n El objetivo es ajustarse a la meta inflacionaria de un máximo de 10%


Aceptar aumentos salariales reducidos, pide el BdeM

n A largo plazo traerá beneficios e ingresos reales más altos para la población, dice su informe

César Martínez Aznárez n El gobierno federal, a través del Banco de México, apremió ayer a los mexicanos a aceptar incrementos de salarios más bajos a los que se aplican y se solicitan en los contratos colectivos, que hoy se negocian en 17 por ciento, para ajustarse a la meta inflacionaria de 10 por ciento como máximo, porque sostiene que las altas demandas de los trabajadores son una de las causas por las cuales los precios no registran mayores descensos.

En la presentación del Informe de Política Monetaria del primer semestre de 1999, el director de Investigaciones Económicas del banco central, Armando Baqueiro, en una especie de mensaje a trabajadores y patrones que negocian los salarios, sostuvo que en el largo plazo la reducción de la inflación se traducirá en beneficios e ingresos reales más altos para la población y en crecimiento económico, pero advirtió que para lograrlo las retribuciones vigentes no deben aumentar más de 10 por ciento anual.

Los salarios nominales contractuales, en promedio, han aumentado 17 por ciento durante 1999, mientras que el salario mínimo se incrementó 14 por ciento en diciembre pasado, lo que en un cálculo medio para el país permitirá una ligera recuperación real de sus remuneraciones de entre uno y dos por ciento en el año, según analistas económicos.

Según la última encuesta del Banco de México entre especialistas privados, la revisión de los salarios para los próximos 12 meses será de 15.5 por ciento nominal, aunque los gremios laborales planean exigir tasas de entre 17 y 18 por ciento.

Los analistas económicos y las mismas organizaciones empresariales han coincidido en reconocer que pasarán varios años para que las retribuciones recuperen los niveles de 1994.

Sin embargo, Baqueiro se mantuvo firme en demandar que los mexicanos se conformen con incrementos nominales de 10 por ciento, o menos, lo cual significa una nula recuperación, en el mejor de los casos, sino es que una nueva pérdida del poder adquisitivo, en caso que la inflación sea mayor a esa cifra.

No soy adivino

Al ser interrogado sobre cuánto tiempo deberá esperar la población para que, como el funcionario sostuvo, esta política antinflacionaria se refleje en mejores niveles de vida de las familias, respondió: ''No soy adivino''.

Según Baqueiro, los datos históricos en México demuestran que en los periodos con inflación mayor a un dígito los salarios cayeron en términos reales y por el contrario, en las épocas de estabilidad de precios las remuneraciones crecieron. También sostuvo que la inflación afecta negativamente el crecimiento económico, la distribución del ingreso y las finanzas públicas.

El Banco de México adelantó que mantendrá la política monetaria restrictiva, bajo el argumento de que los riesgos de choques externos sobre la economía mexicana persisten.

En marzo de 1998 el instituto emisor modificó su postura de política monetaria de neutral a restrictiva, y aplicó progresivamente medidas para evitar la devaluación de la moneda y el aumento de la inflación, como los denominados cortos monetarios.

Pese a ello, las tasas de interés reales son muy elevadas y que los precios de los bienes que no se venden en los mercados internacionales no disminuyen. Sin embargo, rechazó que la política monetaria restrictiva del Banco de México sea la responsable de tal situación, y aseguró que la misma ha sido efectiva para contener las presiones sobre el tipo de cambio y así abatir los precios de los bienes comerciables y la tasa inflacionaria.

En adición a la política restrictiva, ahora, en su afán de reducir la inflación, el Banco de México llamó a todos los agentes económicos, incluidos los trabajadores, a reducir sus expectativas inflacionarias para el 2000 a la meta de gobierno de 10 por ciento o menos.

El sacrificio no parece ser poco, pues Baqueiro ratificó que el propósito es alcanzar en el 2003 los mismos niveles de inflación de los socios comerciales, es decir de 2 o 3 por ciento anual, mientras hoy esa tasa es de 16.58 por ciento.