n Festival Cervantino


La pareja Artser recibió la máxima ovación en su carrera

Renato Ravelo, enviado, Guanajuato, Gto., 13 de octubre n Los amaneceres de Siberia se llaman, así como en evocación a cierta voluntad cotidiana de superar esa condición adversa del clima, que se traduce en un espíritu y este a su vez se manifiesta en una expresión corporal que, como amuleto, dice las alegrías que por voluntad definen una identidad regional. Al ofrecer su espectáculo, en el Cervantino, recibieron la más grande ovación de su carrera.

Así lo reconocen los esposos Galina y Valeryi Artser, directores artísticos de la agrupación con dos décadas de existencia, que participó en los espectáculos de los Juegos Olímpicos de Atlanta, Estados Unidos, y que ha recorrido buena parte del orbe con esa propuesta plástica entre lo folclórico y lo acrobático.

Vivir en Siberia requiere de sentido enérgico y así lo cuentan los 21 bailarines más Val, que rápidamente destaca y empieza a ser chiflado por cada una de las almas femeninas que buscan estrategias de sobrevivencia al frío de la Alhóndiga.

La escuela de la que surge la compañía, que en realidad la forman más de 60, cuenta con 200 niños, comenta en traducción del embajador ruso Igor Ezhov, el matrimonio Artser. El ballet es un asidero muy importante de identidad regional, agregan.

Difícil resulta creer que en la fría Siberia una boda inicie con ese galanteo afectado o que una cosecha se celebre con tal cantidad de maromas o que las relaciones se plasmen en movimientos tan enérgicos. Lo cierto es que, como con el Ballet Folklórico de México, de Amalia Hernández, la mirada de ciertos públicos siempre agradece que se cuenten mentiras tan vistosas.

 

Inusitado homenaje a Chávez

 

En estricta justicia con la propuesta de Hernández, un mucho ignorada de tan repetida y predecible por los medios nacionales, es más vistosa y espectacular que la de Los amaneceres de Siberia. No obstante, como de seguro le sucederá al ballet folclórico en tierras extrañas, el público ''se les entregó".

''Folk you" parecería ser la consigna de estos grupos: la identidad regional es un asunto de diferencias físicas, de acentos corporales, de brincos al ras del suelo o de múltiples giros.

El grupo tiene una estrella, que es Valeryi Artser, hijo de los directores, quien cuenta con esa gracia especial que concentran y exhalan los bailarines con ángel.

En el proceso de hacer más estética la relación, sin embargo, de repente parece vacío, como una balalaika sin cuerdas. Djalka, dirían los rusos, para lamentarlo.

Por otra parte, el concierto en homenaje a Carlos Chávez fue inusitado. Casi un mosaico de su producción, en el que se interpretó desde aquellas piezas más complicadas hasta el trabajo armónico.

Chávez el artista de poder, interpretado por El Quinteto de Alientos de la Ciudad de México, que dirige Wendy Holdaway, y el Cuarteto de Cuerdas Ruso-Americano.

En el concierto se interpretaron tres soli, esas piezas que buscan que cada instrumento se luzca en uno de los movimientos. La tesis de todos es la ''no repetición", lo que hace estructuras sin esquinas musicales que obligaron a una especial concentración al auditorio semilleno, en el que se extrañaba la presencia de Sergio Vela.

Chávez realizó una pieza que difícilmente se toca por el requerimiento: Suite para cuarteto doble, que condensa lo que aquél hiciera para Martha Graham en el ballet para la hija de Cólquide.