En la carta tres del subcomandante Marcos (25/09/99) me sorprendió la falta de sentido dialéctico de su autor.
En su ``moción a la moción de la moción'' Marcos reprocha a los eméritos no haber explicado a los estudiantes que el gobierno y rectoría no cumplen ni cumplirán ningún compromiso, ya que sabían (como todo mundo) que el gobierno no ha cumplido hasta la fecha los acuerdos de San Andrés. ¿Qué quiere decir Marcos con esto? ¿Qué el EZLN no sabía, cuando aceptó el diálogo con el gobierno, que éste no cumple frecuentemente con sus compromisos? ¿Si alguien le hubiera dicho al EZLN que el gobierno no cumpliría sus compromisos no hubiera aceptado el diálogo y la firma de los acuerdos de San Andrés como conclusión? ¿Se le escapó al EZLN que hay una gran cantidad de ejemplos en la historia en los que ha sido clara la traición de los gobiernos a sus compromisos? La historia de los indios de Chiapas y de los pobres de todo el mundo está llena de ejemplos de incumplimiento de los gobiernos. El EZLN y Marcos en particular no pueden ni podían ignorar esto. Lo sabían, y sin embargo buscaron el diálogo, como sabían que mientras éste se llevaba a cabo el gobierno continuaba con sus tácticas de contrainsurgencia y de provocación en la zona de influencia zapatista.
Más adelante Marcos escribió: ``Cuando menos dos de los ocho eméritos han dado clases de ética y escrito algunos libros sobre el tema. Días antes de que el CGH discutiera la propuesta de los 8 eméritos, el señor Ernesto Zedillo Ponce de León amenazó con el uso de la fuerza pública `si la generosa y lúcida propuesta de un grupo de maestros' no era aceptada, ¿es ético sostener una propuesta que necesita el argumento de la amenaza de la represión para mostrar su `generosidad' y `lucidez'? ``Este párrafo es muy delicado y de una enorme irresponsabilidad de su autor. ¿Nos diría Marcos que el EZLN es responsable de quienes se han disfrazado de zapatistas para asaltar autobuses en Chiapas? Obviamente no, como tampoco los eméritos son responsables del uso de su propuesta que hayan hecho Zedillo y no pocos universitarios de derecha. Nadie ha acusado al subcomandante, que yo sepa, de falta de ética, porque se ha comercializado mundialmente su imagen, pues es claro que él no es responsable del hecho. La propuesta de los eméritos no necesitó ni necesita ``el argumento de la amenaza de la represión para mostrar su generosidad y lucidez''. Es más, sus autores nunca calificaron su propuesta de generosa ni de lúcida, fue el gobierno y, de nuevo, tampoco de esto son responsables los eméritos.
En otra parte de su carta, Marcos pregunta: ``¿Es ultra pensar que la rectoría de la UNAM y el gobierno no van a cumplir su palabra, no importa que firmen o prometan lo que sea?'' Y la respuesta es más sencilla de lo que parece: la pregunta debería ser otra. Si los estudiantes iniciaron una huelga contra la ``actualización'' de las cuotas en la UNAM, y luego añadieron otras demandas, seguramente no fue para demostrar cuán opositores eran, sino para presionar, porque no se elevaran las cuotas y para detener la adecuación de la universidad a los lineamientos neoliberales del régimen. Si la huelga no es para mantener cerrada la universidad y para hacerle el juego a la Coparmex y afines, los que confiamos en la ética de los estudiantes en general (con las obvias excepciones) tenemos que suponer que la huelga es para lograr algo posible, un medio para obligar a las autoridades a negociar condiciones para el levantamiento de la huelga a cambio de algo, como por ejemplo, el compromiso de garantizar un congreso en el que se discutan la legislación actual de la UNAM, sus formas de gobierno, si debe ser o no gratuita, sus planes de estudio, etcétera. ¿O alguien piensa con seriedad que una huelga universitaria (en sólo 27 por ciento de las dependencias de la UNAM) puede cambiar sin más las bases y la orientación de la universidad más importante del país sin negociar con quienes detentan el poder? Si fuera así, ¿entonces para qué el pliego petitorio del CGH? ¿A quién está dirigido el pliego petitorio si no a las autoridades? ¿Para qué, si no es para buscar compromisos de éstas? Se puede creer o no en la buena fe de rectoría, pero la única solución posible (y deseable) para el conflicto universitario, es el diálogo, la negociación. De otra manera, tendría que pensarse en la fuerza, y si se ejerce de un lado es lógico que también se ejerza del otro y no lo queremos, como tampoco queremos que el gobierno siga usando la fuerza contra los zapatistas.