n La incertidumbre fortalece nuestro orgullo y nos une como grupo, afirma


Necaxa se está convirtiendo en un equipo mártir, dice Raúl Arias

n Enrique Borja asegura que si tuviera dinero compraría la franquicia de Rayos

Marlene Santos A. / III n "A mucha gente le cayó de sorpresa que llegara casi un desconocido a un equipo importante, pero yo llegué con ilusión y grandes deseos", dice Raúl Arias, quien en el torneo Invierno 97 se sumó como auxiliar al cuerpo técnico de Manuel Lapuente, tras haber dirigido al Correcaminos.

No fue fácil para Arias. "Llegó Luis Hernández un poquito en el fracaso porque no tuvo mucha oportunidad de mostrarse en el Boca Juniors, nos mandan a Cuauhtémoc Blanco, medio olvidado por el América... Sin embargo, el equipo creció tanto hasta terminar entre los favoritos; con lo que teníamos nos alcanzó para llegar a la final que perdimos contra Toluca... Sé que el hubiera no existe, pero creo que con Luis Hernández y Cuauhtémoc, que fueron convocados a la selección, hubiéramos robado esa final. Fue un partido anormal, en el que nace como porra la Perra brava y marca, a mi modo de ver, un estilo donde el apoyo del público realmente pesa. Esa derrota nos dolió todo el siguiente torneo...

"Al inicio de la campaña Invierno 98 se da otro desmantelamiento, venden a Luis Hernández, Cuauhtémoc regresa al América, mientras que el Ratón Zárate es devuelto a Rayos. Incluso, América se quería llevar a Salvador Cabrera y a Alex Aguinaga, total que tuvimos que reajustar otra vez. Hicimos una buena campaña, Pedro Pineda era nuestro goleador y Carlos Hermosillo se incorporó ya de cara a la liguilla".

Arias hace una pausa para continuar: "Con todo el dolor de mi corazón decidí dejar en la banca a Pineda y él lo resintió contra mí, contra el equipo, contra todos y terminó yéndose. Pero en esa final pudimos cobrar revancha. Fue algo crítico, porque no podíamos quedarnos en el 'ya merito'. Vencimos a Chivas en su casa, en un partido tan o más difícil como el que sostuvimos en Toluca, de nuevo como visitantes, y ganamos el tercer título de la década".

Sergio Zárate era un ídolo casi a la par de Alex Aguinaga, sus descolgadas por los costados a velocidad le ganaron el mote de Ratón, y a decir de Arias, después de 15 años de estar fuera de su natal Argentina, un poco hastiado y un poco sobrado, porque su nivel económico se lo permitía, dio visos de aburrimiento. Ya no entrenó igual. "Al inicio del siguiente torneo (Verano 99) quiso condicionarme algunas cosas que yo no acepté. Luego quiso intervenir en cuestiones del cuerpo técnico, y ahí ya estaba mal. Cayó en la desproporción y en indisciplinas fuertes que yo Raœl Arias en poco tiempo logr— un t’tulo y un subcampeonato n Foto: Arturo Guerra nunca he tocado.

"Era ya muchísima mi molestia y él ve que a pesar de sus desplantes no había una reacción en contra; el plantel seguía siendo bueno con él, el cuerpo técnico insistió en rescatar al jugador y no valoró eso. Hablé con él, luego le mandé a Aguinaga y a Hermosillo, después lo buscó todo el grupo. Enfrascado en su error no comprendió e interpretó que él era Necaxa y no parte de Necaxa. La gota que derramó el vaso fue cuando quiso recuperar un dinero que la directiva le debía, utilizando al equipo; hizo un lío grande, y él mismo dio la salida... Y ya, sin su arma fuerte que era jugar, su caso fue indefendible.

