragmentación del movimiento estudiantil en la UNAM".
La noche del viernes 31 de octubre --unos días antes realizaron un mitin en la explanada de la rectoría--, en el auditorio Ho Chi Min de la Facultad de Economía quedó constituido el Consejo Estudiantil Universitario (CEU). Inmediatamente se concretaron las demandas: emplazamiento al rector Carpizo a un diálogo público el 11 de noviembre; derogación de los reglamentos en disputa y congreso general resolutivo.
Ese mismo día por la mañana --la rectoría buscó adelantarse-- un grupo de estudiantes de Derecho, Medicina, Veterinaria, Odontología, Contaduría e Ingeniería, principalmente, crearon la Unión Académica Estudiantil (Unace), que proclamó su "decidido apoyo a la reforma universitaria porque deseamos tener una universidad digna del pueblo". La vida de esta agrupación fue corta.
El papel de los medios
La campaña en medios a favor de las reformas no se hizo esperar. Distintos sectores publicaron desplegados a plana entera para hablar de sus virtudes. El 4 de noviembre, por ejemplo, el Consejo Técnico de la Investigación Científica hizo lo propio. Los firmantes adelantaron el éxito de las medidas tomadas ya que la sesión del Consejo Universitario en cuestión, había sido "ejemplarmente democrática". Esa --decían-- es una de las fortalezas de la UNAM. Suscribían, entre otros: José Sarukhán, Francisco Bolívar Zapata, Miguel José Yacamán y Antonio Peña.
El CEU sumaba simpatizantes a una gran velocidad. El 6 de noviembre, los ceuístas marcharon del monumento a Alvaro Obregón hasta la biblioteca de la UNAM y, por la noche, iluminaron el circuito universitario con "miles" --según cuentan las crónicas de la época-- de antorchas.
El 10 de noviembre, a través del director de la Facultad de Filosofía y Letras, Arturo Azuela --quien tenía una buena relación con los estudiantes--, se hizo llegar al CEU una primera propuesta de diálogo. La cita era para el 12 de noviembre en el auditorio de la Unión de Universidades de América Latina (UDUAL). Rectoría aceptaba, explícitamente, al CEU como interlocutor.
Antes de que todo eso ocurriera, los consejeros Antonio Santos e Imanol Ordorika habían acudido a las comisiones del Consejo Universitario para explicar las razones de los estudiantes.
--Ordorika: "La postura era que ir a dar nuestras razones no nos comprometía. Teníamos que hacer que todo mundo oyera nuestros argumentos. Si no, el movimiento estaba derrotado. Así, en los primeros debates fue apabullante la victoria nuestra. Las autoridades no tenían la experiencia, la capacidad o la vocación para ir a discutir y convencer".
--Santos: "Nosotros teníamos como divisa hablar con todos. Era parte de nuestra tarea. Hablábamos pues con el sindicato, con los profesores, con los investigadores y con las autoridades. Cualquier dirección de un movimiento tiene la obligación de buscar que el resto de los actores escuchen las razones que motivaron la lucha".