n Marchan cerca de 400 y realizan dos mítines frente al cuartel del río Euseba


Exigen indígenas el retiro militar de La Realidad

n Intimidación, objetivo de patrullajes, aseguran zapatistas que caminaron por más de tres horas

Jesús Ramírez Cuevas/Especial para La Jornada, Río Euseba, Chiapas n Unos 400 indígenas simpatizantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) realizaron una marcha y dos mítines frente al cuartel militar instalado a orillas de este caudaloso río para exigir el retiro de los soldados destacados en este lugar, distante a cinco kilómetros de La Realidad, reconocido bastión zapatista.

Desde el Aguascalientes de La Realidad, los campesinos zapatistas caminaron más de tres horas hasta llegar a su destino. A lo largo del trayecto se fueron sumando otros grupos de indígenas de las comunidades cercanas. La columna se fue alargando en silencio, sus pasos sonaban como el rumor de las hormigas en medio de la selva.

Antes de salir del pueblo, un convoy con 20 vehículos militares hizo su recorrido cotidiano por el camino. Uno de los participantes de la manifestación comentó: "dicen que el convoy es para abastecer a los soldados que están en el río Euseba, pero la carretera está cortada desde hace una semana y siguen pasando, eso quiere decir que son pretextos para justificar su patrullaje que es para intimidar a los campesinos".

Con los rostros cubiertos por pasamontañas, los indígenas, bases de apoyo del EZLN, rompieron la quietud de esta región selvática al llegar al cuartel militar del río Euseba, construido en ambas orillas del afluente, uno de los más importantes de la selva Lacandona. Al frente de la marcha zapatista una pancarta llevaba su mensaje: "Soldado, tú también eres parte del pueblo explotado".

Decenas de hombres, mujeres y niños tojolabales aparecieron por el camino coreando consignas en favor del EZLN y en contra de la militarización de sus tierras. Al frente de la singular marcha, un pequeño grupo cargaba una bocina y un modesto aparato de sonido alimentado con una batería de automóvil. Este acto fue la continuación de las protestas contra la presencia militar en las regiones indígenas de Chiapas.

"Soldados, les venimos a decir que estas tierras son nuestras, alimentan a nuestros hijos, las hemos cuidado y trabajado por años: por eso hoy les decimos, les exigimos que se salgan de ellas", dijo Rufino, uno de los indígenas que habló en los uno de los actos. Una mujer joven señaló más adelante: "Somos campesinos y tenemos poca tierra, por eso no nos conviene que nos quites lo poco que tenemos".

El general Chavero, quien está al mando de este destacamento, estaba nervioso: primero ordenó la presencia de policías militares con macanas, cascos con visera de plástico y lanzagranadas de gas lacrimógeno que se apostaron frente a los tanques que resguardan la entrada de este cuartel de campaña. Cuando verificó personalmente que se trataba de un acto pacífico ordenó el retiro de su personal armado y sólo quedó él con unos cuantos soldados más a la entrada del cuartel. Tras la cerca, decenas de militares se asomaban para ver y escuchar a los zapatistas. En los puestos de vigilancia que se alzan tras el muro, se encontraban varios militares que también escuchaban atentos.

"Esta invasión es una provocación", "soldado defendiendo al opresor te has vuelto invasor", "soldado, detente y escucha, únete al pueblo que lucha", gritaban los zapatistas, mientras hombres y mujeres encapuchados repartían los volantes que también recibió el general.

Este campamento del Ejército Mexicano, el más cercano a La Realidad, fue instalado en 1995, tras la ofensiva militar de ese año. Primero ocuparon una de las orillas del río Euseba. Pero después de que se construyó el puente para comunicar Ocosingo y Las Margaritas, el año pasado se establecieron en ambos lados del río. A la entrada un letrero advierte: "base de operaciones" del Ejército Mexicano. Las instalaciones son numerosas construcciones de madera en medio de la vegetación tropical. A simple vista recuerda las imágenes de la guerra de Vietnam. Ahí se encuentran varios cientos de soldados, la mayoría son tropas especiales de asalto, equipadas con tanques, vehículos anfibios, morteros y ametralladoras.

Humberto, uno de los indígenas que encabezaba la manifestación, lanzó un mensaje a los militares: "Soldado, rebélate, desobedece, incumple a aquél que te ordena hostigar a tu pueblo, šsomos tu misma gente!, por nuestras venas corre la misma sangre, no obedezcas al tirano que te ordena perseguir, hostigar, asesinar, robar a tu pueblo pobre, que lucha por sus derechos".

"šChiapas no es cuartel, fuera Ejército de él!", entonaban los indígenas mientras el orador principal recordaba: "Zedillo sólo quiere hostigarnos y rendirnos por cansancio, por eso está llenando de soldados todas las comunidades indígenas".

Al término de los discursos, los indígenas prendieron una grabadora para hacer escuchar consignas grabadas. Después continuaron su marcha hasta la entrada del otro campamento ubicado pasando el río. Ahí realizaron otro mitin. "Luchamos por su bien y el de sus familias, no somos enemigos". "Piensa, soldado raso, seguro eres hijo del pueblo pobre", les dijo a los militares una muchacha de vestido colorido.