* Recital enfebrecido en el Auditorio Nacional


Afro Cuban All Stars refrendó la gloria de la música de la isla

* Mañana, en el Zócalo, el grupo hará realidad los sueños

Pablo Espinosa * Sabrosa membresía: desde hace un par de años todos somos miembros del Buenavista Social Club, hermandad de la sangre y de la carne, de la solfa y del sudor, de la cadera que se bate en acompasado diapasón en la butaca, en la sala de la casa ante altavoces, en el escenario que es el fin del mundo pero que vuelve a comenzar cada vez que empieza un son, se arrastra serpenteante una guaracha, se achica un cha-cha-cha, se crece, erguida, erecta, abrasadora, la energía sexual de un son montuno. Desde que hace un par de años revivieron las glorias en La Habana: a saber, la música clásica cubana, la dignidad de los músicos de la isla y, entre una serie de abalorios sinfín, el sonido de las big band afrocubanas de los años cincuenta, todos somos Buenavista Social Members Club. Y hasta, ya casi, hablamosinglé, chico.

Agasajo del sonido

La noche del jueves quedó por vez enésima y gloriosa refrendado lo anterior. Lo será, de manera histórica, el domingo a partir de las 17:00 horas en el Zócalo de la ciudad más grande de la canica, que rueda y rueda y rueda jubilosa desde hace un par de años con la música de los Afro Cuban All Stars, que harán su música, gratis para todos, la tarde dominical de un sueño hecho realidad. Buena Vista Social Club para todos, gratis, la tarde del domingo. Para todos, para quienes la música cubana ha sido desde siempre un sortilegio y también para los snobs y los que han descubierto apenas el agua tibia. Para todos.

Mientras, la noche del jueves fue una fiesta fabulosa. El Auditorio Nacional repleto de una multitud enfebrecida por el agasajo del sonido de las grandes bandas de los años cincuenta (Chico Farril, Machito, Mario Bauzá, Orquesta Riverdale, et al) redivivo merced al genio de Juan de Marcos, quien conjuntó a una orquesta de estrellas (Omara Portuondo, Teresita García Caturla, Rubén González, Ibrahim Ferrer, Cachaíto López, Manuel Licea Puntillita, Amadito Valdez, et al) y el resultado es un aluvión de maravillas: tres hileras de músicos, hasta sumar casi una veintena, cuatro generaciones de músicos cubanos, tanto las viejas glorias, irrepetibles, como los jóvenes relevos. Una noche que será posible revivir el domingo por la tarde en el Zócalo.

Mientras, otra cuenta del juego de abalorios: la opulencia de sonido, la magnificencia musical de los Afro Cuban All Stars recuerda otra época dorada de la cultura musical del mundo: la era de las Fania All Stars, que en su momento también recuperaron el sonido de oro de las estrellas del siglo entero: las big bands afrocubanas de la década de los cincuenta.

En el Buena Vista Social Club la vida sí es vida, chingao. šAfiliáos, mortales!