Ť El ex rector y Barnés soslayaron los grandes consensos del congreso de 90


Sarukhán obstruyó la democratización de la universidad: ex líderes ceuístas

Ť Han buscado borrar de la conciencia de los universitarios que hubo un movimiento estudiantil "victorioso"

Elena Gallegos /VI y última * Aunque los resultados del Congreso Universitario se caracterizaron como un "empate técnico", lo cierto es que durante el mismo se ratificó el pase automático, se rechazó que las cuotas fueran revisadas, más de 700 congresistas se manifestaron por que el bachillerato permaneciera "integrado" a la institución, no pasaron los exámenes departamentales y la Ley Orgánica dividió las posiciones de los delegados: 49.2 por ciento se declaró por mantenerla y 46 por cambiarla, en lo que fue la primera y única votación secreta.

El CEU proclamó que los debates y posturas registrados revelaban la urgencia de modificar la estructura y los órganos de gobierno en la UNAM. El último día de trabajo, cuando por indicación de la rectoría el "no pasa" se instruyó a los directores de facultades e institutos, los delegados que representaban esa expresión se opusieron a la declaración de principios que había hilado finamente una comisión plural encabezada por el doctor José Laguna y el maestro Adolfo Gilly.

Esa postura fue secundada ųmediante la abstención o el voto en contraų por algunos sectores de la Coordinadora de Izquierda, en la que se agrupaban brigadistas y miembros de otros colectivos estudiantiles de líneas más duras. Oscar Moreno define así lo ocurrido:

"Los términos de la declaración constituían la plataforma idónea para impulsar la democratización de los órganos de gobierno, entre otras cosas. La ultraderecha y la ultraizquierda universitaria se dieron la mano y la votaron en contra. Sin tener mayoría resultaron, sumando sus votos, ser una minoría suficiente para vetar lo que podía haber sido el gran acuerdo del congreso. Al echarla abajo cancelaron la posibilidad de avanzar hacia la reforma del gobierno de la universidad."

Un par de meses antes de que el congreso se efectuara, la rectoría envió a los directores de escuelas, centros y facultades el proyecto que defendería en el acto. En él se enumeraban 54 líneas por las cuales se podría votar a favor. Ese capítulo fue denominado: "Lo que sí..." También se precisaban 12 puntos que no podrían ser cedidos. Ese capítulo se llamaba: "Lo que no..."

Entre lo que no podía pasar estaba la separación de los bachilleratos y las ENEP, los cambios en la reglamentación del pase automático (aunque a la luz de lo que hoy sucede eso parezca increíble), la reforma a la Ley Orgánica, la desaparición de la Junta de Gobierno, la modificación de la matrícula y la elección universal y directa de las autoridades.

Entre los planes del rector estaba revisar las cuotas. En enero de 1990, Sarukhán advirtió que durante el congreso la comunidad tendría que analizar "sensata y cuidadosamente" ese asunto. Explicó que "por cada peso de los 250 que nos ingresan por este concepto, nos cuesta cinco pesos cobrarlo". Pero la comunidad no lo dejó pasar. Quedó claro que ese tema era uno de los más espinosos, que su sola insinuación podía polarizar, o de plano, confrontar a los distintos sectores.

cgh-marcha-2-octubre-jpg Las conferencias temáticas fueron el primer acto académico ese año de congreso en la UNAM. En ellas participaron 88 distinguidos universitarios. Al inaugurarlas, Sarukhán dijo que en el esfuerzo de transformación no se podía caer "ni en la autocomplascencia que sólo sugiera cambios cosméticos, ni en la autodenigración destructiva que torpemente ignore lo que la UNAM ha sido.

"En el camino al congreso ųprecisóų la intransigencia cedió paso a la razón y a la búsqueda de consensos. Si en la organización del congreso no tuvieron cabida las actitudes contestatarias, tampoco ahora en su concreción la tienen las que claman ganarlo sólo para un sector."

