n Primera de 5 funciones
La muerte se va a Granada, por fin en el Cervantino
Angel Vargas, enviado, Guanajuato, Gto., 6 de octubre n Con un año de retraso y envuelta en un halo de críticas adversas de los especialistas, por fin llegó al Festival Internacional Cervantino (FIC) La muerte se va a Granada, obra de teatro que Fernando del Paso escribió en memoria de Federico García Lorca.
Esta puesta en escena, por diversas razones, entre ellas la falta de presupuesto, no pudo ser estrenada en la anterior versión del Cervantino, como originalmente se proyectó para conmemorar el centenario del natalicio del poeta granadino.
El estreno ocurrió el pasado junio, con la dirección de José Luis Ibáñez, en la ciudad de México. Desde ese momento, la crítica especializada señaló que el texto dramático ''no funcionaba" y si bien reconocía a Del Paso como excelente escritor, le cuestionó su faceta de dramaturgo.
Con las cinco funciones que ofrece en el Cervantino, el montaje -cuyo costo fue de un millón de pesos- concluye temporada. Previo a la primera de esas presentaciones, efectuada la tarde-noche del martes, en el Teatro Cervantes, los 19 actores del elenco manifestaron su tristeza de que las opiniones adversas y ''un tanto injustificadas" de los críticos hayan provocado, en gran medida, el fin de la obra.
''La respuesta del público es la que nos indica por dónde vamos. Respetamos la crítica, es interesante qué se dice, pero de lo que leímos no tenemos elementos para mejorar nuestro trabajo. Eso es lo que quisiéramos de la crítica, un elemento de trabajo mejor."
Mítico y redentor
Martes, primera función cervantina de La muerte se va a Granada: el telón sube luego de un retraso de 20 minutos, provocado por confusiones entre los acomodadores para asignar lugares. Para el recuerdo queda que entre las personas que ocupaban asientos distintos a los asignados en sus boletos estaban el autor de la obra, Del Paso, y el director del FIC, Sergio Vela, lo que provocó ligero descontento en las personas a las que correspondían esos sitios.
Escrita en verso, la trama presenta diversos ángulos sobre el poeta español en los últimos instantes de su vida; se le inscribe como un ser mítico, un tanto redentor y alejado de toda condición humana.
Mientras que en el primer acto la imagen del García Lorca que se presenta es la de un hombre muy apegado a sus convicciones e ideales, un tanto exagerado e histriónico, burdo; en el tercero se le resucita para a la postre glorificarlo, en un final kitsch.
El acartonamiento y exageración en los ademanes que Diego Jáuregui (García Lorca) evidencia en el primer acto, devienen cuadros escénicos magistrales en el segundo, como el monólogo en el que habla con Dios y con el cual concluye la penúltima parte de la obra.
Luego de casi dos y media, la puesta en escena llega a su fin. El público aplaude, pero no llega a la ovación.
Presente en el estreno cervantino y al final de éste, Del Paso señala que aunque el montaje está más logrado, existen aún pequeños aspectos que mejorar para las siguientes cuatro funciones. Externa que siempre se ha sentido contento con la puesta en escena de Ibáñez y con la interpretación que hace Jáuregui del vate hispano. Indica que el perfil de Federico García Lorca que ofrece es el de una persona llena de vida e intenso, cuyas alegrías, tristezas y pasiones le brotan por los poros.
La muerte se va a Granada ya está en el Festival Cervantino.