El PAN y, en mayor medida su candidato Fox, no manejaron bien la cuestión de la llamada alianza opositora. Primero aceptaron la composición de un consejo ciudadano, y luego lo descalifican cuando su propuesta no fue la que ellos querían. Un "argumento" fue en el sentido de que en vez de una tercera propuesta, este consejo presentó una combinación de las dos existentes. ƑAcaso sí se hubiera aceptado, por ejemplo, la de echarse un volado, para citar un caso ya mencionado? ƑAcaso puede haber, en el momento actual, algo aceptable que excluya totalmente el voto ciudadano y que, además, excluya totalmente las encuestas?
Esa alianza, sin embargo, puede no estar muerta, aunque es claro que no habrá un candidato común a la Presidencia. Uno de los puntos a la vista, muy importante, es el del presupuesto para el año 2000, del cual la Cámara de Diputados demanda que se entregue ya, y no hasta el 15 de noviembre como ha sucedido en los últimos años, sin tiempo suficiente para procesar adecuadamente un documento tan largo y complejo. Es de esperarse que, en esta ocasión, el PAN use su capacidad de voto para algo mejor que un arreglo de última hora con el PRI, como en los dos años anteriores, por dos razones:
Primera, porque el costo político de haber apoyado la propuesta oficial de que la deuda del Fobaproa, del rescate de los banqueros, se cargue a los contribuyentes fue enorme. En las elecciones locales que hubo en los siguientes meses, la votación del PAN se desplomó.
Segunda, porque ya van varias veces en que el PRI se compromete con el PAN a esto y a lo otro, y luego no cumple. La expresión más reciente fue la ofrecida reforma electoral, que finalmente no se dio. El PAN tuvo que cargar con los costos políticos sin obtener a cambio lo prometido. Si el PAN vuelve a buscar o aceptar un acuerdo así, unos meses antes de la elección nacional, el costo político sería todavía mayor.
Todo esto tiene relación con otro tema muy comentado en las últimas semanas: el de si la campaña debe excluir ataques personales y basarse en propuestas. Es claro que la confrontación de alternativas es lo más positivo, pero también lo es que los ataques han tenido más resonancia en los medios de difusión, y que despiertan más interés en sectores de la ciudadanía. Aunque sea en el corto plazo, esto da una ventaja a quienes se van por lo llamativo y espectacular.
Pero también hay otro elemento: mucha gente no confía ya en las palabras. Como las tres principales fuerzas políticas tienen ya un papel importante en la vida del país, gobernando entidades y teniendo un peso de consideración en las decisiones legislativas, sus hechos son la medida principal de la credibilidad de sus declaraciones. Y aquí es donde regresamos al tema inicial: llegar a un presupuesto diferente del que el Ejecutivo mande a los diputados, que represente mejor los intereses de la mayoría de la gente, es un punto importante a favor de esa credibilidad. Al mismo tiempo, refuerza la identidad propia de quienes lo logren.
En las próximas semanas veremos si se actúa con esta racionalidad.