Arturo Alcalde Justiniani
Violencia laboral: eterna impunidad

PREGUNTAS: ƑQuién responde por los 40 heridos provocados por la CROC en el recuento laboral llevado a cabo en la empresa Coca-Cola de Tabasco? ƑQuién puede poner límites a la actitud gangsteril que en cada recuento, alegre, pública e impunemente asumen los líderes del sindicalismo oficial de nuestro país? Seguramente, como siempre, estos actos quedarán sin castigo, porque estos delincuentes son intocables, y en un modelo laboral como el nuestro tal violencia se considera un mal necesario, casi natural.

Las posibilidades de representación sindical legítima en nuestro país son casi imposibles; obstáculos para los registros sindicales, tardanza sin límites a los juicios para cambio de sindicato, renovados requisitos administrativos, supuestamente autorizados por el llamado diálogo obrero-empresarial de la nueva cultura laboral, para no dar trámite legal a dichos reclamos; y en el heroico supuesto de que un gremio logre superar este moderno calvario, se le aplica la medicina final: la violencia directa en el recuento, mediante la toma de la fábrica, obviamente con el consentimiento de la empresa ųcuando de defender a su sindicato se trataų, la contratación de golpeadores plenamente identificados en el medio y la complicidad de las autoridades encargadas de poner el orden. Finalmente, impera la regla de oro que ca-racteriza al modelo laboral mexicano, misma que le ha otorgado el estatus internacional del sistema más ilegítimo del mundo: la empresa decide casi siempre qué sindicato debe ser el titular del contrato colectivo.

ƑPor qué el tema del sometimiento laboral es siempre intocable y hay una resistencia incluso de los gobiernos originados en partidos de oposición para atacar de fondo las causas que lo generan? ƑCómo puede el precandidato presidencial Manuel Bartlett convertir a la misma CROC en el símbolo más representativo de su campaña política? Son interrogantes que debieran plantearse si seriamente se pretende fortalecer la vida democrática del país, la cual encuentra su expresión más elemental en el espacio coti-diano de la mayor parte de la población: sus propias fuentes de trabajo.

La indefensión obrera está llegando a límites extremos: la subcontratación de personal se considera la técnica más creativa de administración laboral, abaratando salarios e incrementando inseguridad, creando un submundo de trabajadores, desconocidos por el propio patrón que se beneficia de sus servicios. Abogados empresariales complementan sus ingresos con contratos colectivos de protección y formas sofisticadas de sustitución patronal, que no es más que un acto de simulación que sólo busca rehuir la respon-sabilidad laboral de los empleadores. Crece el ejército de los mal llamados trabajadores de confianza y personal contratado civilmente bajo la modalidad de "honorarios", al grado que la propia Secretaría de Hacienda y Crédito Público ha creado la contradictoria figura "honorarios asimilables a salario", y en el sector público los funcionarios de la Secretaría de la Contraloría y Desarrollo Administrativo violentan con ropaje admi-nistrativo las más elementales garantías la-borales, apoyadas en recientes jurisprudencias de la Suprema Corte de Justicia, que prácticamente han enterrado el derecho la-boral burocrático.

ƑQué ofrecen los partidos políticos para superar esta vorágine en contra de la calidad de vida de la población trabajadora? ƑQué propuestas específicas sugieren para lograr la concertación entre los factores de la producción, en beneficio de un salario remunerador, de una productividad racional y de una auténtica nueva cultura laboral? ƑQué tanto están dispuestos a promover la libertad de asociación? Son preguntas que tendrán obligación de responder, no sólo con declaraciones vagas, sino con compromisos puntuales, si es que pretenden lograr la confianza del voto en un entorno de desilusión generalizada. Los obstáculos para la libre organización están claramente identificados: unos derivan de las propias autoridades, que entienden como obligación propia proteger las formas de control existentes; otros, de una cultura empresarial siempre desconfiada y temerosa de la libre participación de los trabajadores, considerando que tienen el derecho para intervenir y decidir la vida de sus formas gremiales y, en el interior de las organizaciones sindicales, la impunidad para realizar toda clase de vejaciones, que parten de la contratación colectiva, al margen de la vo-luntad de los trabajadores, se consolida en el robo de cuotas y del patrimonio gremial y se fortalece con una ilegítima representación en el orden político y en los organismos tripartitas de justicia laboral y seguridad social.

Difícilmente los trabajadores van a creer en promesas de partidos que, en el ejercicio del gobierno, no han asumido la responsabilidad de combatir la impunidad, promover la libertad de asociación, facilitar la transparencia y en gene-ral realizar acciones para que, mediante el respeto al estado de derecho, se supere la angustia e indefensión que sufren.