Correspondió a Pablo González Casanova impartir la primera del ciclo. La llamó: "Pensar en la universidad". Como preámbulo definió: "Para pensar en la universidad lo primero que tengo que hacer es amarla, amar lo que ha sido y es, y la nueva vida que llega. Es un problema pascaliano. Pensar la universidad no es algo puramente racional. Se necesita usar el cerebro, el corazón y la voluntad. Pero esto último, la voluntad, supone que el amor a la universidad va a revelar tesis encontradas, ideas opuestas y temas a debatir".

Ruy Pérez Tamayo, Adolfo Sánchez Vázquez, Ana María Cetto, René Drucker, Marcos Moshinsky, Arturo Warman, Carlos Monsiváis, Marcos Kaplan, Luis Javier Garrido, Arnaldo Córdova y Manuel Peimbert fueron algunos de los personajes que expusieron sus conceptos en ese ciclo. La comunidad estaba en plena efervescencia y discutía ya los caminos que tomaría para transformarse.

No obstante el ambiente, durante los meses previos al acto, que le había tomado construir a los universitarios más de tres años, lejos de difundir su importancia y sus posibles alcances, la rectoría redujo la difusión. Para Antonio Santos eso tuvo un sentido: "Deseaban encerrar el congreso en la universidad e impedir que sus discusiones repercutieran en la opinión pública nacional".

De enero a mayo la UNAM vivió las elecciones de los delegados y las discusiones en los foros locales efectuados en centros y escuelas. Así llegó el 14 de mayo. Contra lo que se esperaba, la declaratoria inaugural estuvo a cargo del presidente de la primera mesa de debates, Jorge Madrazo. Fue hasta que pasó ese momento cuando arribó al Frontón Cerrado de CU, adaptado como sede, el rector José Sarukhán. Leyó un brevísimo discurso ųle tomó tres minutos hacerloų y abandonó el sitio ante la sorpresa de muchos.

El rector dijo a los congresistas: "Somos actores de la historia de nuestra universidad: seremos, consecuentemente, objeto de su juicio... En buena parte, el futuro de nuestra institución podrá definirse en este congreso".

Imanol Ordorika dice ahora: "šNo querían el congreso y no querían que el congreso transformara nada! šSarukhán le tenía pavor! Ni siquiera lo inauguró y salió huyendo. Francisco Barnés de Castro ųquien presidió una de las mesasų estaba también en esa lógica de no permitir que salieran cosas de la discusión".

La primera sesión fue muy difícil. Integrantes de la Coordinadora de Izquierda y maestros de los CCH impugnaron más de 40 de los 53 artículos que contenía el proyecto de prácticas parlamentarias elaborado por la Comisión Organizadora del Congreso Universitario (COCU). El intercambio fue áspero. Incluso los inconformes, encabezados por el maestro Javier Zenteno, se apropiaron del micrófono y lanzaron improperios a quienes defendían el proyecto y pedían se pasara ya al debate en las 11 mesas en que se clasificaron los asuntos relacionados con el destino de la universidad.

Más de diez horas duró la disputa sobre la composición de las comisiones, las inasistencias, los retardos y el registro de oradores. En la noche, la sesión se tuvo que dar por concluida sin que los congresistas lograran siquiera fijarse normas. Otro de los puntos que causó irritación fue la propuesta de Ordorika ųfrente a la posibilidad de que se retrasaran los trabajos y el tiempo fuera insuficiente para debatir a profundidad todos los temasų de que el congreso se declarara en sesión permanente si el 4 de junio (fecha para la clausura) quedaban acuerdos pendientes.

Al día siguiente, y luego de la farragosa experiencia, Juan Ramón de la Fuente ųentonces coordinador de Investigación Científica y hoy secretario de Saludų señaló que "más allá del insulto y el vandalismo" subsistía la "universidad inteligente".

A su vez, Miguel José Yacamán ųex director de Física y actualmente director del Instituto Nacional de Investigaciones Nuclearesų acusó de fascistas a los jóvenes que en la sesión inaugural habían lanzado insultos a los oradores. Se supo también que un grupo de congresistas se había reunido muy temprano con el rector ųesa misma mañana, antes de que los trabajos se reanudaranų para externarle su preocupación por el giro que estaban tomando las cosas.

