Luis González Souza
Convergencia universitaria

LA HORA DE LA VERDAD parece haber llegado a la UNAM. Tomó casi medio año de huelga pero por fin llegó. Ahora ya sabemos que, en efecto, hay poderosos intereses en busca de que desaparezca ųvirtual o literalmenteų el pilar del sistema educativo mexicano. Son los mismos intereses que, lejos de ayudar a la finalización de la huelga, ahora la aprovechan para lograr su cometido.

La hora es, pues, de vida o muerte para la UNAM. Y la verdad por fin aflorada, es la de una profunda polarización no entre ultras y moderados, sino entre universitarios y antiuniversitarios. En el primer equipo ali-neamos una indiscutible mayoría de estudiantes, académicos y trabajadores que no sólo queremos preservar la universidad. También queremos revitalizarla como lo que es: el último asidero que queda a México para impulsar una educación masiva, crítica y comprometida con la solución de los problemas nacionales. O dicho rápido, la última palanca para salir del subdesarrollo.

Si bien minoritario, el equipo de Los Antiuniversitarios juega con uniformes muy distintos, aparte de tener comprado al árbitro-gobierno y a los abanderados de la desinformación. Juego con porros, orejas y provocadores (la ultra profesional, pues), lo mismo que con burócratas despóticos, caza-huesos dentro y fuera de la universidad, tapetitos y mercaderes encubiertos. Y es que acabar con la UNAM, así sólo sea desfigurándola, resultaría un suculento botín para muchos. Sería el mercado de siempre tan deseado por los empresarios de la educación (universidad-negocio). Liberaría presupuesto para las prioridades del neoliberalismo (universidad-descarga). Sería otro triunfo de darwinistas y racistas (universidad-privilegio). Complacería a quienes promueven la plena desnacionalización de México (universidad-colonia). Y acabaría con el pensamiento crítico, harto disfuncional para la salvaguarda del botín (universidad-vegetal). En lugar de mantener una costosa y criticona UNAM, los antiuniversitarios buscan una Monoversidad (sin pluralismo y con puros monos) Desnacional Autosubyugada de Ex-México (MDAE en vez de UNAM, gatos en lugar de pumas).

En ese juego mortal, para la UNAM y tarde o temprano para el país, ya nadie puede quedarse en la tribuna. Urge que, sin tapujos, cada quien se integre al equipo de su preferencia. El ingreso a Los Universitarios sólo requiere una autocrítica y un reconocimiento: ante la pasividad de los demás, los estudiantes han tenido que esta-llar otra huelga para frenar la desfiguración de la UNAM. Pero los estudiantes no son todopoderosos, ni los únicos responsables de nuestra Universidad. Es hora, no de re-levarlos, pero si de reforzarlos desde todas las trincheras en verdad universitarias.

Inclusive desde el Consejo Universitario, pues es preciso romper de una vez por todas el perverso círculo del gobierno medieval: "Sólo se admiten cambios en el marco de la institucionalidad universitaria", pero resulta que su pieza clave, el CU, obstruye los cambios al comportarse como un feudo del señor rector. Afortunadamente, ya asomó un grupo de consejeros disidentes. Su papel (y su responsabilidad) podría ser histórico, si es cierto que los grandes cambios pasan por fracturas cupulares. Todavía más afortunado es el nacimiento de Convergencia Universitaria, que es una confluencia plural de estudiantes, trabajadores, académicos y tal vez hasta de los consejeros que, dignamente, han dicho šbasta de un gobierno medieval! Confluencia simplemente con miras a defender, pero en serio, a la UNAM. Es decir, no a través de campañas publicitarias ni de contrarreformas autoritarias como las de los últimos años. Más bien a través de la única divisa de los universitarios: el debate abierto, inteligente, constructivo.

Los primeros pasos parecen ya estar claros. Uno, impedir que se vuelva a romper el inicio de diálogo entre el CGH y las autoridades, ahora representadas por una "comisión de contacto" del CU. Y dos, asegurar que ese diálogo conduzca a la revigorización democrática de la UNAM, codo a codo con una solución digna y fértil de la huelga. Alto, pues, al empeño de alargar el conflicto para acelerar el desmoronamiento de nuestra institución. Ya bastante se ha desmoronado nuestro proyecto de nación. Y para reconstruirlo, sin duda se necesitan instituciones como la UNAM y luchas como las de los estudiantes (máxime hoy, que es 2 de octubre).

 

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