"Yo creo que va a regresar, y volverá a ser un buen jugador. Ni siquiera se quedó en el equipo Independiente (de Argentina), donde, como él dijo, iba a ganar apenas 30 por ciento de lo que cobraba acá; no agarró equipo. El en este momento va a valorar lo que tuvo en México. Va a regresar, creo, con más conciencia".

El técnico Raúl Arias apunta: "He tratado de mantenerme al margen de lo que se habla, porque es desgastante. No puedes vivir con esa incertidumbre ni transmitirla al jugador. Uno siempre aspira a la estabilidad y trato de no darle importancia, pero no soy ajeno al problema. Veo las dos partes, la de nuestro trabajo y también el de la directiva.

"Este es un equipo de muchas incongruencias, es un conjunto ganador que no encuentra eco en su afición. Los resultados son arrolladores, los títulos, las finales, la cantidad de jugadores que ha producido. Yo no digo que no tenga afición; sí tenemos, pero no va al estadio.

"Es un dilema para la directiva. No es fácil resolver. Pero lo que yo veo es que se puede revertir, porque sin quererlo este equipo se está convirtiendo en mártir. Si llega a concretarse su venta o su salida de la ciudad, va a ser un equipo mártir".

Arias medita y aventura una idea: "Quizá todo es como una puya, para que despierte el verdadero aficionado. Porque si el equipo se vende a una ciudad, la que sea, es solamente el cambio de sede, y Ƒqué va a pasar en el futuro? Estará más identificado en la capital y todo mundo va a pensar en el regreso del Necaxa... Pero esta situación de incertidumbre definitivamente sí le crea publicidad al equipo".

En tanto, para Rayos la meta es la de siempre: estar en los primeros lugares. "Yo he encontrado aquí una especie de amor propio, de orgullo, un decir: 'ƑAh, sí? pues ahora van a ver?'. Esta problemática nos da más identidad como grupo, nos ayuda a unificar criterios. Los muchachos lo han entendido y vamos a sacar ventaja de una aparente desventaja: la incertidumbre, que si la encausamos bien se vuelve un punto de partida, donde nos fortalecemos en el orgullo y decidimos demostrar de lo que somos capaces", remata el timonel.

Arias, además de la mentalidad, explica el buen paso de la escuadra en otro factor; la edad de sus jugadores. "El futbolista que está más convencido de su quehacer no es el más rápido, ni el más fuerte ni el más veloz. Todo parte de la confianza y de la seguridad, y cuando hay madurez es cuando más sabemos, cuando más entendemos este juego y cuando más placer encontramos en el trabajo. Este equipo tiene un promedio de 31 años, la edad ideal para jugar el futbol. Son hombres hechos, listos para cualquier cancha, para soportar cualquier presión y tienen un corazón a prueba de todo... Ojalá que sigan surgiendo jóvenes que ganen madurez a temprana edad, pero esa gente te va a ganar partidos, en cambio, éstos te van a ganar títulos".

Desde luego, Arias no descarta a los jóvenes con talento, pero el método es incrustarlos en el equipo y que entren protegidos bajo la solidez del resto, "así hemos sacado a Cabrera, Milián, Jaime Hernández, Solano, Velázquez y Luis Pérez", de quienes afirma, están para cualquier cosa.

 

Borja lo compraría

 

Enrique Borja admite que en el Comité de Futbol de Televisa se ha hablado en varias ocasiones de la posibilidad de trasladarlo al América, incluso confesó que en junio ofreció su renuncia a la presidencia de Necaxa, la cual no fue aceptada. Por ahora, solicitó a Alejandro Burillo permanecer con Rayos, ''porque quiero darle algo al equipo que me dio la oportunidad de surgir como directivo".

Borja no titubea al exclamar: "Si tuviera dinero, šclaro que compraría al equipo! Yo lo he vivido y he manejado su presupuesto. Se podría realizar muchos proyectos similares a los que se hacen con América. Hay varios planes de mercadotecnia para equipos. La idea es que se mantenga y no salga del Azteca''