Cuando un buen número de delegados se inscribía en la lista de oradores para condenar a los brigadistas, pidió la palabra Adolfo Gilly, y de manera contundente evitó la andanada aclarándole al pleno: "šEs erróneo usar el término de fascistas para esos muchachos que también forman parte de la universidad, aunque no estemos de acuerdo con lo que hicieron!"

Alfredo Velarde ųdurante el congreso formó parte de la Comisión de Actas y Acuerdos y hoy es uno de los actores del actual conflictoų se levantó a defender a sus compañeros de la coordinadora: "Hoy somos los vándalos de la película. Nos hacen objeto de una cacería de brujas, pero estamos aquí para avanzar. Nos quieren hacer aparecer como provocadores, pero no venimos aquí a quedar bien con la universidad de traje y corbata, de la que šya estamos hasta la madre!"

Finalmente se logró el consenso, se aprobaron las normas parlamentarias y los congresistas se dividieron en las 11 mesas de debate. A esas alturas había ya cuatro escaños vacíos. Dos fueron declarados desiertos desde las elecciones porque no se presentaron candidatos en los posgrados de Aragón y la ENAP. Y dos más por renuncias personales. Una de ellas, la del profesor emérito Ignacio Burgoa Orihuela. Esta causó escándalo, ya que para ausentarse argumentó no poder cumplir con los horarios fijados.

Los temas que se debatieron por mesa fueron los siguientes: universidad y sociedad; formación académica y profesiones; estructura académica; relaciones y métodos de enseñanza-aprendizaje; ingreso, permanencia, promoción y titulación; infraestructura y condiciones materiales de estudio y para la labor académica; carrera académica; investigación; extensión, difusión y métodos de comunicación; gobierno, administración y legislación, y patrimonio, financiamiento y presupuesto. Todo se abordó.

En uno de los más ríspidos debates que se suscitaron en la mesa 10, ganó la posición de desaparecer a la junta ų37 votos contra 34ų, pero las dos propuestas se llevaron a la plenaria. Debe recordarse que sólo con dos terceras partes de los delegados presentes se podía sacar un acuerdo de congreso. Para instalar el quórum se requería que estuviera en el salón 75 por ciento de los congresistas.

En esa mesa hubo un conato de enfrentamiento, cuando estudiantes de la coordinadora ingresaron al recinto para exigir la reinstalación del maestro de la Facultad de Ciencias Javier Fernández, dado de baja 12 años antes. Ordorika pidió que se diera una salida al problema, pero tanto José Narro como Jorge Madrazo se opusieron. "šNo nos pueden salir con esto ahora!", se quejó Narro.

De regreso a las plenarias y luego de interminables discusiones, los delegados aprobaron la creación de los consejos académicos por área, considerado entonces uno de los más importantes acuerdos; la instalación de un canal de televisión de la universidad y el apoyo a los estudiantes de escasos recursos, entre otros. Sin embargo, no se levantaron consensos en asuntos nodales como el referente a la Ley Orgánica, lo que devino frustración para muchos de los protagonistas.

En el Frontón Cerrado, el punto más crítico se vivió cuando los directores de Física y de Odontología, José Yacamán y Javier Portilla Robertson, bajaron hasta donde estaba la mesa de debates para patear carteles puestos por los jóvenes. En uno de ellos aparecía de rodillas el rector pidiendo al cielo: "šPor favor, diosito, asambleas no, no y no!" Eso provocó la ira de las autoridades. De la Fuente advirtió: "La tolerancia tiene un límite".

Con la perspectiva que da el tiempo, Santos, Ordorika y Moreno convienen ahora: "En el congreso resultó contundente que la comunidad no quería cuotas ni cancelación del pase automático. Tampoco el desmembramiento de la universidad y sí, en cambio, su transformación académica, su actualización administrativa y de gobierno. Sin embargo, José Sarukhán se encargó de polarizar la situación para obstruir cualquier acuerdo que fuera en ese sentido.

"No sólo eso, Sarukhán primero y Barnés después, hicieron caso omiso de los grandes consensos registrados en el congreso. Incluso, los vaciaron de contenido ųmencionan el caso de los consejos académicos por áreaų, porque ellos siempre han buscado borrar de la conciencia de los universitarios que hubo un movimiento estudiantil, que éste resultó victorioso y que hizo posible un Congreso Universitario."